Autoridades cubanas creen que la minería ilegal sería la causa del incendio forestal que el pasado 17 de abril se detectó en las inmediaciones del río Yarey, en el Departamento de Conservación Ojito de Agua, del Parque Nacional Alejandro de Humboldt, Patrimonio de la Humanidad, ubicado entre las provincias de Guantánamo y Holguín.
El siniestro, que no pudo ser extinguido hasta el 9 de mayo, dañó 1 896 hectáreas de bosque.
Después de varios días de investigaciones, el máster en Ciencias Raúl González Rodríguez, Jefe del Departamento de manejo del fuego del Cuerpo de Guardabosques de Cuba, perteneciente al Ministerio del Interior (MININT), informó en la televisión nacional que las conclusiones que culpan a la minería ilegal del incendio se basan en huellas recientes de actividad humana halladas en la zona donde empezó el fuego.
El especialista precisó que, a unos metros del río, se encontraron un refugio rústico, latas con restos de alimentos, muestras de piedras, huellas de personas, movimientos de tierra, así como mechones artesanales que habrían sido usados como fuente de luz y de calor, y que se asocian a la extracción furtiva de oro en esa zona.
El incendio, habían dicho fuentes de Guardabosques y el Citma en la provincia, encontró condiciones favorables para propagarse, entre las cuales citaron la escasez de lluvia y las altas temperaturas, las características de los pinares, la presencia de vientos leves y moderados y suficiente carga de material combustible, unas 45 toneladas por hectárea.
A estas alturas, expertos de ambas instituciones todavía evalúan los daños medioambientales del siniestro, el más grande reportado en el Parque, la mayor reserva natural de Cuba, considerado un paraíso del endemismo y la biodiversidad.
Especialistas cubanos estiman en diez años el tiempo que tardará en recuperarse el Parque Nacional.
Entre las especies vegetales afectadas están los ocujes colorados, manajús, robles negros, inciensos, pinares y árboles de copal, así como poblaciones de cordobán, palmas pajúas, orquídeas y otras plantas de menor porte.
Particularmente dañado resultó el sector de Ojito de Agua, en las llamadas Cuchillas del Toa, donde habitan más de 1200 especies vegetales con alto nivel de endemismo, que representan el dos por ciento de la flora total del planeta.
En cuanto a la fauna, los exponentes más dañados por el siniestro fueron los lagartos, majaes, moluscos, invertebrados como la polimita picta, y el almiquí, actualmente en peligro crítico de extinción.
Los especialistas temen también por la seguridad de aves como los tocororos, cotorras, cateyes, gavilanes, palomas y otras especies migratorias y residentes.
Unos dos años tomará, según expertos, reforestar las mil 896 hectáreas afectadas.
Guardabosques señalaron que se prevé reforestar el 60 por ciento de las áreas con especies propias del bosque pluvisilva –más húmedo y menos propenso a incendios-, como el ocuje colorado, la uvilla y el roble, con posturas producidas en el propio Parque, y en viveros tecnológicos del proyecto Conectando Paisajes, y otros que aportarán ONG como Oro Verde.
El 40 por ciento de las áreas dañadas, precisaron los expertos locales, se rehabilitarán por medio de la regeneración natural, favorecida con la quema de la espesa cobertura vegetal que cubría la zona e interfería en la llegada de las semillas de los pinos al suelo y su germinación.
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