Una madre cubana que creyó en la revolución explotó este sábado en las redes sociales luego de que la respuesta del gobierno ante la necesidad de alimentación de su nieta de un mes de nacida fuera la gota que desbordara su decepción.
"Cuba, escúchame, y que me escuche el mundo. Yo era una comemierda que creía en esto", dijo la mujer con la voz temblorosa, antes de contar que su hija, que padece lupus, tuvo una bebé a la que no puede alimentar por su enfermedad, y la respuesta del gobierno ante la necesidad de leche para la recién nacida fue que le echara agua para que dure.
"La leche que se tiene que tomar el día primero, se la toma el día 11. De estúpida llamé al gobierno para que me autorizaran la venta de leche en la lechería y el gobierno me contestó que le diera la leche aguada.
"Tengo a mi madre muriéndose en la Benéfica por falta de sangre, de medicamentos, porque los médicos no quieren trabajar", denunció la mujer, que contó que uno de los médicos le dijo que su madre, de 83 años, ya tenía edad de morirse.
La señora, que fue 27 años presidenta de los CDR (cargo que ya entregó), hizo su directa a través de la cuenta de Facebook de su hijo y, a pesar de estar dentro de la casa, llevaba puesta la mascarilla porque "hace dos años que yo no tengo dientes porque no tengo para pagarlos por fuera y estoy esperando a que el policlínico me llame".
La mujer, que se identificó con el nombre de Raquel, contó entre lágrimas que ella fue de las cubanas que se peleó de su padre por haberse ido de Cuba y cortó comunicación con los tíos que vivían en el exterior porque "no eran revolucionarios".
"Pero me lo merezco, por no haber creído en nadie más que en Dios", confesó la mujer, que dijo que el noticiero le dan "ganas de vomitar" y que ahora el gobierno utiliza la excusa de la pandemia para todos los problemas.
En los últimos meses, han sido muchas las madres cubanas que han recurrido a las redes sociales a denunciar el infierno que viven para alimentar a sus hijos o conseguir medicamentos cuando están enfermos. Las denuncias por la desigualdad tan extrema que han generado las tiendas en moneda libremente convertible también son frecuentes y a esta crisis se suma el dolor de las madres cuyos hijos son detenidos, reprimidos y difamados por ejercer su libertad de expresión.
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