En el cementerio de Kilo 12 de Sancti Spíritus se ha normalizado la práctica de desenterrar cadáveres para dar sepultura a fallecidos, denunció el periódico provincial Escambray.
“Suena grotesco, sí, y hasta espeluznante, pero es la realidad con que se ha venido lidiando al menos en el último quinquenio en un camposanto donde se producen entre cinco y seis enterramientos diarios como promedio, aunque la cifra puede elevarse hasta 10”, dijo la periodista Delia Proenza.
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Los inconvenientes que esto acarrea son varios. En ocasiones se procede a la exhumación de cadáveres sin que sus familias están presentes para de esta forma, de acuerdo a la explicación de los enterradores a Escambray, “colocar los restos en osarios como solución ante la falta de capacidad”.
También ello implica que los ritos funerarios se vuelvan largos y desagradables, “porque mientras no esté vacía y debidamente habilitada la sepultura del finado no será posible colocarlo en ella”, precisa la periodista.
El problema es la insuficiente capacidad del cementerio, inicialmente concebido para su ubicación en las afueras de la ciudad, ya se encuentra dentro de la misma, dado el crecimiento poblacional desde el XIX, en que fue construido, hasta la actualidad.
Según el reporte de prensa de Escambray, hace algún tiempo se planificó la construccion de un nuevo cementerio y un crematorio, “pero los planes constructivos de ambas obras se han aplazado una y otra vez, la razón es la falta de financiamiento”.
En su lugar, agrega la reportera, “se ha incrementado en la construcción de nichos y bóvedas dondequiera que resultaba posible, entre una tumba y otra, y hasta en fragmentos de las calles”.
La comunicadora precisa que darle solución a esta problemática “no es cuestión de querer o no, sino un reto que deberá ser asumido a corto plazo porque una gran verdad salta a la vista”.
La aseveración de la periodista fue confirmada por un lector de citado medio oficial que asegura que desde hace más de 10 años se aprobó la construcción de un nuevo camposanto y su incinerador. El lector lamenta que “esta gravísima situación no es prioridad” y agrega que “la falta de visión de nuestros dirigentes ha provocado llegar al punto en el que estamos".
El internauta propone, además, acometer el proyecto con financiamiento que provenga de entidades del municipio.
Pero el problema del camposanto espirituano se extiende a más de cinco años atrás. Una investigación de 2009 ya advertía el impacto medioambiental.
Entre las observaciones del estudio, se precisa que “de no existir el control y cuidado debido con los manejos de esta instalación pudiera llegar a convertirse en un posible foco de agentes naturales y biológicos enrareciendo el medio ambiente y por ende actuando en contra de la salud de los ciudadanos”.
No solo se trata de un problema que afecta la sensibilidad de los que lloran seres queridos. En este caso, hay implicaciones sanitarias y urbanísticas que han sido vulneradas.
La situación de las prácticas mortuorias en Cuba ha llegado a ser alarmante, con reportes de saqueos a las tumbas con fines religiosos y también por el deterioro de los cementerios en todo el país.
Hace aproximadamente dos años, la prensa oficial aseguraba que los cementerios y funerarias de la capital estaban siendo objeto de “un amplio proceso inversionista” con vista a reparar propiedades y panteones. Sin embargo, esto ha sido desmentido por los propios dueños de estos inmuebles quienes han reportado que las reparaciones fueron cosméticas y se limitaron a la pintura de los mismos.
También, dentro del llamado proceso de “ordenamiento económico” las tarifas de servicios funerarios aumentaron, mientras la calidad de estos sigue siendo cuestionable. Muy pronto, ante la demanda popular, la dirección del país se vio obligada a eliminar los nuevos precios y mantener los que habían sido fijados hasta entonces.
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