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El equipo otrora trofeo orgulloso de Fidel Castro, vivió la agonía de una nueva derrota al caer 6 carreras por 5 ante Venezuela en el BallPark Stadium de West Palm Beach, un punto bien alejado de la caldera política que suponía para la dictadura cubana jugar a la pelota en Miami, como le llaman en la gran isla antillana al béisbol.
Perder el juego equivale a la primera taza de amargo y sobrecalentado caldo, porque el hecho llegó precedido de la "traición" de uno de sus jugadores emblemáticos, según el lenguaje político de un régimen que exige lealtad militante a quienes viven bajo su mandato.
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Pero aún desde lo deportivo, ese "nadar y nadar para morir en la orilla", frase popular, símbolo de una resistencia inútil ante lo inevitable, no constituyó el peor de los resultados para el actual gobernante seleccionado por el agonizante Raúl Castro, cosas peores le sucedieron en tarde jubilosa para sus opositores.
Todo comenzó cuando miles de aficionados se encontraron, de súbito, con la inexplicable noticia de un estadio semi vacío mientras las páginas on-line para comprar tickets, y hasta en las propias taquillas de la instalación floridana, la respuesta era un ¡Sold Out! terminante, es decir, se acabaron los boletos.
Considerando el desaliento de viajar una distancia similar a la que hay entre La Habana y Varadero sabiendo que no iban a disfrutar del juego, sorprende el los cientos de personas frente a la puerta del estadio, repletos de carteles condenatorios para la dictadura, con toda la energía que se suponía debían descargar en las gradas, ahora concentrada en reclamos políticos concretos.
Las fotografías dan prueba de cómo la lucha política por la democracia y el estado de derecho en Cuba está creciendo, transformándose cualitativamente. Algo que sobresale es que va recuperándose la unidad de la nación, reflejada no solo en los nacidos en suelo patrio, sino en todos aquellos que de alguna forma huelen a cubano.
Los reclamos sobresalientes eran Patria y Vida frente a la cansada y lúgubre Patria o Muerte del desaparecido Comandante; libertad para los presos políticos, en especial Luis Manuel Otero Alcántara; la violación de los derechos humanos en la Isla; Comunismo igual a miseria y fracaso; y estamos conectados, clara alusión al protagonismo de la internet libre frente a la censura estatal.
Lo que jamás pudieron calibrar los agentes de las dictaduras, ahora vamos al plural porque sospechosamente jugaban Cuba Vs. Venezuela, sucedió, agregando nuevas tazas de amargo antídoto contra el veneno político.
El primer hecho notable ocurrió cuando una joven de 22 años, poeta y estudiante universitaria, Kiele Alexandra Cabrera, se lanzó al terreno con un cartel en alto que reproducía un puño cerrado con una esposa policial rota, junto al mensaje escrito "Free Cuba", reproducción plástica de la escena real, protagonizada semanas atrás por el activista político y reguetonero, hoy preso, Maykel Osorbo, quien entonces se resistió a un arresto, apoyado por sus vecinos del barrio habanero de San Isidro.
La chica gritaba "cubanos no tengan miedo", en tanto el público coreaba a una sola voz ¡Libertad!
Pero lo mejor de la tarde, quien sabe si la imagen del año para las redes sociales, al menos ya es viral, se dio cuando varios opositores al castrismo que había logrado un espacio privilegiado en las gradas detrás del Home Play, alzaron y mantuvieron a la vista varios carteles, de los cuales uno reproduce la frase que acuña todo el desprecio nacional hacia el presidente títere Miguel Díaz-Canel, el "puesto a dedo" como se le conoce por ser designado de facto por el gobernante partido comunista:
Diaz-Canel singao; y aunque el cronista anda lejos imitando a Cervantes, han de perdonarle, como al ilustre escritor, la supuesta mala palabra.
La propaganda opositora aprovechó que en una trasmisión televisiva de Béisbol es casi imposible soslayar el enfoque hacia el cajón de bateo, sitio por excelencia de acción permanente durante el partido y, por tanto, el cartelito alcanzó a verse en las pantallas de millones de televisores a todo lo largo del archipiélago donde es proverbial el control del aparato totalitario sobre los medios de difusión, absoluta propiedad del estado.
Para sazonar aún más este tazón de caldo anti dictatorial, otros lemas muy significativos pudieron visualizarse en la Tv cubana, entre ellos Patria y Vida, junto al rostro desafiante de la libertad insumisa, el artista Luis Manuel Otero Alcántara.
EPÍLOGO:
Cuando el caso parecía cerrado, Luis Manuel fue liberado tras un mes de encierro forzoso en el hospital Calixto García de La Habana. Lejos de salir vencido por sus carceleros de bata blanca, el performancista declaró inmediatamente a la prensa censurada en su país, libre en las redes sociales:
Ahora mismo tengo que actualizarme y salir del shock, pero lo que si está claro es que voy a seguir puesto, vamos a seguir luchando.
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