Para el francés Floréal Melgar, hablar y escribir sobre Cuba es una responsabilidad social alimentada por su sentido de justicia. Quiere que todo el que hable francés sepa qué sucede en Cuba y lamenta que los medios en su país no presten atención a la situación de los cubanos.
Cuba, crónicas de una pesadilla sin fin, su más reciente libro, pretende, de cierta forma, convertirse en un espacio para que los francófonos conozcan a figuras emblemáticas de la sociedad civil cubana y su lucha por la democracia en la isla.
Su labor de larga data como activista libertario, así como su responsabilidad editorial en medios de prensa como el semanario Le Monde libertaire y la revista La Rue están estrechamente ligados a sus denuncias de represión en regímenes comunistas. De padre español, el castellano le viene en la genética, lo que le ha permitido entender las tribulaciones que le llegan desde Cuba. Y traducirlas.
¿Qué ha representado para usted escribir las crónicas?
Cuando empecé a escribir sobre Cuba, mis primeros textos fueron traducciones al francés de artículos publicados por sitios web cubanos, principalmente Havana Times. Luego escribí artículos sobre la represión, pero de forma general. Fue un artista francés amigo mío quien me sugirió la idea de evocar casos concretos, de hablar con más precisión de los individuos afectados por esta represión, una represión de la que los franceses son completamente inconscientes. Así que empecé a escribir y a publicar regularmente en mi blog y en las redes sociales crónicas dedicadas exclusivamente a la represión de ciertos opositores al régimen cubano.
En mi libro, evoco unas ciento cincuenta víctimas de la represión llevada a cabo por la policía política, la Seguridad del Estado. Escribir estas crónicas representaba para mí una especie de deber de información, en la medida en que aquí en Francia, aparte de algunos raros sitios militantes como el de mi amigo Daniel Pinos, dedicado a Cuba, Polémica cubana, los medios de comunicación oficiales no hablan de ello.
El libro ha sido reseñado en varias publicaciones en francés y, en estos momentos, está agotado en el gigante de ventas Amazon. ¿Como considera la acogida del libro entre los lectores y a qué cree que se debe?
Una vez más, no nos engañemos. Sólo unos pocos sitios militantes, en su mayoría libertarios, han mencionado mi libro. Pero los medios de comunicación franceses lo ignoran por completo. La recepción de los lectores es buena. He recibido muchos mensajes de simpatía. Creo que los lectores están sobre todo agradecidos por descubrir información que desconocían hasta ahora.
Aquí, en Francia, la desinformación sobre Cuba es total, siempre con la imagen de una isla paradisíaca y de un pueblo revolucionario que resiste al "gran Satán" de al lado, imagen que sigue transmitiendo gran parte de la izquierda y la extrema izquierda francesas, que no saben nada de la vida cotidiana del pueblo cubano. Eso no les impide transmitir la propaganda más engañosa del régimen castrista desde hace más de sesenta años.
¿Por qué piensa que es necesario que el lector francófono sepa lo que sucede en Cuba? ¿Tiene intención de publicar las crónicas en español o en inglés?
Creo que es necesario, más allá de cualquier ideología, decir la verdad, por muy dolorosa que sea. Y esto significa decepcionar a todos los que, sinceramente o no, creyeron en el ideal revolucionario, ideal que, en el caso cubano, fue traicionado muy rápidamente cuando los comunistas lo confiscaron en su propio beneficio, eliminando, por todos los medios, a todos los que tuvieron fe en esta revolución y que pagaron muy caro, a veces con su vida, por oponerse a los comunistas.
Los libertarios suelen decir "Mi patria es la humanidad". Cuando esta humanidad es engañada, reprimida en cualquier parte del mundo, es una obligación moral dar a conocer y denunciar lo que pasa. El gran escritor francés Albert Camus quería acabar con la política y sustituirla por la moral, o la ética. Esta ética ordena decir la verdad, exponer los hechos, incluso cuando es probable que moleste a los propios compañeros. Como entiendo el idioma español, pues lo estoy haciendo, con mis limitados medios, en lo que a Cuba se refiere.
En cuanto a las posibles traducciones al español y al inglés, no depende de mí sino de la editorial. Pero por el momento, dadas las circunstancias, parece poco probable.
Ha dicho que su interés en Cuba vino de la pluma de Gastón Leval, por un artículo suyo de 1961 en Le Monde Libertaire que denunciaba la represión del gobierno revolucionario contra los que se oponían al comunismo en Cuba. ¿Qué le motivó a involucrarse con los cubanos al punto de escribir sobre lo que acontece en Cuba con los perseguidos de hoy? ¿Tiene algo que ver en eso su ascendencia española o su militancia política?
Gastón Leval fue un activista anarquista que participó en la revolución libertaria española de 1936. También vivió varios años en algunos países sudamericanos, principalmente en Argentina. Conocía personalmente a varios militantes importantes del movimiento libertario cubano y estaba muy bien informado de lo que ocurría en los primeros tiempos tras la victoria de la revolución, lo que le permitió denunciar muy pronto, a principios de los años 60, en la prensa libertaria francesa, la toma de control comunista de esta revolución y la instauración de una dictadura en Cuba. Lo conocí cuando era un joven activista libertario y sentía una gran admiración por él.
En efecto, cuando descubrí este artículo al que se refiere, decidí interesarme de cerca por Cuba, lo que se vio muy facilitado por la existencia de Internet y el descubrimiento de los sitios de oposición al régimen castrista, donde encontré una cantidad fenomenal de información. Al mismo tiempo, entré en contacto a través de las redes sociales con varios disidentes que viven en la isla, que también me proporcionaron mucha información.
Luego conseguí encontrar una serie de artículos que fueron escritos a principios de los años 60 por un activista anarquista cubano exiliado, Abelardo Iglesias, en una revista libertaria argentina, Reconstruir, en los que denunciaba lo que estaba ocurriendo con la universidad, el sindicalismo, el estado de la prensa y todo lo demás desde que los comunistas tenían el poder absoluto en Cuba. Es, por tanto, también por fidelidad a la memoria de estos hombres, a menudo cultivados de forma autodidacta, ya que el movimiento anarquista ha producido muchos de ellos, que me he dedicado a este trabajo sobre Cuba y que seguiré haciéndolo mientras sea necesario.
Mi ascendencia española y mi activismo político juegan un papel en todo esto, por supuesto. Sigo profundamente apegado al ideal libertario, y en la medida en que todas las dictaduras, sean de derechas o de izquierdas, se empeñan en borrar la memoria histórica para sustituirla por una historia falseada, intento, en la medida de mis posibilidades, recordar lo que fueron los movimientos anarquistas español y cubano que los historiadores oficiales, sean liberales o marxistas, siempre han intentado enterrar profundamente. Y también hablando del presente.
¿Cómo ve el futuro de Cuba y de los cubanos?
Predecir el futuro es un ejercicio peligroso. Existe un gran riesgo de cometer errores y, a veces, incluso de caer en el ridículo. Lo que me parece seguro es que el futuro del pueblo cubano seguirá siendo tan triste como su presente mientras continúe este régimen totalitario. Lo único que puedo decir es que esta impostura castrista terminará algún día, como todas las demás, y espero que ocurra lo antes posible. Tal vez haya esperanza de que las cosas cambien cuando desaparezcan los últimos dinosaurios de la mafia comunista disfrazados de militares, empezando por Raúl Castro, cosa que espero que ocurra bastante pronto. Los recientes acontecimientos en torno al Movimiento San Isidro y el Ministerio de Cultura también han dado lugar a la esperanza. Las cosas se están moviendo un poco en Cuba, y eso está bien.
Espero ver el colapso de este régimen. El pueblo cubano ha sufrido lo suficiente como para merecer vivir en libertad.
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