Si hubiera que escoger un Top 5 de los jóvenes con más talento para la actuación en Cuba, seguramente no faltaría Denys Ramos, que de niño empezó imitando a sus héroes de aventuras y dibujos animados y terminó siendo uno de los actores más sólidos del panorama cultural de la isla.
Aunque el personaje que quizás más le ha quedado en la retina al cubano es el de Shidartha, que encarnó en Aquí estamos en 2010, el público y la crítica lo pone en altos lugares en cada una de sus puestas en escena. De la risa al llanto, del bueno al malo, del blanco al negro, se mueve con vasta destreza.
Ahora, en la telenovela cubana de turno, ha complacido a los espectadores en el rol de Fabián, quien debe criar solo a su hijo recién nacido después de morir su esposa. Cualquiera diría que es mentira que todavía no sea padre, tras haberlo visto desempeñándose en el protagónico de la telenovela El rostro de los días, que acabará próximamente.
Con franca nostalgia, le confiesa a CiberCuba que a ratos sueña con sus ídolos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés cantando juntos, y que es un hombre que disfruta servirle de ayuda a los demás, meditar y “tratar de arreglar todo lo que se rompe”.
Según recuerda el artista de 36 años, “desde pequeño abría los juguetes para ver qué tenían dentro y cómo se hacían. Cuando se rompía un carrito o cualquier cosa eléctrica como una radio o una casetera, veía cómo podía arreglarlos. Muchas cosas se quedaban desarmadas, sin arreglo, y otras, alguna vez, las arreglé”.
- ¿Por qué has dicho que actuar es un juego que puede ser “peligroso”?
- Lo primero que me enseñaron mis maestros Adolfo Llauradó y Luis Ubaldo Benítez fue que actuar es jugar, pero jugar en serio. Las circunstancias de los personajes o su psicología nos hacen entregarnos a una realidad que no existe, pero que nosotros la creemos como nuestra durante el tiempo que estemos pisando el escenario, delante de las cámaras o los micrófonos. Por eso muchas veces cuando terminamos de jugar sentimos que nos queda una parte de nuestro pensamiento en lo que acabamos de hacer y poco a poco debemos hacer contacto con nuestra realidad. La cotidianidad, nuestro entrenamiento, nuestro estudio de la psicología humana y de nosotros mismos, nos permite entrar y salir con facilidad, pero mientras más trabajas más realidades te crees, más vivencias diferentes tienes y se vuelve peligroso porque a veces, cuando tienes mucho odio o mucho amor o mucha rabia, los estás sintiendo de verdad. En ocasiones eso nos lacera o nos hace creer en sentimientos que son provocados. Mientras los sentimientos sean satisfactorios como el amor todo está bien, pero a veces los sentimientos son otros y ahí es cuando nos hacemos daño.
- Aún sin ser padre, te ha tocado encarnar a Fabián en El rostro de los días. ¿Cómo fue grabar con un niño tan pequeño?
- La experiencia fue hermosísima. Fue una vivencia que me hizo muy feliz porque no tengo hijos todavía, pero tengo sobrinos y no he podido estar mucho al lado de ellos. Al menos haciendo un personaje de padre pude trasmitir el amor que siento por los hijos de mis hermanos.
- ¿Qué te enseñó ese papel para cuando seas padre? ¿En qué te pareces tú a Fabián?
- Yo tuve que aprender a poner culeros, eso sí. Siento un gran amor por los niños pequeños y creo que seré un buen padre cuando me toque la hora. Me parezco a Fabián en la entrega a la familia y a los amigos y en el amor incondicional a su madre y a su descendencia.
- ¿Por qué consideras que las mujeres en Cuba son a veces más machistas que los propios hombres, como has dicho a raíz de la novela?
- Entramos en un tema que prefiero no tocar con profundidad. En ocasiones las mujeres crían a sus hijos hombres con los pensamientos machistas que han dominado las sociedades en el mundo entero desde hace mucho tiempo ya. No creo que yo sea un especialista ni tengo las estadísticas, pero las cosas que he vivido me han demostrado que todavía aquí tenemos mujeres que creen que el machismo es una filosofía de vida.
- Has expresado que, puesto a escoger, te quedarías con el teatro. ¿Por qué lo prefieres?
- Muchas veces en las entrevistas me han obligado casi a poner que el teatro. En realidad, lo que me gusta es tener en mis manos un personaje que tenga sustancias, jugos, demonios, ángeles, matices y colores para poder desarrollarlo y que su pensamiento y sus acciones sean algo que realmente se necesite mostrar al público. Eso me permite amarlo con más facilidad. Un personaje bien escrito en el teatro, en la radio, en la televisión o en el cine, siempre llena de ilusión y nos da la fuerza para darle todo el amor que lleva, para encarnarlo lo mejor que podamos, sin importar el medio en el que lo hagamos.
- Has afirmado que tienes una deuda con el cine. ¿Existen planes para saldarla? ¿Hay alguien puntual con quien te gustaría trabajar?
- No estoy seguro si la deuda la tengo yo con el cine o el cine conmigo. Me gustaría trabajar en el cine porque es como un músico que no tenga grabado un disco. Espero que pronto me llegue esa oportunidad ya que otras veces cuando he estado a punto de hacer un trabajo para la pantalla grande, por una causa u otra no he podido realizarlo. Me encantaría trabajar con Lester Hamlet en el cine porque ya estoy teniendo con él experiencias en la televisión, con Fernando Pérez, con Jorge Luis Sánchez, etcétera. Con todos aquellos directores y actores del momento que estoy viviendo porque creo que todos tienen algo que decir.
- ¿Hay que ser buena persona para poder ser un buen actor?
- Creo que sí. No se puede tener buenas relaciones de trabajo si eres una mala persona o, mejor dicho, una persona con actos no agradables o repudiables. Considero que las personas no son buenas o malas, sino que tienen actos deseables o no deseables, amables o no. Un actor lleno de odios no puede transmitir amor y viceversa. Esa es la razón por la que creo que un actor debe ser neutro, salvando su personalidad o su carácter, que no tiene nada que ver con cómo sea como profesional. El actor debe ser inteligente, sabio y despierto ante todo aprendizaje. Debe llegar a los sentimientos más profundos de sus personajes y esto solo será posible controlando sus demonios.
- ¿Podría decirse que le prestas tu vida a los personajes?
- Mi vida y la vida de mis personajes no siempre es la misma; muchas veces no se parecen en nada. Trato de vivirlas en el momento que corresponde. En ocasiones vivimos circunstancias que nos recuerdan alguna escena, algún momento o alguna sensación o emoción parecida y entonces debemos controlarnos para diferenciar una cosa de la otra. Muchas veces nos roban la mayor parte del tiempo que estamos despiertos e incluso durmiendo y soñando. Cuando uno está en un proceso de creación se dedica a pensar mucho en el personaje que está elaborando y, por supuesto, uno le pone lo que ese personaje lleve de ti, pero sólo lo que lleve de ti, ni un punto más ni un punto menos. Por eso creo que los personajes roban tu espacio, roban tu tiempo y roban pedazos de tu vida. Yo le doy vida a mis personajes, no sé hacerlo de otra manera.
- ¿Cómo has hecho para no encasillarte, para no aburrirte ni aburrir al público, para que un personaje no se parezca a otro?
- Eso es bastante complicado. Si yo me aburro, me imagino que el público también se aburrirá. Por eso trato siempre de que cada uno de mis personajes tenga rasgos diferentes, aunque se puedan parecer en alguna característica física o psicológica. Me gusta el momento de creación donde me estoy transformando física, intelectual, psicológica y espiritualmente.
- Pareces un actor que se preocupa más por construir el mundo interior de sus personajes, que por el exterior. ¿Es así?
- Realmente el mundo interior de un personaje define muchas cosas. El cómo camina, la mirada, la forma de gesticular, la entonación, la kinesis... Su mundo externo lo define casi siempre su mundo interior. Entonces intento ver todo lo que está dentro y cómo puedo desarrollarlo para hacerlo más rico y poder luego darle forma externa.
- ¿El carisma de un actor nace con él o se forma durante su vida?
- Creo que los actores nos vamos transformando durante el proceso de creación en dependencia de los personajes que nos ha tocado hacer, pero todos nacemos con una personalidad. El carisma lo tienen o no las personas, independientemente de su profesión. Claro que todo este asunto de poder crear y desarrollar otras personalidades dentro de la nuestra nos permite también lograr una mejor comunicación y, por lo tanto, un carisma. No obstante, todos los actores no tienen la misma manera de proyectarse en la profesión y en la vida; ahí está su individualidad y merecen ser respetados por eso, sean “carismáticos” o no.
- ¿A ti no te ha “envilecido” la fama?
- Creo que no, pero si por alguna casualidad usted se da cuenta de algún acto vil derivado de mi fama, por favor, dígamelo.
- ¿En qué lugar pondrías la inteligencia y la sinceridad en la vida de un ser humano y en especial en la tuya?
- Indiscutiblemente es el primer lugar en la vida de todo ser humano y, por supuesto, de la mía.
- Has asegurado que “todo lo prohibido es tentador”. ¿Te han prohibido algo a ti como actor?
- Claro que sí. Me han prohibido muchas cosas y casi siempre he buscado la forma de hacerlo de la manera más inteligente y creativa para salirme con la mía. No siempre se puede, pero lo intento.
- Te has referido a la importancia que tiene también el dinero para un actor. ¿Es el salario que reciben los actores en Cuba una limitante para desarrollar su creatividad?
- Creo que el dinero, es decir, la falta de dinero, se convierte en una limitante para todo. No logramos pensar más rápido y de forma más creativa si tenemos que pensar en resolver las deficiencias económicas para satisfacer nuestras primeras necesidades. Es necesario tener lo básico garantizado para poder dedicar todo tu pensamiento a desarrollar tu trabajo.
- Has comentado que te gustaría vivir en un país con producciones abundantes, donde hubiera dónde escoger. ¿Has pensado probar suerte como actor fuera de Cuba?
- Realmente no. He soñado con poder hacer producciones en el mundo entero. Creo que es el pensamiento de todos. Pero “probar suerte”, no es algo que me motive. Me gustaría más “hacer la suerte” para poder desarrollar mi carrera. No importa en el lugar del mundo que sea. Aunque siempre he esperado poder desarrollarme en mi país y hacer todo lo que deseo en mi vida profesional.
- ¿Qué atractivo tiene para ti la dirección teatral?
- Es un mundo enorme que quiero explorar. Me gusta la dirección de actores. Creo que tengo cosas que decir y me gustaría hacerlo también sentado desde la luneta. Llevar a compañeros de trabajo a experiencias que yo he vivido y que creo que deberíamos disfrutar todos. Espero tener la oportunidad de hacerlo pronto.
- ¿A qué te has dedicado en la cuarentena?
- He estado estudiando proyectos que debo retomar o iniciar en cuanto termine este momento tan difícil que estamos viviendo. También me entretengo viendo cine, series, leyendo, meditando y ayudando a las personas a mi alrededor.
- ¿Cuál es la principal enseñanza que te ha dado el budismo?
- El budismo tiene algo en particular y es que sus enseñanzas son muy propias a nivel espiritual. No tienen nada que ver con lo que se aprende en los libros o en la escuela. La espiritualidad no se explica, no tiene verbos, ni fronteras, es algo muy amplio. En cuanto a los conocimientos sobre lo que le ocurre a uno, el budismo es una filosofía de vida donde no terminamos de aprender, ni de aprehender cosas increíbles, que vienen desde la psicología hasta el misterio del universo.
- ¿Cuál es tu plan post-Covid más inmediato?
- Retomar las filmaciones de la telenovela Tú, dirigida por Lester Hamlet y escrita por Joel Infante y Amílcar Salati. Aunque no me permiten hablar aún sobre ella, puedo decir que estoy loco por terminar de firmarla y que empiece a salir al aire.
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