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Activista Raúl Soublett afirma que Seguridad del Estado quería convertirlo en un delator

El activista subrayó que las amenazas a las que fue sometido produjeron tanta presión en él que no le quedó más opción que autoagredirse como una forma de liberarse.

Activista Raúl Soublett con lesiones en su frente causadas durante el interrogatorio © Facebook Raúl Soublett y Hector Luis Valdes
Activista Raúl Soublett con lesiones en su frente causadas durante el interrogatorio Foto © Facebook Raúl Soublett y Hector Luis Valdes

Este artículo es de hace 3 años

Raúl Soublett, el activista cubano por los derechos afro LGBT+ que se autoagredió este jueves durante un interrogatorio de la Seguridad del Estado (SE), confesó que esa fue la única forma posible de liberarse de las amenazas enfrentadas.

“Me autoagredí, fue la única forma que encontré para salir de ese ambiente incómodo, tan indeseable”, escribió en Facebook el activista.

Soublett añadió que durante el interrogatorio la SE lo amenazó y lo obligó a escoger entre dos opciones, la de la represión y el hostigamiento a los que el gobierno cubano somete a los activistas, o la de la colaboración y delación de sus compañeros a la policía política.

“Me mostraron dos caminos de los cuales ninguno escogí. Yo mismo decidí el camino que iba a coger”, dijo el activista.

Relató que fue citado al cine Acapulco a las 9:00 a.m. mediante una llamada telefónica la noche anterior. Al llegar al sitio fue trasladado a una de las casas disponibles para interrogatorios, donde la escenografía aparentaba un ambiente relajado, tranquilo, "pero no, era todo lo contrario, era un ambiente tenso”.

“El interrogatorio fue subiendo de tono a medida de que no decía lo que ellos querían escuchar. No faltaron las acusaciones de que mi activismo está siendo financiado por organizaciones o personas que reciben dinero de la NED, y que me relaciono con personas que igualmente son financiadas para la subversión en Cuba”, dijo.

Algunas de las amenazas que recibió el Soublett estaban dirigidas a su carrera universitaria y contra la relación de pareja que el joven tiene con el periodista independiente Héctor Luis Valdes, quien denunció lo sucedido en primera instancia.

“Tantos chantajes, amenazas contra mi madre, mi pareja, mi centro de trabajo, con mi carrera universitaria, con darme un tratamiento especial el cual iba ir viendo una vez que saliera de ese lugar; todo fue insoportable. Ejercieron tanta presión contra mi que la única vía que encontré fue autoagredirme para salir de ese lugar, para dar por terminado el interrogatorio”, agregó.

El activista reiteró que él fue el culpable de sus lesiones, producidas con una copa de cristal que estrelló contra su frente como método desesperado frente a la tortura sicológica:

“Ellos me llevaron a ese extremo donde la desesperación y el miedo me hicieron cometer algo que en mi sano juicio jamás haría. Nunca he intentado atentar contra mi vida, contra mi cuerpo, ni mucho menos eso que ocurrió fue premeditado como ellos me dijeron”, subrayó.

Soublett narró detalladamente cómo se produjo el suceso desde su perspectiva:

“Pedí que me dejaran tranquilo, en paz. Mi respiración se fue entrecortando, mi corazón iba a millón, temblaba, agarré una copa llena de agua y sin pensarlo, sin identificar en ese momento lo que estaba agarrando, la incrusté contra mi cabeza. No sentí dolor. Me aceleré y quise agarrar todo lo que había cerca. Destruí las copas, la mesa, su teléfono, tenía el diablo en mi cuerpo. Ese diablo iba contra mi mismo. Ese diablo lo trajeron ellos”, escribió con pesar.

El activista también contó que la SE quiso montar “un show” en un policlínico, donde un médico le cosió la herida, para que no se supiera lo que había ocurrido y lo amenazó para que no lo hiciera público. En su lugar, sugirieron que fingiera un accidente en la calle tras haberse caído o golpeado con una piedra.

Sin embargo, Soublett aseguró que no pudo callar, y que con lágrimas en los ojos tuvo que contar el lamentable hecho a su pareja.

“Ahora estoy más tranquilo, pero mi cabeza es todo un lío. Estoy muy preocupado, el miedo es inevitable pero decidido a seguir adelante, a no callarme y denunciar cada atropello, cada violación. Exijo que pare este tipo de atropellos contra la sociedad civil. No somos delincuentes, ni terroristas, ni asesinos. Somos personas, cubanos que luchan por vivir en paz, por tener un país mejor”, concluyó el activista.

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