Campesino cubano sobrevive bajo un árbol 13 años después de que un huracán destruyera su casa

“Escribí los papeles y la cosa es que en 13 años ahora soy el último”, comenta.

Alfredo Batista Martorel, damnificado del huracán Ike en la provincia de Holguín © YouTube/screenshot-Cubanet
Alfredo Batista Martorel, damnificado del huracán Ike en la provincia de Holguín Foto © YouTube/screenshot-Cubanet

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Este artículo es de hace 3 años

El campesino Alfredo Batista Martorel, uno de los miles de cubanos damnificados por el paso del huracán Ike en septiembre de 2008, vive bajo un árbol a la espera de la ayuda prometida por el gobierno para reconstruir su vivienda.

“Anteriormente dijeron que me iban a hacer una casa. Hubo una visita del gobierno y concluyeron que la vivienda que estaba en peor condición era la mía. Sin embargo, vino el ciclón, me tumbó la casa y hoy, 13 años después, hay 15 ó 16 casos por encima del mío”, dijo Batista Martorel en declaraciones a Palenque Visión para Cubanet.


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El hombre, que vive en el municipio holguinero de Antilla, relata que vivió el paso de Ike a la intemperie por temor a que su vivienda le cayera encima, aunque optó por no abandonar el lugar.

Tras el derrumbe de su casa -que efectivamente no soportó el embate del meteoro- explica que el delegado de circunscripción le ratificó que era el primero en la lista de personas a las que se le construiría una vivienda. Sin embargo, más de una década después, esa promesa no ha sido cumplida.

Precisa, no obstante, que le propusieron construir una casa de tabla de palma, pero dice que no aceptó porque el comején se la iba a comer.

En estos momentos, Batista Martorel vive al pie de un árbol entre cartones y cocinando en un horno montado sobre piedras. “Escribí los papeles y la cosa es que en 13 años ahora soy el último”, comenta resignado.

“Toda la vida he sido campesino. Como soy pobre y no tengo nada, me dolió”, concluye el hombre, que no parece confiar en que su casa nueva llegue algún día.

El huracán Ike tocó tierra por la provincia de Holguín en septiembre de 2008. Los fuertes vientos y lluvias dejaron afectaciones en unas 200.000 viviendas, de las cuales 30.000 quedaron completamente destruidas, según datos oficiales. Más de una década después, cientos de familias no han podido recuperar sus viviendas.

Las ineficientes acciones del gobierno cubano tras el impacto de fenómenos naturales es materia de constantes quejas por parte de los residentes en la isla.

En los últimos años abundan denuncias de familias afectadas por los huracanes Sandy (2012), Matthew (2016), Irma (2017) o el tornado que en enero 2019 devastó varias zonas de La Habana, que no han visto cumplidas las promesas de ayuda para reparar sus viviendas dañadas o para levantarlas desde cero.

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