El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, prometió este martes al líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien Washington considera presidente interino de Venezuela, el apoyo de la actual administración del demócrata Joe Biden para "presionar" hacia una "transición pacífica" en ese país caribeño.
"El secretario Blinken subrayó la importancia del retorno de la democracia a Venezuela a través de elecciones libres y justas", señaló en un comunicado el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Durante la conversación, el jefe de la diplomacia estadounidense también se refirió a los esfuerzos de su país junto a aliados como la Unión Europea, el Grupo de Lima, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Grupo de Contacto Internacional sobre Venezuela "para aumentar la presión multilateral y presionar por una transición pacífica y democrática", agrega la nota.
Ambos líderes "hablaron de las necesidades humanitarias urgentes en Venezuela que han obligado a casi 5,5 millones de venezolanos a emigrar, y el secretario Blinken aplaudió los esfuerzos para encontrar soluciones para aliviar su sufrimiento y se comprometió a mantener el apoyo de Estados Unidos".
Horas antes, el líder de la diplomacia del país norteamericano se había comunicado con su homóloga de Noruega, país que ha jugado un rol de mediador entre la dictadura y la oposición durante los últimos años.
El 23 de enero de 2019, Guaidó anunció que asumiría las competencias del Ejecutivo en Venezuela ante la que consideró usurpación de la Presidencia de ese país por parte del dictador Nicolás Maduro, quien continúa en el poder.
Guaidó fue reconocido como presidente interino de Venezuela por el entonces presidente estadounidense Donald Trump, cuyo mandato concluyó el pasado 20 de enero.
Trump dirigió desde la Casa Blanca una estrategia de mano dura hacia la Administración de Caracas, que se tradujo en sanciones contra empresas o funcionarios, allegados y familiares de los integrantes del Gobierno de Maduro, que rompió relaciones diplomáticas con Washington.
El pasado 3 de febrero, Estados Unidos anticipó que no espera establecer contacto directo con Maduro en "el corto plazo", e indicó que seguiría reconociendo a Guaidó como su interlocutor.
"Ciertamente no esperamos ningún contacto con Maduro en el corto plazo", afirmó entonces en una rueda de prensa el vocero del Departamento de Estado, que calificó al mandatario venezolano de "dictador".
Price también dijo que el gobierno de Biden "no tenía prisa" por levantar las sanciones impuestas a Venezuela por el expresidente Donald Trump, pero que consideraría aliviarlas en caso de que Maduro tome medidas que demuestren que está listo para negociar.
Maduro, quien mantiene el apoyo de aliados internacionales como Rusia, China y Cuba, afirma, por su parte, que Guaidó es un títere de Estados Unidos cuyo objetivo es derrocarlo y en un golpe de estado.
Todo parece indicar que la actual administración demócrata mantendrá la política hacia Venezuela de su predecesor, algo anunciado desde las declaraciones de Blinken durante su audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, antes de asumir sus funciones.
En ese momento, el senador republicano por Florida, Marco Rubio, le consultó si era “su visión que nuestra postura hacia Venezuela debe cambiar en esencia, que ya no debemos reconocer a Juan Guaidó y entrar en negociaciones con Maduro”.
Blinken negó que ese fuera el caso y dijo estar “muy de acuerdo” con Rubio en una serie de pasos tomados por Washington hacia Caracas durante la administración anterior. Entre ellos, mencionó el reconocimiento de Guaidó como presidente interino de Venezuela, así como de la Asamblea Nacional elegida en 2015 como la única institución elegida democráticamente en el país.
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