Santa Hambre, obra del artista plástico cubano Yulier Rodríguez Pérez, refleja el martirio que ha vivido el pueblo cubano con la carencia de alimentos durante 61 años de revolución.
“Uso la simbología de la cruz y el calvario que sufrió Cristo para representar de manera conceptual el hambre que pasan muchos cubanos desde la toma en el poder del régimen comunista hasta la fecha actual”, declaró Yulier a CiberCuba.
Esta obra ya tenía algún tiempo de realizada, pero su autor buscaba integrar y simplificar los elementos que la conforman para transmitir un discurso claro y directo sobre la compleja situación del pueblo cubano con la alimentación y las carencias de todo tipo que se viven.
Santa Hambre, con su cuchara y tenedor clavados sobre un madero en cruz, es una imagen simple a priori, pero con un conmovedor mensaje detrás, que habla de dolor, sacrificio, penurias e injusticias cometidas contra un pueblo que lleva oprimido seis décadas por un gobierno que se niega a ceder el poder y es incapaz de generar riquezas para la sociedad.
En la tablilla, donde suele verse la inscripción en latín INRI, solo aparecen en esta obra dos números que encierran un claro mensaje para los cubanos: 59, año en que se inició el régimen de los Castro y 20 en referencia al complejo momento que vive Cuba, en medio de una pandemia, sin productos de primera necesidad y sin comida.
Santa Hambre sale a la luz casualmente en una fecha singular, el 6 de septiembre, víspera del día de la Virgen de Regla (Yemayá, la madre del mundo) y dos días antes de la festividad de la Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba.
La obra no ha tardado en despertar la mirada de la prensa independiente y de decenas de cubanos que reconocen en la simbología utilizada un discurso claro y contundente sobre el calvario que vive la isla desde hace 60 años, en que la precariedad y las carencias han sido una constante.
Yulier Rodríguez Pérez es graffitero. Realiza sus obras sobre paredes dañadas, edificios en mal estado, derrumbados o en escombros. Su intención es llamar la atención sobre el paisaje urbano y destacar su relevancia social.
Sus murales, en las depauperadas edificaciones habaneras, son una forma de resistencia que el gobierno cubano no entiende ni acepta y por ello lo han apresado, amenazado y acusado de maltrato a la propiedad.
Firma sus obras con el nombre de Yulier P. y deja, desde hace algún tiempo, "regalos" con obras que muestran lo que piensa en rincones de La Habana, grafitis en grandes pedazos de escombros.
Yulier trata en su obra otros temas incómodos para el régimen cubano como la libertad de prensa y de expresión, por lo que ha sido víctima de la censura institucional en varias ocasiones.
Esta obra probablemente no llegue a ser expuesta en una galería cubana, por algún tiempo. Mientras llega el momento Yulier va dejando pequeños regalos cargados de mensajes, interesantes para muchos e incómodos para otros.
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