Laura de la Uz sobre Cuba: "Hay mucha escasez pero descubro a gente haciendo maravillas de la nada"

“Celebro el emprendimiento cubano, que en medio de todo esto es una luz, una esperanza, un orgullo grande y bueno por mi gente", afirmó la actriz

La actriz Laura de la Uz © Instagram / Laura de la Uz
La actriz Laura de la Uz Foto © Instagram / Laura de la Uz

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Este artículo es de hace 3 años

La actriz cubana Laura de la Uz compartió las impresiones que le causa un viaje de vuelta a Cuba desde España, resaltando las contradicciones emocionales que supone conocer la situación actual en la isla y reencontrarse con amigos y personas que dan lo mejor de sí para poder sobrellevarla.

“Vengo de regreso en el avión con una perreta interna. La niña que me habita ha estado tirada en el piso de la casa, perretúa perretúa. Se arrastra por la casa sacando las maletas, se aguanta del marco de la puerta para que no se la lleven, se tira en el piso del aeropuerto de Sevilla y da gritos de ¡no quiero, no quiero!”, confesó la actriz, dejando ver la angustia que le causa la vuelta a su patria.


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Sin embargo, a pesar de esa voz en el inconsciente que le amarga la experiencia del regreso a su país, de la Uz termina por reconciliarse con aquellos valores, con ese poder intangible que tienen los cubanos para resistir una vida marcada por privaciones materiales y espirituales. Un poder que les aguza el ingenio y les infiltra un espíritu de libertad, permitiéndoles “inventar”, o como dice la actriz, “hacer maravillas de la nada”.

No obstante, el proceso de asimilación de esta realidad es arduo. Hace falta que se revuelvan las tripas, que el corazón de un vuelco y que el cuerpo se paralice. Hace falta negar una y mil veces cualquier sentimentalismo que te vincule a la isla, para entonces asimilar la realidad, siempre más compleja que todo intelectualismo, y acercarse a las personas y a sus actos mínimos, cotidianos, que dan sentido a una vida precaria y sin libertad.

De la Uz se refiere a ese estado, comparándose con una niña “perretosa”, una niña que no sabe ni quiere saber por qué, pero que todo su cuerpo rechaza subirse al avión que la lleve de vuelta a Cuba. “Aterriza el avión en Madrid y aumenta la perreta al saber que pese a la nevada y el retraso de los vuelos, nos dará tiempo y alcanzaremos el avión hacia La Habana”, dice en su post de Instagram.

“A pesar de que la niña que me habita se resiste a correr por el aeropuerto, llega a la puerta de embarque a tiempo. No le quedan esperanzas a la niña que me habita, ni siquiera podrá retrasar el viaje al menos por un día. Finalmente se monta en el segundo avión fajá con todo el mundo”, continúa la actriz describiendo el disgusto que le provoca volver a Cuba.

El sentimiento es común a muchos cubanos que, por una razón u otra, se ven obligados a viajar a la isla. Ya sea por motivos personales o legales, ya sea porque se tiene a un familiar enfermo o por repatriado; los cubanos que no pueden eludir un viaje a Cuba sufren un proceso emocional intenso, que les recuerdan experiencias amargas de las que decidieron escapar.

Laura de la Uz dice que “la niña” que hay en ella “llora, llora y cuando no llora, se pone música que la haga llorar más”. Evidentemente, el proceso es doloroso para ella. Sus razones tendrá, aunque prefiera compartir su experiencia irreflexivamente, como “una niña”. Pero también se dice que los niños no mienten. Por eso, “llega a La Habana, cara de tranca fajá, más fajá que nunca. El aeropuerto de La Habana la desespera”.

Y es entonces, cuando ya todas las cartas están en la mesa, cuando ya estás en el territorio que antes rechazabas, que sobreviene esa otra emoción inexplicable, la del reencuentro. “Finalmente llega a su casa y aunque está bajo perreta, se encuentra que hay tantas cosas esperándola. La casa vacía, pidiendo amor a gritos, el amigo que le dice: ‘¡Qué rico, te tengo cerca!’”.

La casa pidiendo cariño, un amigo que le trae un “cake malísimo” que se comen sin importar el sabor, “porque lo que importa no es el sabor ni la calidad del dulce, si no la calidad del amor”; todo ello le reconcilia con lo que antes era un malestar generalizado, un cuerpo cortado, una niña con perreta.

“Hay escasez de comida, mucha escasez, pero descubro gente linda y emprendedora haciendo maravillas de la nada”, asegura de la Uz. “Celebro el emprendimiento cubano, que en medio de todo esto es una luz, una esperanza, un orgullo grande y bueno por mi gente... y la niña que me habita se tranquiliza, se calla, respira finalmente... ¡en el MAR!”, termina diciendo la actriz de Madagascar.

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Iván León

Licenciado en periodismo. Máster en Diplomacia y RR.II. por la Escuela Diplomática de Madrid. Máster en RR.II. e Integración Europea por la UAB.


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