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Además de la represión, si algo no cambia en Cuba es la propaganda, el ocultamiento de datos y la ausencia general de soluciones para problemas enmascarados.
Recientemente, el Ministerio de Economía y Planificación informó que había "pleno empleo" en Cuba, al estar los últimos diez años "por debajo de 4%" de desocupación. Por su parte, el diario oficial Granma insistió en la cifra y publicó que el gobierno "despliega un enorme esfuerzo para garantizar el derecho al trabajo a la población cubana".
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Desconocer la realidad, no hace que esta sea diferente. A pesar del triunfalismo oficialista, los cubanos en edad laboral sufren directamente la ineficiente gestión de la economía, los problemas acumulados durante décadas y el efecto de la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con los resultados del Tercer Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, realizado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos en noviembre pasado, el porcentaje de personas que no reciben ninguna retribución alcanza el 29% de la población en edad laboral.
Aquella encuesta arrojó que el desempleo "en sentido estricto" alcanza el 10%, pero las personas encargadas de las labores del hogar llegan al 15% y las que no pueden trabajar por enfermedad representan el 4%. En resumen, un 29% sin ingresos.
La cifra es prácticamente idéntica a la calculada por el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, en febrero de este año: El desempleo total podría exceder el 30%.
No hay cambios, pero sí previsión de empeoramiento, porque la pandemia dejará una crisis persistente. El dato recogido en noviembre reproduce la misma situación de los informes anteriores: casi la totalidad de las personas desempleadas (92,8%) niega haber recibido apoyo por parte del Estado.
Mientras tanto, la prensa oficial anuncia la creación de 32.000 nuevos empleos en 2021, "con el apoyo de la Central de Trabajadores de Cuba". La idea de encargar a un sindicato (único, además) que genere empleos, dista mucho de las soluciones urgentes que necesita la economía nacional. Evidentemente, cualquier tarea es asumible retóricamente por la CTC, salvo defender a los trabajadores cubanos.
Bajo las alfombras y detrás de los datos, ahora mismo se vive un drama social del que pocos hablan: cientos de miles de trabajadores privados sin empleo ni subsidios, como consecuencia del Covid-19. Y una cantidad similar en el sector público, a la espera de ser barridos por los efectos de la unificación monetaria y el cierre de empresas estatales consideradas "ineficientes".
Como dice Mesa-Lago, el escenario que viene podría compensarse "si se permite expandir el cuentapropismo sin trabas ni impuestos excesivos". De cualquier modo, el control político, los problemas estructurales y la ausencia de un Estado de Derecho impiden la protección y defensa de los trabajadores cubanos. Es precisamente esto lo que debe cambiar radicalmente.
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