Orestes Lorenzo Pérez, antiguo piloto de las Fuerzas Armadas cubanas que en 1992 viajó clandestinamente a Cuba a rescatar a su mujer y sus hijos, celebra este 19 de diciembre la llegada de estos a suelo norteamericano.
“Hacen hoy 28 años que mi familia alcanzó la libertad. ¡Bendecidos sean los Estados Unidos!”, escribió en su muro de Facebook.
Lorenzo Pérez desertó del Ejército castrista en 20 de marzo de 1991 cuando realizaba una misión de entrenamiento de rutina en su MiG-23BN, y se desvió hacia la Estación Aérea Naval de Key West, en Florida.
A partir de entonces comenzó una verdadera agonía para él: tratar de que dejarab salir del país a su esposa, María Victoria Vicky Rojas, y a sus dos hijos, Reyneil y Alejandro. Llegó, incluso, a hacer una huelga de hambre en España, donde se encadenó a la reja del Parque del Retiro de Madrid, para llamar la atención acerca del acoso que sufría su familia en Cuba por parte del Gobierno de Fidel Castro.
Jamás consiguió que los dejaran irse de Cuba. Por eso decidió jugárselo todo a una opción casi suicida: ir a buscarlos él mismo.
Según reveló en 2017 en una entrevista a Univision, “sin su familia no podía vivir”, y tampoco podía tolerar “la humillación de una separación impuesta”. Por eso compró una avioneta y comenzó a preparar el rescate.
“A medida que pasaban los días, más me convencía de que las puertas estaban cerradas y que no había otro remedio que ir a buscarlos. Todos me decían que era una locura. Yo sabía que lo era, pero no había otra alternativa para recuperar a mi familia”, declaró en una ocasión al diario argentino El Deber.
Unas amigas mexicanas que solían viajar a Cuba le entregaron a su esposa en La Habana las indicaciones de la operación, incluido el plano de la carretera donde los recogería y el código de comunicación que usado para organizar el viaje.
Solo disponía de un minuto para permanecer en tierra sin que los aviones de guerra cubanos lo detectaran.
Finalmente, a las 5:00 de la tarde del sábado 19 de diciembre de 1992, Lorenzo Pérez recogió a su esposa y sus dos hijos, de 11y seis años, en una angosta carretera situada frente a la playa El Mamey, cerca de Varadero.
El viaje duró 40 minutos. Tras su feliz llegada a Estados Unidos, la noticia de su hazaña, bautizada como el “Vuelo del Amor”, recorrió el mundo y hasta se discutió en una sesión de las Naciones Unidas. Allí el entonces embajador cubano trató de ridiculizar al piloto llamándolo “el Superman sin alas”.
Actualmente Orestes Lorenzo Pérez vive en Orlando, Florida, junto a su esposa, sus hijos y sus nietos, feliz y orgulloso de haber tenido el coraje para cambiar su vida hace 28 años.
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