No todos los enfermos que superan el coronavirus pueden sentirse plenamente satisfechos. Así le sucede a un joven cubano que aunque logró vencer la enfermedad, hoy sufre la ausencia de su abuelo, derrotado por el terrible virus.
Javier Quiñónez, de 26 años y residente en Santa Clara, aún no sabe cómo se contagió. Sospecha que pudo haber sido el 31 de diciembre, en un centro recreativo donde él y su familia despidieron el año, porque al día siguiente sufrió los primeros malestares.
“Tuve un poco de fiebre y pensé en un catarro, pero jamás en el coronavirus. No era contacto de alguien positivo e, incluso, mi mamá había llegado del exterior y sus dos pruebas de PCR dieron negativo”, explicó a Cubadebate.
Así estuvo dos días, solo al tercero decidió ir al consultorio médico de la familia y allí comenzó el proceso que llevó a confirmar el diagnóstico. Incluso la noche antes de conocer el resultado tuvo falta de aire y lo ocultó a todo el mundo, a excepción de su esposa.
A la mañana siguiente ambos supieron que habían dado positivo. A las pocas horas confirmaron al abuelo y a la hermana de Javier. Toda la familia fue ingresada en el Hospital Militar Comandante Manuel Piti Fajardo, en Santa Clara.
“La estancia allí fue dura. Mi hermana se desmayaba y decía que no le pasaba la comida. Mi abuelo tampoco quería comer y mi esposa todos los días lloraba pensando en la familia. El tratamiento es muy fuerte, provoca fiebre, te daña el estómago y causa otras reacciones. Por suerte, los médicos siempre intentan sacarte del paso y hablan contigo sobre cosas positivas”, detalló.
“Cuando uno está ingresado piensa en la familia, en los amigos, porque pudo contagiarlos sin querer. A mí me salvó el celular y la Internet, que me permitían conocer qué sucedía afuera”, añadió.
“Uno no piensa que se va a enfermar hasta que le pasa”, dijo.
En total, el joven estuvo 10 días en la institución. Su abuelo, de 88 años, comenzó a tener falta de aire el 14 de enero por la madrugada.
“Ya era el último día, porque el PCR dio un resultado negativo. Mi esposa también sanó y se fue para la casa, pero yo me quedé con él para acompañarlo. Tenía una complicación en los pulmones porque era un fumador de muchos años, así que lo llevaron para terapia y ahí sí no pude verlo”, recordó.
Al principio los médicos les dieron esperanzas, porque ya había superado el virus. Pero sucedió todo lo contrario. “Empeoró y en dos días falleció”, precisó.
Tras más de dos semanas en la casa, Javier tiene como principal secuela el no captar los olores como antes. “De lejos aún no puedo. Si mi esposa cocina, debo acercarme para saber qué hace”, precisó.
Este miércoles las autoridades de salud pública de Cuba reportaron 893 nuevos pacientes de coronavirus y dos fallecidos: una mujer de 70 años de La Habana y un hombre de 80 años de Guantánamo.
En este momento se mantienen ingresados en centros hospitalarios 12 858 pacientes; de ellos, 5 563 son casos activos.
Entre los 893 diagnósticos hay 859 casos de transmisión autóctona y 34 personas que arribaron al país ya infectadas, procedentes de Estados Unidos (15), España (6), Venezuela (4); México, Surinam y Rusia con dos pacientes cada uno, así como Guinea, Haití y Mozambique con un caso cada uno.
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