Dentro de pocas horas, tendrá lugar en la ciudad de Tampa, Florida, uno de los eventos deportivos más populares de Estados Unidos, el Super Bowl, la gran final de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés).
La expectación siempre crece ante un encuentro de tal magnitud. Sin embargo, este año, marcado por los efectos del COVID-19, las autoridades llaman a la mesura.
Esta edición tiene la particularidad de ser el primer Supertazón en disputarse bajo una serie de medidas tanto para jugadores como para el público, debido a la crisis sanitaria por el coronavirus que, además, se ha manifestado particularmente en Florida, uno de los estados más azotados hoy por la pandemia.
Por este motivo, los Bucaneros de Tampa Bay y los Jefes de Kansas City, equipos que discutirán la gran final, son sometidos a pruebas frecuentes y solo 25 000 espectadores acudirán a las gradas del Estadio Raymond James, ocupando menos de la mitad de su capacidad.
Hasta el momento, ni los Bucaneros ni los Jefes han tenido un positivo en más de tres semanas.
Según el New York Times, dos jugadores de los Jefes, —el receptor Demarcus Robinson y el centro Daniel Kilgore— estuvieron en contacto cercano con una persona infectada y deben aislarse al menos cinco días.
Desde principios de agosto, más de 700 personas vinculadas a la NFL han dado positivo a pruebas de coronavirus.
En la mayoría de las ediciones anteriores, los equipos contrincantes llegaban a la ciudad del Super Bowl una semana antes del partido, para realizar los entrenamientos y las entrevistas programadas con los medios de comunicación.
Este año, no obstante, los jugadores y entrenadores concederán esas entrevistas a través de videoconferencias, como durante toda la temporada regular de 2020. La llegada de los Jefes estaba prevista para este sábado.
La NFL regaló 7500 entradas a trabajadores sanitarios vacunados, mientras otros 14 500 asientos se venderán a aficionados a los que no se les exigirá que se vacunen o se sometan a pruebas antes de entrar en el estadio, y otros 2700 aficionados se sentarán en palcos de lujo.
Quienes asistan al juego recibirán un kit de protección personal, que incluye una mascarilla KN95 y desinfectante para las manos.
La actuación musical del entretiempo estará a cargo de The Weeknd y la NFL redujo la cantidad de personas admitidas al campo de juego para disfrutar del espectáculo. Por otro lado, grandes empresas como Coca-Cola y Hyundai, han decidido no gastar millones de dólares en anuncios de 30 segundos, lo que significa una reducción de la publicidad durante el partido.
Tampoco habrá las grandes fiestas de temporadas anteriores, como el evento anual organizado por el comisionado Roger Goodell. Además, el Jugador Más Valioso del torneo no viajará a Disney World, rompiendo una tradición que viene de 1987.
Patrick Mahomes, quarterback de los Jefes, quien hace un año se coronó, fue el último talento en desfilar en el reconocido parque de diversiones, a unas semanas del brote de coronavirus en Estados Unidos, ocurrido en marzo de 2020.
Las celebraciones por el evento, sin embargo, trascienden el ámbito de los estadios y suelen hacerse de forma masiva. Por esa razón, el Doctor Anthony Fauci, principal experto de enfermedades infecciones en Estados Unidos, hizo un llamado el miércoles a los ciudadanos de ese país a evitar las grandes aglomeraciones motivadas por el Super Bowl.
Fauci pidió a la gente “calmarse” y tratar de celebrar en familia, asegurando que no era el mejor momento para invitar personas a fiestas ante el riego de que estén infectados con el coronavirus y puedan contagiar a otros.
Hasta la fecha, Florida acumula 1 771 359 de casos confirmados de coronavirus y más de 28 000 fallecidos, según los datos del Departamento de Salud del estado.
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