Tras décadas recibiendo irrisorios salarios mensuales de 20, 25 o los mejor pagados de casi 70 USD, entre los más bajos del mundo, los cubanos sacaron cuentas y en enero muchos superarán los 150 dólares, algunos inclusive, muy pocos, casi llegarán a 280, lo que les dio un nuevo sentido a su propia existencia, muchos se sintieron felices, recompensados.
Pero la alegría dura poco en casa del pobre; no es que no hubiese conciencia en la población de que los salarios eran solo una cara de la moneda, se sabía que los precios subirían también, aunque era difícil para el hombre y la mujer comunes concebir que escalarían tanto como para dejar en nada su subidón salarial, menos imaginaban la posibilidad de terminar, en términos reales, peor que ahora, pero los precios que ha ido publicando el gobierno estos últimos días, han ido creando espanto donde hubo -fugazmente- alegría.
Es comprensible este desconocimiento de los no especialistas, cuando incluso para estos últimos es difícil estimar como se comportará la inflación; el cúmulo de datos a tener en cuentas es demasiado basto, y como siempre que se habla de eventos futuros que dependen de la voluntad humana, la cantidad de imponderables es infinita.
Aunque sigue siendo imposible precisar cómo serán las cosas después de enero, sí podemos ver lo que ya está anunciado en cuanto a precios y así hacernos una idea de las tendencias.
Un precio básico en la sociedad es el de la canasta normada, esa cuota de productos que cada cubano recibe mensualmente, que, aunque son totalmente insuficientes para vivir el mes pues bien administrados alcanzan para 10 días, al ser un gasto fijo transversal a toda la sociedad, su valor, por simple transitividad, repercute en el valor de todo lo demás.
Hasta ahora esta canasta normada se ha estado pagando a unos precios que el gobierno -propagandísticamente- dice que subsidia, lo cual es pura demagogia; los cubanos han pagado siempre el 100% del valor de los productos de la bodega, lo que hasta ahora pagaban una parte mediante el estado.
A partir de enero lo pagarán todo directamente.
Cada cubano recibe una cuota mensual que incluye: 400 gr de espagueti (cuando entra), 1/3 de kilo de sal, ½ libra de picadillo, ½ libra de mortadela, 7 libras de arroz, ½ litro de aceite, ½ libra de frijol negro (cuando entra), ½ libra de frijol colorado (cuando entra), 6 libras de azúcar blanca, 3 libras de azúcar prieta, 1 libra de pollo, 10 huevos, 1 paquete de café y 30 panes.
El precio actual de todo eso -en la bodega- es de 12,56 pesos por consumidor.
Si calculamos con los precios publicados en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº68, encontramos que el costo para cada consumidor a partir de enero será de 193,81 pesos. Una impresionante subida del 1443.07 %, el actual precio será multiplicado por 15.
Como a nadie le van a subir el salario 15 veces, es fácil ver que aún con la aparentemente enorme subida de salarios que hará el gobierno, la cuota de la bodega será muchísimo más cara.
Dicho de otra manera, cada cubano tendrá que dedicar una parte mayor de su salario para obtener lo mismo, esto es un encarecimiento real, no nominal; y no poco, los que ganen el salario mínimo tendrán que dedicar casi el 10% de su ingreso a estos productos escasos y de muy mala calidad, y si tiene un hijo a su cargo ya sería el 20%. Va quedando menos para enfrentar la subida de todo lo demás.
No se sabe cómo exactamente evolucionarán los precios, aunque es seguro que subirán, ¿Cuánto? Imposible decir, pero viendo cómo ha comenzado a subirlos el propio gobierno, las perspectivas de que la inflación devore la subida salarial en pocos meses es bastante real, y los cubanos se están dando cuenta.
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