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Tras dos años de viaje migratorio desde su Guantánamo natal, el cubano Francisco Luis Manzanet Ortiz está a la espera de ingresar en Estados Unidos cuando a partir del próximo 19 de febrero, abra la fase 1 del procesamiento de personas bajo Programas de Protección de Migrantes (PPM).
Sabe que aún le queda un poco para entrar a Estados Unidos, pero es consciente de que los que vienen detrás lo tendrán difícil en México. "Aquí en la frontera, las autoridades no nos quieren, no quieren cubanos", dijo en declaraciones a CiberCuba.
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"Ya en los próximos meses entro a los Estados Unidos con el favor de Dios. El presidente Joe Biden emitió una orden ejecutiva y eliminó el MPP aquí en la frontera y ahora van a pasar de 300 en 300 para los EE.UU. Nos van a poner en cuarentena y nos van a vacunar contra el coronavirus", comentó a este diario a través de mensajes de WhatsApp.
"El hecho de que entremos a los Estados Unidos no quiere decir que nos vayan a otorgar el asilo automáticamente. Tenemos que seguir nuestro proceso en la Corte con los jueces federales de Inmigración", añadió.
Sobre la situación que se vive hoy en la frontera de México, Manzanet asegura que se ha agudizado la dificultad no sólo para los cubanos sino también para los centroamericanos.
"Muchos de ellos (los migrantes) comenzaron sus procesos de refugio en la frontera Sur de México, en Tapachula, en el estado de Chiapas y allí les entregaron una visa humanitaria, que a mí me entregaron también, pero ya caducó el 5 de este mes de febrero y aquí nos están negando el derecho al trabajo porque no tenemos ningún tipo de documento de residencia. Eso lo pone difícil para pagar la renta y acceder a productos de primera necesidad, como es aseo personal o medicamentos", insistió.
Pese a esas dificultades, asegura que se respira esperanza entre los cubanos solicitantes de asilo que aguardan para entrar en Estados Unidos. "Estamos contentos por la nueva noticia que emitió el Departamento de Seguridad con respecto al protocolo de migrantes (MPP)", recalcó.
Quienes más difícil lo tienen son los cubanos que llegan ahora a México porque ya no recibirán documentación para permanecer temporalmente en el país o para atravesarlo por lo que se arriesgan a ser deportados a Cuba, concluye.
La pesadilla de México
Manzanet lo ha pasado mal en México. En julio de 2020 fue secuestrado por otro cubano y tres centroamericanos en la colonia Laderas de San Miguel, de Monterrey. Lo dejaron sin comer, encerrado en un cuarto, y los secuestradores huyeron con el poco dinero que acababa de cobrar por un mes de trabajo en la construcción.
Después de aquella experiencia lo tuvo claro: su prioridad era ponerse a salvo y decidió esconderse. En ese momento no podía tramitar su petición de asilo en Estados Unidos, luego de que Trump pactara en 2019 la devolución de solicitantes a México bajo los Protocolos de Protección de Migrantes, también conocidos como "Permanezca en México".
Estos retornados a territorio mexicano han sido víctimas de secuestros y exigencias del pago de rescates a sus familias durante la espera, que se ha prolongado aún más porque en abril del año pasado, Trump dictó otra orden que suspendía la inmigración en EE.UU. durante 60 días debido a la crisis del coronavirus y con la intención de preservar el mercado laboral para los norteamericanos.
En ese momento se dijo que los casos de asilo político no iban a tener obstáculos para proseguir su curso en los tribunales de Estados Unidos, pero finalmente no ha sido así. A estas alturas hay unas 60.000 personas en México, pendientes de cita en los programas de asilo MPP.
Además, a pocos días de cerrar su mandato, la Administración Trump restringió aún más el acceso al asilo en EE.UU., cambiando los criterios de elegibilidad. Estas restricciones se suman a las introducidas en octubre de 2020, que cerraban la puerta a pedir asilo a quienes tuvieran antecedentes como pandilleros o condenados por conducción bajo los efectos del alcohol.
Manzanet salió de Cuba el 27 de noviembre de 2019 y en marzo del año pasado fue entrevistado en la Oficina Mexicana de Ayuda al Refugiado de México, donde recibió una tarjeta que le acredita como beneficiario de ayuda humanitaria. Sin embargo, a estas alturas ese permiso ha caducado y esta situación le impide trabajar legalmente en México.
Su situación es límite. No obstante, confía en que su activismo político en la Isla le haga merecedor del estatus de refugiado en EE.UU.
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