El mandatario Miguel Díaz-Canel arremetió contra la sociedad civil cubana en su primer discurso como primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, durante la clausura del VIII Congreso de la organización partidista.
“No vamos a permitir que los artivistas —como dicen ellos mismos, entre comillas— del caos, de la vulgaridad, del desacato, mancillen la bandera e insulten a las autoridades”, dijo Díaz-Canel, quien consideró las víctimas de arrestos arbitrarios como personas que “buscan desesperadamente ser detenidos para cumplir el mandato de quienes les pagan”.
Al sostener que “los enemigos de la Revolución aplican los conceptos de Guerra No Convencional contra Cuba, una guerra en la que todo lo banal, vulgar, indecente y falso, vale”, el mandatario ignoró la profunda crisis de valores por la que atraviesa la sociedad cubana, en razón de la colectivización, el fallido ideal del hombre nuevo, y la imposición ideológica por parte del gobierno y el partido que él mismo representa.
La propia diplomacia cubana ha recurrido a actitudes marginales en cónclaves internacionales donde, a golpes y gritos, han pretendido callar denuncias de violaciones a los derechos humanos de los cubanos. Algunos ejemplos remiten a la Cumbre de Las Américas y a la propia Organización de Naciones Unidas.
En su intervención, el líder del gobierno y el partido de Cuba ha declarado la guerra a quienes piensan diferente, considerándolos no solo como “enemigos” sino como enfermos con trastornos mentales, y antisociales:
“Son sociópatas con tecnología digital siempre disponible, siempre a punto, en guerra abierta a la razón y a los sentimientos. Atacan, no a un sistema político solamente sino a las verdaderas urgencias del hombre, a lo que nos conecta como especie”, dijo sobre quienes se oponen a su gobierno y lo expresan en el ciberespacio.
Se trata de una manipulación y un abuso de poder irresponsable de quien insiste en ignorar que Cuba es una sociedad heterogénea, a pesar de haber asegurado con anterioridad que en Cuba “a nadie se le persigue por no estar con la revolución”.
Un sociópata es una persona enferma que padece un trastorno mental conocido como sociopatía, que es, a su vez, una patología de tipo psicológico que provoca un comportamiento caracterizado por la impulsividad, la hostilidad y el desarrollo de conductas antisociales.
Para quien supuestamente debería representar a todo el pueblo de Cuba, más allá de posiciones políticas, los “enemigos” son también “lumpen” y “mercenarios” que “lucran con el destino de todos”. A ellos, advirtió en tono amenazante quien ocupa el cargo de presidente de la República, “que continuamente ofenden de palabra y de hecho a quienes no descansan, ¡que la paciencia de este pueblo tiene límites!”.
En las redes, las opiniones de cubanos no se hicieron esperar. El usuario de Twitter Mag Jorge Castro advirtió que Díaz-Canel “estrena su cargo de Primer Secretario lanzando amenazas a toda la sociedad civil que disiente y se expresa en la isla”. Jorge Castro se pregunta si acaso se aproxima “otra Primavera Negra” y señaló que “debemos estar atentos”.
También, la periodista Camila Acosta observó que el presidente de Cuba “aprovechó para amenazar” a la quienes se le oponen, lo cual, según dice, puede traducirse en un “¡prepárense para lo que viene!”.
De igual modo, en su discurso Díaz-Canel convocó a “emplear todos los recursos de la comunicación social, particularmente el trabajo en redes para tratar los temas que estremecen a la sociedad” y llamó a las instituciones a dar “respuesta oportuna” a los ciudadanos “para favorecer la participación, la transparencia y la rendición de cuentas, para mostrar los ánimos que mueven al país”.
Asimismo invitó a “aprovechar todos los espacios de la comunicación para dar nuestra batalla como revolucionarios”, aspecto que forma parte de su agenda desde su designación como presidente, con la creación del “gobierno electrónico” tras ordenar a los directivos abrirse cuentas en redes sociales.
Hay que recordar que un nuevo Decreto-Ley “De las Telecomunicaciones, las Tecnologías de la Información y la Comunicación, y el Uso del Espectro Radioeléctrico” fue aprobado recientemente con el objetivo de “contrarrestar las agresiones radioeléctricas y en el ciberespacio” y “para defender los logros alcanzados por nuestro Estado socialista”.
Aprobado por el Consejo de Estado, el instrumento jurídico pretende regular el acceso de la población cubana al ciberespacio y acentuar el control estatal sobre las comunicaciones en la isla limitando la libertad de expresión.
La preocupación del presidente sugeriría, entonces, que una de las prioridades de su gestión es limitar que noticias de abusos de poder lleguen a las redes sociales, sin cuestionar prácticas ilegales de los órganos represivos.
En las últimas semanas una serie de detenciones arbitrarias y arrestos domiciliarios sin basamento jurídico han engrosado las denuncias por represión en Cuba.
El cerco policial a la Union Patriotica de Cuba (UNPACU) para prohibir asistencia médica y humanitaria de activistas a la población de Santiago de Cuba precipitó una huelga de hambre y denuncias de la comunidad cubana e internacional.
También el arresto violento de youtubers como El Gato de Cuba, y de artistas como Luis Manuel Otero Alcántara en sus domicilios, así como la vigilancia constante a las viviendas de reporteros como Luz Escobar, Iliana Hernández y Camila Acosta estrechan el espacio de las libertades individuales en Cuba, cada vez más amenazadas.
En un contexto azotado por la crisis estructural del Modelo económico y por los estragos del coronavirus, el sustituto de Raúl Castro en el PCC recurre a la amenaza y apuesta por tensar la cuerda de los ya famélicos derechos humanos de los cubanos.
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