Varios cubanos respondieron este viernes a una pregunta que suele generar polémica en la isla, donde la homofobia programática del poder se traslada a lo más íntimo del ambiente de las familias: ¿Cómo reaccionarías si tu hijo fuera homosexual?
Las respuestas rondaron desde la aceptación y la tolerancia, al rechazo total a esa posibilidad y a las diferencias sexuales.
Se trató de una sección de entrevistas en la calle que grabó para Cubanet el youtuber "Pinky Unicornio" en su barrio en La Habana.
Sus vecinos, la mayoría, se mostraron desenfadados y dijeron que ante esa situación aceptarían la elección sexual de su descendencia, pero otros llegaron a decir que preferían el divorcio e irse de la casa.
"Yo prefiero que mi hijo sea gay y no delincuente", dijo una mujer.
Otra vecina afirmó: "Mis hijos si el día de mañana lo son yo los aceptaría. A ver no me gustaría. Tampoco quiero en mi casa un puticlub".
"Pienso que la elección sexual de cada cual no tiene nada que ver con el tipo de personas que sea, porque los principios y los sentimientos no van con la elección sexual", comentó una señora de unos 50 años.
Otra mujer consideró que como madre no le gustaría. "Tengo amigos gay a los que respeto, pero yo quiero tener nietos, una nuera y no me sentiría cómoda". Al ser cuestionada sobre la posibilidad de una adopción, expresó: "No tengo nada en contra, y no lo botaría de la casa, lo aceptaría como es; pero no me gustaría", reiteró.
Un joven de los entrevistados dijo que si su hijo o hija fuera homosexual le querría igual, pero reconoció que hay una problemática social que bordea el escenario de la identidad sexual en la isla.
"Que voy a hacerle a eso, sea gay o lesbiana, va a seguir siendo mi hijo, tendré que lidiar con los problemas que me pueda traer eso. Traería problema real por la sociedad como es pero no creo que yo vaya a tener un problema con eso", comentó.
Otro hombre que estaba a su lado, en cambio, dijo que en su caso no sería tan sencillo. "Sí reaccionaría de otra manera, yo estoy criado a la antigua, yo lo veo feo, me siento extraño".
Su esposa afirmó que ella aceptaría a su hijo de cualquier manera, a lo que el señor le contestó que incluso estaba dispuesto a divorciarse e irse de la casa si se diera el caso.
"Pa mí ver un maricón, negro y feo, yo no lo aceptaría", subrayó. "Maricón en mi casa no lo acepto. Soy fula así, no lo acepto", recalcó.
Los conflictos de género han separado a miles de familias en Cuba, bajo el discurso homofóbico del poder y la Revolución en la isla, que desde sus inicios alentó la ideología de que el "pueblo" debía ser "viril".
El pasado año, un grupo de artistas e intelectuales cubanos llamó a la población del país a solidarse con la comunidad LGBTQ+, y aclaró en una carta que "La homosexualidad es tan sólo una de las orientaciones sexuales que existen, igual de plausible que la heterosexualidad, la bisexualidad o la asexualidad. La orientación sexual pertenece a la vida privada de cada persona y debe respetarse como tal. Ninguna persona adulta debería ser juzgada, despreciada o discriminada por amar a otra persona adulta, ni por querer constituir una familia con ella".
Sin embargo, desde el oficialismo se sigue censurando y estigmatizando en Cuba la elección de género.
En febrero del pasado año el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), censuró una escena de un beso gay en una película, lo que generó el llamado a una protesta en la isla que acabó con la detención de varios artistas, entre ellos Luis Manuel Otero Alcántara.
El más reciente escándalo sobre el tema fue provocado por las declaraciones homofóbicas de una alta funcionaria de ese organismo, quien también es diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, quien criticó las voces "platinadas" en la radio, refiriéndose a los homosexuales.
El teatrista y crítico Norge Espinosa dijo al respecto que las declaraciones de la funcionaria respondían a la persistencia de los prejuicios homofóbicos y el hecho lamentable de que sigan anclados en las altas esferas de conducción política, con un claro respaldo desde las jerarquías del poder.
Esa ideología, que se transmite desde la radio, la televisión y el discurso oficialista, repercute en la discriminación que encuentran los homosexuales tanto en su ámbito laboral como familiar.
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