Con una franqueza brutal, el psiquiatra Sergio Andrés Pérez Barrero conversa con CiberCuba desde su casa en Bayamo, Granma, y comparte con los cubanos su mantra en la vida: ser libre y no ceder espacio.
A pesar de ser una autoridad en temas de suicidio, y de haber viajado y trabajado con la Organización Mundial de la Salud en la prevención de estos, nunca ha querido vivir fuera de su país. A Cuba y a su pueblo le ha servido por casi cinco décadas ganándose el respeto y la admiración de su pueblo y de sus colegas de la Red Mundial de Suicidiólogos, de la que es fundador.
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Tan encomiable ha sido su trabajo como psiquiatra que, en 2016, ante las restricciones de salida del país impuestas a los profesionales de la salud desde 2012 por las autoridades cubanas, un nutrido grupo de suicidiólogos europeos escribió a Raúl Castro:
“¡Felicitaciones, Cuba, por tener un líder tan prominente en su país! Bríndele su apoyo justo en sus grandes actos para mejorar el cuidado de la salud en el mundo”.
¿Qué le motivó a estudiar medicina y especializarse en Psiquiatría?
A mí me motivó la vagancia, porque yo iba a estudiar medicina veterinaria. En ese momento en Cuba se podía estudiar lo que te diera el deseo y yo tenía en mis manos dos boletas: una de medicina humana y otra de medicina veterinaria.
Mi hermano ya estudiaba medicina, y yo dije, si no sé algo de medicina veterinaria me voy a tener que romper la cabeza. Sin embargo, si no se algo de medicina humana ahí esta Pelao’ -así le decíamos a mi hermano- y ya el me podrá explicar. Y con un desconocimiento supino empecé la carrera de medicina.
No fueron intereses científicos ni profesionales los que me llevaron a estudiar medicina y psiquiatría. Cuando estuve en un círculo de interés de esa especialidad el profesor me llamó la atención…porque -me explicó- “el psicoanálisis está prohibido en Cuba y usted hizo una interpretación psicoanalítica. Por eso, usted va a ser, a partir de ahora, el jefe del círculo de interés”. Es decir que él descubrió el psiquiatra que había en mí y que yo no sabía que existía.
Eso fue en 1973. Desde ese entonces hasta ahora es lo que ha regido mi vida, lo que le ha dado sentido.
Usted viene abogando por la libertad de movimiento de los médicos cubanos desde hace, al menos, una década. ¿Qué le llevó a pronunciarse por ese derecho? ¿Ha sufrido consecuencias?
Yo pienso, y lo mantengo, que para darle glorias a Cuba no hay que pedir permiso. Sin embargo, el Ministerio de Salud Pública hizo una resolución muy anormal, como muchas de las resoluciones que hace, en la que yo tenía que pedirle permiso al ministro para salir del país… Yo no voy a pedir permiso. Eso fue cuando el “reinado” de Roberto Morales Ojeda.
Me invitaban [psiquiatras de otros países] y yo les decía que no, por no pedir permiso…Hice una carta en relación a eso [a la prohibición de salida del país] a Esteban Lazo y al ministro de Salud Pública y todavía estoy esperando respuesta, porque no contestan nada, se consideran con el derecho de no responderte, y punto.
No obstante, los mejores suicidiólogos de Europa hicieron una carta a Raúl Castro pidiéndole que por favor me dejaran salir a darle glorias a Cuba…precisamente para que yo no tuviera que pedir permiso.
Pero ellos [el gobierno de Cuba] como se creen los dueños de Cuba, hay que pedirles permiso para salir de la granja. Conmigo ese recurso no va.
Usted también ha hecho otras cartas. Todos los años, al menos desde el 2017, usted escribe a las madres que conforman el comité Central del Partido para que el Gobierno de Cuba levante restricciones de entrada al país a cubanos que han abandonado contratos estatales en el exterior.
Lo he hecho y lo voy a seguir haciendo, por algo muy sencillo: Sí, violaron el contrato, pero en ese contrato, aunque yo lo firme, me están dando la mala…es un contrato leonino. Yo no lo hago, yo no voy a colaboración, y no voy por los costos socio-psico-familiares que trae la colaboración y que no se han investigado, pero yo sí los he visto en la consulta porque esa es mi profesión. Yo sé lo que traen las colaboraciones.
¿Puede mencionar dos de esos costos?
El hogar roto, la destrucción familiar es el mayor, pero además de eso ¿por qué yo tengo que buscar en otro país lo que los militares obtienen en el mío en pesos cubanos, a un costo 25 veces menor de lo que me cuesta a mí?
Es una estrategia gubernamental para romper los hogares de los no militares. Las familias de los militares son papá, mamá y nené porque no tienen que ir a ninguna parte para hacer una meseta, para comprarse un refrigerador. Para mí, es parte de una estrategia diabólica. Esta es mi opinión y lo sostengo, y que me demuestren que no es así.
Hago esa carta porque es inhumano. El tiempo es irrecuperable. Un niño que usted deja de 4 años cuando vuelve a verlo ya es un adolescente, perdió toda la infancia. Por otra parte, hay algo que se llama empatía. Si usted se presenta como Federación de Mujeres Cubanas, ¿qué está haciendo por esas mujeres, y por los hijos de esas mujeres, y por las madres de esas mujeres o de esos hombres que decidieron romper la colaboración?
Yo me propuse para ir de colaboración con la condición de que no me pagaran ni le pagaran al gobierno cubano. Yo quiero seguir siendo internacionalista, no el negocio este donde yo iba a llevar la peor parte…¿Cómo yo me voy a ganar 12 mil dólares y tú me vas a dar mil…, si el que se está exponiendo soy yo?
Y ese dinero ni siquiera lo invierten en el sistema de salud
Pero, además, no dicen en qué se gasta. Ni eso ni nada, porque precisamente ellos consideran que no tienen que dar cuentas de su gestión absolutamente a nadie… Es el número [las estadísticas] y la mentira. La colaboración llegó a ser el primer rubro económico, entonces es para que hayan buenos servicios, mucho medicamento, transporte en Salud Publica, que mejoren todas las condiciones de salud, pero no, no se ve en qué han empleado ese dinero.
¿Han tomado alguna represalia en su contra por decir lo que piensa?
No, ni la pueden tomar. Así de sencillo.
¿Por qué no?
Porque yo vivo en Cuba y es donde tengo que decir lo que pienso. Y ahí está el error: que la gente cede espacio. Yo no cedo espacio.
Cuando el debate Constitucional yo dije que me sentía excluido…No se puede excluir a una persona por su preferencia ideológica, ni por su preferencia sexual. Porque hay muchas cosas con la preferencia sexual, pero no se acepta la preferencia política.
Entonces tú [el gobierno] no eres tan tolerante. Tú lo que eres un manipulador, porque estás defendiendo la preferencia sexual a tu favor y estás excluyendo a las personas por su preferencia política porque no te conviene.
A una persona le dije “tu no entras a mi casa porque tú eres chivato”. ¿Por qué? Porque yo vivo en Cuba y no cedo espacio… Yo soy un cubano libre, y me siento libre y, mentalmente, soy una persona libre. Ellos saben que no tengo nada que ver con el gobierno porque su gestión ha sido mala. No tengo por qué aplaudir ni mover banderitas. Y yo tengo una tranquilidad, en ese sentido, enorme.
También he dicho a mis seres queridos que después que muera no permitan que nadie venga a decir que yo soy de la seguridad del estado, porque ellos hasta después de muerto te quieren chivar.
Recientemente renunció a la membresía de la Sociedad cubana de Psiquiatría por el silencio del gremio sobre la situación de Luis Manuel Otero Alcántara. ¿Qué cree usted que debe hacer la Sociedad ante la manera en que se ha manejado el caso del artista?
Han salido videos que se contradicen unos con otros. Lo menos que puede hacer una sociedad de psiquiatría que se respete, y los psiquiatras que se respeten, primero, es no ingresar a una persona que no tiene un trastorno mental.
Él fue llevado por una huelga de hambre voluntaria. Yo, que soy experto en prevención de suicidio, te digo que eso no es una actitud suicida, sino de denuncia. Por qué está en una sala de psiquiatría, se supone que la Sociedad deba pronunciarse en relación a eso y esclarecer todo lo relacionado con este muchacho.
Nada de eso ha ocurrido… ¿Cómo salen esos videos? Es un manejo, desde el principio, muy errático. En el primer video le llamaron “ciudadano” [a Luis Manuel Otero]. A ningún paciente ningún ministerio, ni ningún médico le llama ciudadano, esa no es la terminología médica… Es un término policial.
Algunos consejos útiles que tributen a la salud mental de los cubanos
Sea dueño de su futuro y de su presente; no cargue con su pasado. No obedezca órdenes, más que las que les dictan su conciencia y su corazón. Y aprenda a pensar, porque si usted sabe pensar es muy difícil que sea engañado o manipulado por otros. Es importante también el hecho de no ceder espacio, y sentirse libre.
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