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Se llama Aurelio Tabares Páez, tiene 27 años, es diseñador gráfico (estudió en el ISDI), y se ha vuelto famoso esta semana luego que la agencia Reuters lo incluyera en un reportaje sobre cubanos que tienen como pasatiempo los modelos de vehículos en miniatura.
En Cuba, donde hace décadas que las tiendas no venden juguetes, los modelos de vehículos son el exclusivo entretenimiento de algunos adultos coleccionistas, que han dedicado todo su ingenio a mantener funcionando las antiguas réplicas.
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Pero mientras algunos ven el hobby como una forma de nostalgia, y conservan viejos modelos familiares de trenes o coches en miniatura, Tabares (también conocido por su seudónimo artístico "Takeshy") ha visto la escasez de modelos de vehículos como una oportunidad comercial: él mismo fabrica las réplicas que tienen un sorprendente nivel de detalle.
Algunas son pequeñas, pero otras pueden medir hasta un metro de largo. Y Tabares se las arregla para vendérselas a coleccionistas o a negocios que buscan modelos a escala para adornar sus oficinas y presentaciones.
Para ello, convierte láminas de plástico pintadas en carcasas de vehículos con apariencia metálica y reutiliza los componentes internos de cualquier dispositivo electrónico que caiga en sus manos, desde una radio hasta un reproductor de CD, para copiar el mecanismo y simular los componentes mecánicos.
Varios de los modelos pueden incluso desplazarse de manera teledirigida.
Aunque no lleva mucho tiempo en ese oficio y todavía lo está desarrollando, el cubano ya ha conseguido generar buenos ingresos. Por su última venta de una camioneta roja ganó alrededor de 450 dólares, según confesó a Reuters.
"El escaso acceso a los materiales aquí me ha ayudado indirectamente a aprender a usar materiales que normalmente no son para esto y tratar de darles una nueva utilidad y a hacer algo que realmente se parezca lo más posible a la realidad", declaró a la agencia de noticias.
La página de Facebook Excelencias del Motor publicó el año pasado videos donde aparecen dos modelos del joven diseñador cubano.
Uno de ellos es un autobús habanero; el otro, una réplica de los ómnibus articulados conducidos por un camión, que los cubanos llaman "camellos".
Sorprenden el ingenio y el talento de este joven, oriundo de Viñales, Pinar del Río, que ha conseguido sortear las dificultades de la isla y alimentar la pasión de los cubanos por los coches antiguos.
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