Cuando Dorian Carbonell quiso especializarse en peluquería y barbería masculinas, en Cuba apenas existían opciones para los hombres que buscasen un diseño de imagen. Por experiencia propia sabía que a veces querían cambiar su forma de pelarse o teñirse, pero encontraban que el servicio era bastante limitado. Ni lento ni perezoso, Dorian puso manos a la obra.
Una vez que adquirió una preparación básica, decidió crear su propio salón profesional: “Un espacio que fuera exclusivamente para hombres, que en un solo lugar cubriera todas las demandas que los hombres requerimos: tintes, tratamientos capilares, cortes, peinados, etc. Al principio mi objetivo era un público concreto: jóvenes y adultos jóvenes, que podían recibir los servicios tradicionales de una barbería, y empujados por mí, llegar un poquito más allá. Eso ayudó a desarrollar mis ideas en función de ellos y lograr rápido un efecto de ‘Wahoo!’”
La apuesta de Dorian por ir más allá de un simple corte de cabello estuvo motivada por la necesidad de romper la rutina del oficio y convertir una práctica utilitaria en arte. Según explica en exclusiva a CiberCuba el exitoso estilista, “decidí impregnar mi propuesta visual con los conocimientos de música, baile, modelaje y pintura, que ya tenía”.
Saliendo del salón y creando colecciones propias de diseño de cabello, pudo mostrarle al público sus propuestas de temporada en varios escenarios y vincularlas con manifestaciones artísticas.
Convertirse en el estilista de los famosos pasó súbitamente, casi sin darse cuenta ni proponérselo. En palabras del experto de 36 años, “creo que el trabajo que fui haciendo junto con mi equipo hizo que también los artistas comenzaran a acudir a mi salón. Es un gremio con el que me siento muy identificado, así que utilicé herramientas de marketing para hacer más visible mi labor y poco a poco fueron incrementándose sus visitas”.
Dorian no diría que es fácil o difícil trabajar con los artistas, sino que se hace cómoda la comunicación con ellos. “Confían ampliamente en mi poder creativo y me dejan sentirme libre. Les trasmito seguridad porque saben que el resultado de mi trabajo satisfará sus expectativas. Complacerlos solo se logra con constante renovación. Sin dudas, los artistas tienen la capacidad de asimilar mejor que los clientes usuales las propuestas de diseño, y también de difundir más mi obra”, confiesa.
A estas alturas, junto a su equipo ha podido marcar una diferencia, un antes y un después, porque ha hecho ver al hombre “como protagonista de su imagen a través de nuestras diversas opciones de diseño”.
Con humildad, expresa que han contribuido a demostrarle al público masculino que cuidar y mantener una imagen bella es una necesidad en el mundo actual. “Hemos mostrado que no sólo la mujer requiere de atenciones, sino también el hombre, y que eso le ayuda a él a darle placer al espíritu. Pienso que haber traído muchos servicios que normalmente estaban reservados para las féminas a un espacio netamente masculino, ha ayudado a reducir los cánones machistas que durante años han acompañado a nuestra sociedad”.
Él mismo afirma que de convencional no tiene nada. Su quehacer agresivo, osado, manifiesta “totalmente” lo que es como ser humano. “Con mi profesión reflejo como veo la vida. Mis características personales han definido mi modo de expresar el arte. No soy tímido y me defino como alguien bien arriesgado, y justo es así como se visualiza mi obra. Me gusta lo atrevido y lo dinámico. Por eso, la diversidad de colores me ha permitido transformar el estilismo masculino”.
Con más de una década de experiencia detrás de un sillón, Dorian le presta especial atención al estudio de nuevas tendencias y modas, “aunque les imprimimos nuestro propio sello. Particularmente soy defensor de la superación porque te mantiene actualizado sobre el mundo del estilismo y te permite crear con más complejidad”. No obstante, el éxito de su trabajo radica en identificar la necesidad del cliente, saber lo que desea para satisfacerlo.
Desde la óptica que defiende, “aunque algunos clientes consideran que Donde Dorian brinda servicios exclusivamente de diseños de color, en realidad la presencia de un grupo de estilistas garantiza un diseño adecuado para cada cliente, que tenga en cuenta todos los parámetros que tienen los profesionales de la belleza para realizar un servicio: el temperamento del cliente, el medio social donde se desenvuelve, la forma de comunicarse, ya sea verbal o extra verbal, entre otros indicadores. En Donde Dorian los clientes quieren llegar a ser y sentirse modernos y sofisticados”.
Al decir de este trabajador privado –uno de los 11 empresarios cubanos invitados durante el gobierno de Barack Obama a la Cumbre Global de Emprendimiento (GES) en la Universidad de Stanford y al intercambio con los Reyes de España durante su visita a La Habana en 2019-, a un emprendedor de nuestro país debe caracterizarlo básicamente la creatividad, la ingeniosidad, la constancia, el esfuerzo y la disciplina. “Son aspectos esenciales en nuestra sociedad para lograr un objetivo que resulte del agrado del propio emprendedor y sus seguidores”, acota.
No le han faltado tampoco a Dorian las oportunidades para transgredir las barreras de su salón y llevar hasta su natal Cerro (La Habana) un poco de su quehacer. “Belleza en tu Comunidad” se llama un proyecto que le ha posibilitado mostrar en las calles el trabajo de Donde Dorian y hacerlo accesible (y asequible) a todo tipo de público. “Ha sido otra manera de dejar explícito que la belleza y la estética masculina no es un mito, sino una realidad que defendemos y mantenemos viva”.
A pesar de que el coronavirus hizo del 2020 un período funesto, el joven empresario tuvo la experiencia “estupenda y única a la vez” de participar como invitado en la serie teatral digital VOM de la compañía Jazz Vilá Projects. “Trabajar junto a grandes de la actuación fue todo un reto y al mismo tiempo una de las cosas más divertidas y lindas que me han pasado en mi carrera”, apunta el estilista que, más que a montar vela, jugar dominó y disfrutar de un buen partido de atari con amigos, destina los ratos libres a compartir con su hijo, algo que lo llena “de energía positiva”.
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