Los cubanos, formados en el adoctrinamiento y la devoción casi irracional a sus líderes, viven con el término “comandante” incrustado en su vocabulario, como lo demostró una inspectora estatal que le llama así al actual mandatario de la Isla, Miguel Díaz-Canel.
“Así los necesita el régimen para reprimir, bien ignorantes y bien brutos. Esta inspectora le otorga grados de Comandante a Díaz-Canel, ¡se verán horrores!”, explica una publicación en Twitter.
Un video muestra a una inspectora que amonesta a los trabajadores de un establecimiento por tenerlo abierto fuera del horario establecido. “El comandante dijo que hasta las 9 de la noche”, se le escucha decir a la mujer.
“¿Qué comandante? El comandante es difunto”, le dice quien graba el video. “¿El comandante sabes quién es? Díaz-Canel”, repuso la inspectora. “Díaz-Canel es un puesto a dedo, qué comandante de qué”, contesta el otro.
“Si eres inspectora, ve y busca los papeles. No tienes que fajarte con él ni con nadie”, continúa el de la cámara. Luego le recuerda a la inspectora que Díaz-Canel no es comandante, pero ella no cede en su empeño. “Sí es el comandante, es el presidente”, sostiene.
Al parecer, tendrán que pasar varios años para que estos hábitos cambien. En 2018, una multitud de cienfuegueros llamó por el mismo término al gobernante designado de Cuba cuando este visitaba esa provincia en una especie de comprobación administrativa de la misma.
La palabra comandante usualmente se refiere a figuras como Fidel, Raúl Castro y la vieja cúpula del poder en Cuba, es decir, aquellos que participaron en las luchas clandestinas contra el gobierno de Fulgencio Batista hasta enero de 1959. También eran llamados comandantes el Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
Ahora Díaz-Canel parece haber heredado la designación en la cultura de los cubanos, sin ni siquiera haber reunido méritos para ello, solo por recibir el poder de manos de un agotado Raúl Castro, en unas elecciones donde el pueblo no participó directamente, de ahí que se le reconozca como un “puesto a dedo”, o alguien ubicado en un cargo por mera voluntad de otro con la autoridad para hacerlo.
En su cuenta de Twitter, Díaz-Canel, un político que tampoco cuenta con un arsenal discursivo o una capacidad oratoria de la que presumir y que, más bien, queda en ridículo a menudo, recurre habitualmente a las frases del fallecido dictador Fidel-Castro con tal de expresar al menos una idea, por más inoportuna que resulte.
La última que compartió, por ejemplo, aseguraba que el pueblo cubano jamás sería vencido y que estaba dispuesta a “desaparecer de la faz de la Tierra” con tal de defender el modelo impuesto hace más de 60 años por el castrismo y que en estos momentos vive, como ha sucedido en décadas anteriores, una aguda crisis.
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