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Una mujer estadounidense de 40 años sufrió una lesión cerebral tras hacerse la prueba nasal para detectar coronavirus.
El doctor Jarrett Walsh, del departamento de otorrinolaringología de la Universidad de Iowa, publicó un informe científico sobre el caso en la revista médica JAMA (Journal of American Medical Association), donde explica que la paciente, de 40 años, se realizó la prueba del COVID-19 y luego tuvo síntomas que la hicieron retornar al hospital.
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"La paciente notó que un líquido transparente salía de un lado de la nariz y posteriormente tuvo dolor de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y aversión a la luz", explicó Walsh.
Tras ser evaluada por especialistas, estos explicaron que el procedimiento para extraer la muestra nasal con el hisopo le había perforado el revestimiento cerebral, el cual estaba débil porque la paciente sufría hipertensión intracraneal.
La toma de la muestra perforó una zona susceptible y provocó que se filtrara líquido por la nariz y la pusiera en riesgo de una infección potencialmente mortal, informó la cadena de noticias Univisión, que cita el informe médico.
Según la publicación, se trata de un caso extremadamente raro. Años atrás la mujer había sido tratada por hipertensión intracraneal, lo que significa que la presión del líquido cefalorraquídeo que protege y nutre el cerebro era demasiado alta, debido a lo cual requirió una intervención.
En esa ocasión "se logró drenar parte del líquido y la afección se resolvió, pero hizo que desarrollara encefalocele, un defecto en la base del cráneo que causó que el revestimiento del cerebro sobresaliera hacia la nariz, donde era susceptible de romperse", explicó el médico.
En julio pasado, la mujer fue sometida a una cirugía que logró reparar por completo el defecto ocasionado por la lesión.
Walsh subrayó que, si el problema no hubiera sido tratado, la paciente hubiese desarrollado una infección cerebral potencialmente mortal por bacterias que subieran por la nariz. Otra posible complicación hubiese sido que el aire entrara en el cráneo y ejerciera una presión excesiva sobre el cerebro.
No obstante este caso, el experto aseguró que el riesgo de las pruebas nasales para detectar COVID-19 es muy bajo.
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