El resurgimiento global de la epidemia de COVID-19, que incluye niveles récord de contagio en Japón, ha generado nuevas dudas sobre la viabilidad de los Juegos Olímpicos, que ya se pospusieron un año en marzo de 2020.
Aunque Japón, un país de más de 125 millones de habitantes, ha registrado poco más de 300.000 casos y 4 200 muertes —mucho menos que muchos países occidentales, en los últimos días ha registrado un número récord de casos y de muertes.
La semana pasada, el gobierno japonés expandió su estado de emergencia mucho más allá de la región de Tokio, y las nuevas infecciones por coronavirus en la capital superaron anteayer los 6000 casos, según la emisora pública NHK.
El apetito del público japonés por el deporte también parece haber disminuido: el 77% de los encuestados en una encuesta de esta semana dijeron que los Juegos deberían cancelarse o posponerse.
El primer ministro Yoshihide Suga y otros funcionarios han dicho repetidamente que la decisión de seguir adelante recae en el Comité Olímpico Internacional y que su acuerdo de continuar con los preparativos se mantiene.
"Todo es posible, pero como anfitriones de los Juegos tenemos que hacer todo lo posible, para que cuando se tome la decisión de seguir, podamos tener unos buenos Juegos Olímpicos", declaró el ministro japonés Taro Kono a la agencia Reuters la semana pasada.
Sin embargo, a medida que el virus sigue causando estragos en Estados Unidos y Europa, otros funcionarios de Tokio y los del Comité Olímpico Internacional (COI) han empezado a reconocer que la celebración de unas competencias seguras podría no ser posible,
Incluso si se inauguran según lo planeado el 23 de julio, es posible que los organizadores tengan que limitar el número de espectadores para protegerse contra infecciones. Japón también tendría que flexibilizar los estrictos controles de inmigración que prohíben la entrada de la mayoría de los extranjeros al país.
El presidente del Comité Organizador de Tokio 2020, Yoshiro Mori, dijo este mes que habrá tomar una decisión en febrero o marzo y valorar si los riesgos de COVID-19 han disminuido lo suficiente como para permitir que los espectadores asistan.
Aunque la aprobación de las vacunas abrió recientemente una ventana de esperanza, el proceso de vacunación ha sido más lento de lo esperado y gran parte de la humanidad seguirá sin ser vacunada este verano.
La cancelación de las Olimpiadas, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, sería un enorme golpe financiero tanto para la organización olímpica como para Japón, que ha gastado más de 12.000 millones de dólares en la construcción de estadios y la mejora de su infraestructura para preparar los juegos, y miles de millones más para retrasar el evento un año.
Los organizadores en Tokio y en el COI acordaron en marzo del 2020 posponer los juegos por un año. El festival deportivo bienal debía haberse celebrado en julio y agosto pasados.
Thomas Bach, el presidente del COI, ha dicho que posponer los juegos nuevamente no es una opción, y que si el evento no puede realizarse este verano, se cancelará. Toshiro Muto, director del Comité Organizador de Tokio para los Juegos Olímpicos, reafirmó esa posición esta semana.
El COI ya ha concedido los Juegos de Verano de 2024 a París y los Juegos de Verano de 2028 a Los Ángeles.
Según un reciente reportaje del New York Times, los funcionarios del COI han propuesto examinar y hacer pruebas del virus a todos los visitantes a su llegada a Japón, y limitar sus movimientos.
Lucia Montanarella, jefa de operaciones de medios de comunicación de los Juegos Olímpicos para el COI, dijo que el acceso de la prensa a los atletas también podría verse gravemente restringido. Los periodistas pueden estar sujetos a que se rastree su ubicación y se les puede prohibir dirigirse a cualquier lugar de Tokio, excepto a sus hoteles, los lugares de celebración de las Olimpiadas y los principales centros de medios de comunicación.
La suspensión de la cita afectaría también el nivel mundial del deporte, así como los records internacionales de cada disciplina.
En octubre, Cuba anunció que tenía aspiraciones de ganar unas 20 medallas en los Juegos con la participación de un centenar de deportistas.
Sin embargo, desde entonces muchos de los atletas cubanos han tenido que detener su acondicionamiento por la pandemia y luego continuar incluso individualmente desde sus casas en un intento por conservar su forma física.
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