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La policía rusa detuvo este domingo al activista y disidente Alexei Navalny, después de que regresó en avión a Rusia desde Alemania por primera vez desde que fuera envenenado el verano pasado.
Navalny, acusado por el supuesto delito de violar los términos de una sentencia de cárcel en suspenso, podría enfrentar hasta tres años de cárcel.
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En un caso que ha concitado la atención internacional, Navalny fue envenenado el verano pasado con lo que según mostraron pruebas militares alemanas fue un agente nervioso Novichok. El Kremlin niega esta versión.
El avión de Navalny, de la aerolínea de bajo costo Pobeda, procedente de Berlín debía aterrizar en Vnukovo pero fue desviado en el último minuto a otro aeropuerto de Moscú, el de Sheremétevo, en un esfuerzo aparente de las autoridades por frustrar a los periodistas y partidarios que lo iban a recibir.
Luego de que Navalny dijera la semana pasada que planeaba volver a casa, el servicio carcelario de Moscú (FSIN) dijo que haría todo lo posible para arrestarlo una vez que regresara, acusándolo de violar los términos de una sentencia de prisión suspendida por malversación de fondos, una causa de 2014 que según el, fue fabricada.
Tras su llegada al aeropuerto de Sheremetievo, fue detenido rápidamente cuando mostró su pasaporte a guardias fronterizos según muestran varios videos tomados por testigos. Su esposa Yulia, su portavoz y su abogado sí pudieron entrar a Rusia.
“Este es mi mejor día en los últimos cinco meses, esta es mi casa, no tengo miedo, sé que tengo razón, y todos los casos penales en mi contra son fabricados”, ha dicho el opositor a los pasajeros y periodistas que han volado con él y con su esposa.
El FSIN dijo en un comunicado que Navalny había sido detenido por supuestas violaciones a su sentencia de prisión en suspenso, y permanecería en custodia hasta una audiencia judicial este mes, que determinará si su sentencia en suspenso se convierte en un período de prisión real de 3 años y medio.
El encarcelamiento es otro hito en la escalada de represión del Kremlin contra opositores, medios de comunicación y las organizaciones civiles, y tiene lugar días antes de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos, lo que podría desencadenar un conflicto inmediato con la nueva Administración demócrata.
Uno de los aseores de Biden, Jake Sullivan, condenó el arresto y pidió explicaciones por el envenenamiento.
La Unión Europea ya sancionó en octubre a funcionarios del círculo íntimo de Putin por el envenenamiento del disidente.
Navalny, uno de los críticos locales de Putin más destacados, enfrenta posibles problemas en otras tres causas penales, con obvias motivaciones políticas.
Para evitar que los seguidores del opositor se encontraran con él, la policía rusa también actuó en otras ciudades. En San Petersburgo varios activistas fueron detenidos en el momento en el que se disponían a tomar un avión a Moscú.
“Tras una larga conversación, me detuvieron, me metieron en un furgón policial. A los diez minutos, otros dos activistas. Por supuesto, no pude tomar el avión, los policías se me comieron tres horas y luego me soltaron. Así teme el poder el encuentro de los opositores con Navalni”, escribió en Facebook el periodista Pável Ivankin.
En la misma terminal de Vnúkovo, donde a pesar de los 15 grados bajo cero lograron llegar cientos de personas para recibir al opositor, la policía efectuó 41 detenciones, según la oenegé OVD-Info, incluidos varios de los colaboradores y activistas de la Fundación de Lucha contra la Corrupción de Navalny, como la abogada Liubov Sóbol.
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