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Yasmani Grandal le pegó anoche un bambinazo a Dovydas Neverauskas, el único lanzador lituano que ha pasado por la MLB, y no pocos se desayunaron con la novedad. ¿Un exsoviético en el mejor béisbol del mundo? ¿En serio?
Pues sí. Aunque a veces se tiende a creer que las Grandes Ligas son un coto exclusivo para estadounidenses, dominicanos, cubanos, canadienses, venezolanos y puertorriqueños, lo cierto es que el Big Show cada vez abre más sus largos brazos.
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Tanto es así que más de un cuarto de los jugadores que intervienen en la campaña en curso vieron la luz allende las fronteras de la gran nación del norte. Y ojo, Neverauskas no es ni siquiera la sorpresa del año, toda vez que su debut se produjo en 2017. Esta vez -y agárrese de la silla-, el detalle más llamativo fue el estreno del torpedero ¡hondureño! Mauricio Dubón.
¡Un catracho en las Mayores! Wow! Sin embargo, conviene saber que antes –mucho antes en unos cuantos casos- aquella pelota acogió a jugadores de países como Afganistán, Arabia Saudita, Austria, Bahamas, Bélgica, Checoslovaquia, Dinamarca, Finlandia, Gales, Indonesia, Noruega, Perú, Polonia, Rusia, Samoa, Singapur, Suiza o Vietnam.
Tan variada es la procedencia de los hombres que han pasado por la MLB, que inclusive está el caso de un jugador sin nacionalidad. ¿Qué cómo es esto? Muy sencillo: Ed Porray, un lanzador que vistió la franela de los Buffalo Buffeds en 1914, nació en aguas del Océano Atlántico, y así rezaba en su acta de nacimiento cuando consumó su efímera aventura en Grandes Ligas.
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