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23 nov (Reuters) - Millones de estadounidenses están desafiando las advertencias sanitarias y viajando antes de la fiesta del Día Acción de Gracias del jueves, probablemente exacerbando un alza de las infecciones de coronavirus justo antes de que una serie de prometedoras nuevas vacunas esté ampliamente disponible.
Pese a que las infecciones por COVID-19 en Estados Unidos están alcanzando un promedio récord de 168.000 diarias, la gente está acudiendo en masa a los aeropuertos abarrotados en contra del consejo de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, y del cirujano general y el mayor experto del país en enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci.
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El domingo hubo algo más de un millón de pasajeros en los aeropuertos estadounidenses, la cifra más alta desde que la pandemia empezó a afectar al país a mediados de marzo. Fue la segunda vez en tres días que se superó el millón de viajeros, indicó la Administración de Seguridad en el Transporte.
Mientras tanto, el promedio de muertes por COVID-19 en siete días en Estados Unidos aumentó por duodécimo día consecutivo, alcanzando las 1.500 hasta el lunes, según un recuento de Reuters de datos oficiales.
Esto ha añadido más presión aún sobre unos profesionales médicos que ya están agotados, porque las hospitalizaciones por coronavirus han aumentado casi un 50% en las últimas dos semanas y Estados Unidos superó ya las 255.000 muertes y los 12 millones de infecciones desde que comenzó la pandemia.
"Pido a los estadounidenses, les ruego: esperen un poco más", dijo el lunes el cirujano general Jerome Adams en el programa "Good Morning America" de ABC News. "Queremos que todos comprendan que estas celebraciones festivas pueden ser eventos de gran propagación".
Aún así, muchos estadounidenses se negaron a seguir los consejos de salud que podrían salvarles la vida.
En el condado de Grant, en el estado Virginia Occidental, los dueños de bares y restaurantes ignoraban los carteles que les pedían usar mascarillas, argumentando que están descontentos con la reciente imposición del gobernador Jim Justice sobre la obligación de mascarillas para espacios interiores.
Janel Henritz, cuya familia es propietaria del complejo de cabañas Smoke Hole Caverns en la pequeña ciudad de Cabins, dijo que lidiar con el virus debería ser una cuestión de responsabilidad personal, no de mandatos gubernamentales.
"Si no te sientes cómodo saliendo, quédate en casa. Nadie te está diciendo que vengas a mi tienda a comprar", dijo Henritz, de 36 años, a Reuters. "No me gusta que me controlen".
Hasta la Casa Blanca está ignorando los consejos de los propios expertos del Gobierno de Donald Trump. La primera dama, Melania Trump, será la anfitriona de una "recepción por fiestas" el 30 de noviembre en la Casa Blanca, según una invitación a la que tuvo acceso ABC News.
No obstante, la ayuda podría llegar pronto. El jefe de la campaña estadounidense para distribuir de forma rápida una vacuna dijo que las primeras vacunaciones podrían comenzar a mediados de diciembre, mientras que el laboratorio británico AstraZeneca reveló el lunes resultados prometedores de un ensayo sobre una vacuna candidata.
(Reporte adicional de Nathan Layne en Wilton, Connecticut, y Lisa Lambert, David Shepardson y Susan Heavey en Washington; editado en español por Carlos Serrano)
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