La joven trans Merlía Somers aseguró haber sido multada por las autoridades cubanas por vestir de mujer en una cola de su pueblo, Cabaiguán, provincia de Sancti Spíritus.
Somers denunció la arbitrariedad del acto y ofreció detalles de los hechos a través de las redes sociales,
“Voy a la tienda MLC, aquí en mi municipio Cabaiguán, en la provincia de Sancti Spíritus, donde vivo, a hacer la cola para comprar cosas de aseo personal que habían sacado”, comienza su relato Somers.
“Cuando llego que empiezo a pedir el último se acerca a mí un oficial de los que visten de verde y me pregunta, ¿qué yo hacía vestido así allí? y llamó a un policía de los que estaban controlando la cola y el policía me dijo que yo les estaba faltando el respeto al aparecer vestida así allí (de mujer), que eso era desacato a la ley y que yo estaba violando un artículo”, explica la joven trans.
Según su relato, las autoridades no solo le exigieron que hiciera silencio cuando trató de argumentar razones a modo de defensa, sino que la multaron con un monto de 1000 pesos cubanos y la amenazaron con procesarla por el cargo de “peligrosidad” si no pagaba la multa en el plazo pertinente.
La joven expresó a las autoridades que ella solo ejercía su derecho a vestirse como mujer, y que lo ocurrido era un episodio de homofobia y abuso de poder.
“Yo le dije que no me iba a callar porque estaban violando mis derechos y que mis derechos yo los iba a defender. De ahí me esposaron, me montaron en el carrito y me llevaron para la PNR donde me pusieron una multa de 1000 pesos. En la multa pusieron el nuevo artículo que hay, que es eso del nasobuco mal puesto para justificar lo que hicieron…”, explica Somers sobre la táctica común de la policía de fabricar delitos cuando buscan escarmentar a alguien.
“Yo uso dos nasobucos porque tengo problemas en el corazón y problemas de respiración y mi cuerpo no aguantaría la pandemia, por lo cual uso dos y correctamente puestos”, aclaró.
El episodio ha suscitado consternación en los grupos de activistas LGBTIQ+ de la isla. En una fotografía de la multa impuesta a Merlía Somers puede leerse el nombre masculino de su carné de identidad, ya que bajo la legislación vigente en la isla es imposible que una persona trans certifique oficialmente su nueva identidad.
El artículo 42 de la constitución actual recoge el derecho de todo cubano a recibir un trato igualitario por parte de las autoridades así como la misma protección sin distinción de raza, sexo, género, origen, etnia, religión, entre otros:
“Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana. Todas tienen derecho a disfrutar de los mismos espacios públicos y establecimientos de servicios (...)”, indica la Carta Magna cubana.
No obstante, el propio artículo recoge que “la violación del principio de igualdad está proscrita y es sancionada por la ley”, lo cual implica que ambos oficiales pudieran ser procesados por la transgresión de este derecho.
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