El joven cubano Elidan Velázquez Díaz compartió el testimonio de un maltrato policial que denunció y que ha sido ignorado por las autoridades competentes, las cuales no han ofrecido respuesta a ninguna de las quejas y denuncias que ha presentado.
Los hechos ocurrieron el pasado 28 de noviembre de 2020, cuando Elidán y su madre estaban en una cola para comprar productos de limpieza, concretamente detergente. En un comienzo, la cola era de pocas personas pero, a medida que se acercaba la hora de abrir la tienda, empezó a llenarse de gente que no estaban presentes desde el principio.
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Por ese motivo, Elidan se dirigió al oficial de la policía que organizaba la cola, a una cuadra de distancia de la entrada del establecimiento, lo cual constituye una práctica habitual mediante la cual se camuflan presuntas irregularidades, según han denunciado varios ciudadanos a través de redes sociales, incluidas periodistas de medios oficialistas.
Al pedir explicaciones por ello al oficial de la policía, este se incomodó con las preguntas y terminó pidiendo identificación al joven. En ese momento, la madre de Elidan se acercó a ver qué pasaba con su hijo y al preguntar por qué le pedían identificación, el oficial le constestó ofensivamente que porque le “daba la gana”.
Ante semejante arbitrariedad policial, la madre quiso interceder, pero sin resultado. Según compartió el joven con la reportera de CiberCuba, Iliana Hernández, en ese momento llegó un teniente coronel llamado Hernán, de la estación de la calle Dragones, quien también es el delegado de la circunscripción de San Francisco de Paula.
Sin mediar palabra, el oficial lo empujó y lo esposó violentamente, provocando con su acción un golpe en la cabeza a Elidan y una lesión en la boca, producto del impacto contra un contenedor que se encontraba allí. El joven, que padece de cefalea migrañosa, resultó afectado por el golpe y por la arbitrariedad de la violencia desatada. Por ese motivo, acudió al médico a que le recetaran algo para el dolor de cabeza y le mandaron una duralgina para la cefalea.
Según el relato del joven, mientras estaba esposado en la cola, se acercó un oficial vestido de civil y pidió que le retirasen las esposas. “Lo hicieron por temor a una denuncia con testigos del proceder del teniente coronel”, asegura Elidan. “Quisieron encubrir el atropello policial”, insistió el joven sobre los hechos acontecidos aquel día.
Por ese motivo y en busca de justicia en su caso, el joven acudió a la 11na estación de policía del municipio San Miguel del Padrón para interponer una denuncia contra el teniente coronel Hernán. Los agentes que le atendieron lo enviaron al policlínico con otro oficial de la estación y el médico le entregó al policía un parte médico de lesiones leves en las mucosas.
Dicho parte fue “incluido” en la denuncia que presentó Elidan, pero de la que nunca firmó un documento ni recibió una copia. Cuando la reclamó, le dijeron que no se la daban porque no podían dar curso a su denuncia, ya que se trataba de un oficial de otra unidad.
Ante la desatención sufrida, Elidan decidió interponer una queja en la oficina de atención a la ciudadanía de Tulipán y Boyeros. Allí fue atendido el día 8 de diciembre de 2020 por la teniente Yusimí, quien le informó que le darían respuesta en el plazo de un mes. Asimismo, también presentó denuncia ante la Fiscalía Militar de la República el día 7 de diciembre.
Transcurrido el plazo y sin repuesta de ninguna de estas instituciones, Elidan decidió hacer pública su denuncia a través de CiberCuba, exponiendo su caso ante la reportera de este medio en La Habana, quien recogió el testimonio del joven en una grabación de video.
Las denuncias de abuso y maltrato policial en Cuba son frecuentes a través de redes sociales, pero en casos como el de Elidan, quienes se atreven a presentar la denuncia ante las propias autoridades, reciben amenazas y advertencias con el ánimo de disuadirlos de su empeño. Los órganos represores del régimen cubano actúan de esta forma con total impunidad ante sus excesos, sometiendo a la población a un calvario burocrático salpicado de intimidaciones con el fin de no dejar rastro de sus abusos y arbitrariedades.
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