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Familiares y amigos dieron el martes el último adiós a Miriam González, la cubana que el domingo pasado fue asesinada a manos de su hijo en la casa que ambos compartían en North Miami Beach.
Su hermano Martín González aún no se hace a la idea de haber perdido a su única hermana a manos de su propio hijo.
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El hombre relató a Local 10 News que había previsto visitarla tres días antes de que muriera, pero ella canceló la cita al enviarle un mensaje en el que le decía que había pasado algo y que lo llamaría al día siguiente. Pero esa llamada nunca se produjo.
“Todavía no puedo creer que él pudiera hacerle algo así a mi hermana, mi única hermana y su madre. La amo tanto”, dijo.
González precisó que Miriam y su hijo Luis Martin, de 29 años, emigraron a Estados Unidos cuando el niño solo tenía 12 años.
“Fue un niño hermoso durante su adolescencia. Fue maravilloso. No sé qué desencadenó a esta nueva persona que ni siquiera reconozco”, expresó.
A pesar de que varios vecinos han declarado a la policía que madre e hijo sostenían una relación violenta, González aseguró que no estaba al tanto de esos problemas.
El atribulado hermano creó una cuenta en la plataforma digital GoFundMe para quienes puedan ayudarlo a cubrir los gastos fúnebres, debido a que él perdió su trabajo a comienzos de la pandemia.
Luis Martin Pagés, asesino confeso de su madre, se encuentra prisionero en la cárcel TGK desde el lunes, cuando compareció por primera vez ante una corte judicial. Fue acusado de asesinato en segundo grado con un arma de fuego por haberle disparado hasta seis veces a Miriam González y no tuvo derecho a fianza.
A finales de este mes está previsto que se presente en otra audiencia judicial.
El domingo pasado el hombre llamó a la policía y dijo que la había matado tras una discusión. Según relató a los agentes, ambos habían peleado por un auto, un jugo de naranja y por el control remoto del aire acondicionado.
El hecho ocurrió en el 2085 del noreste y la 135 Terrace de North Miami Beach, alrededor de las 5:00 pm. El parricida les contó que al ver lo que había hecho trató de suicidarse pero ya no le quedaban balas en el arma.
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