Un año después de contagiarse de coronavirus, Salma Hayek se ha sincerado por primera vez sobre su dura experiencia con la enfermedad. Un angustioso capítulo que ha narrado para el último número de la revista Variety.
Hasta ahora la actriz mexicana había guardado el secreto, al contrario que muchos rostros reconocidos que sí contaron en su día que pasaron por la enfermedad. Sin embargo, parece que para la mexicana, que nunca ha tenido ningún problema en hablar de su vida privada, no fue fácil asimilar que estuvo al borde la muerte y no ha sido hasta ahora que se ha atrevido a contar de primera mano lo mal que lo pasó.
"Mi médico me suplicó que fuera al hospital porque estaba muy mal. Pero yo le dije: 'No, prefiero morir en casa'", relata la famosa productora, que pasó días de verdadera angustia en los que incluso tuvo que tener oxígeno.
Durante siete semanas, Salma estuvo aislada en una habitación de su casa en Londres, donde vive con su marido François-Henri Pinault y su hija Valentina, de 13 años.
Por suerte todo quedó en un susto, sin embargo, la recuperación fue un proceso lento para Salma, que sigue arrastrando secuelas como la fatiga.
La falta de energía le impidió reincorporarse al trabajo hasta este mes de abril, cuando volvió al set de rodaje de la película House of Gucci, protagonizada por Lady Gaga y Adam Driver en Roma.
"Fue fácil. Fue el trabajo perfecto para volver. No fue mucho tiempo", comentó la actriz de 54 años a la citada publicación. "Había comenzado a hacer Zooms en un momento, pero solo podía hacer algunos porque me cansaba mucho", añadió.
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