La cumbre entre el presidente de EE.UU., Joe Biden, y el presidente ruso, Vladímir Putin, comenzó pasado el mediodía de este miércoles en Ginebra, Suiza.
Se espera que el encuentro dure entre cuatro y cinco horas y que luego comparezcan por separado ante periodistas de sus respectivas delegaciones.
Putin ha llegado primero a la cita, seguido de Biden. Cerca de la una y media de la tarde (hora local) ambos líderes se dieron un apretón de manos ante las cámaras y a continuación entraron en Ville La Grange, un hermoso palacete del siglo XVIII -con vistas al lago Lemán- que le sirve de sede a un encuentro marcado por fuertes tensiones políticas.
Los presidentes se saludaron en presencia del anfitrión, el suizo Guy Parmelin, que les ha recibido en la entrada. “Siempre es mejor verse cara a cara”, dijo Biden. El ruso, por su parte, señaló que espera que la jornada sea “productiva”.
La cita, marcada por gran expectación por el delicado momento que atraviesan las relaciones bilaterales de ambas potencias, ha obligado al despliegue de más de 4.000 policías y militares en Ginebra.
El presidente ruso admitió en días recientes que las relaciones con Estados Unidos están en su punto más bajo en años, pero dijo estar esperanzado de que el encuentro personal cree las condiciones para establecer un diálogo bilateral respetuoso y más fluido.
No obstante, las grades diferencias entre ambos mandatarios sobre varios de los temas incluidos en la agenda hace temer más disensiones que acuerdos. Entre los temas a tratar en la agenda figura la piratería informática, la interferencia en procesos electorales, los derechos humanos, el control de armas, la estabilidad estratégica, la situación en Libia, Siria, Ucrania y el medio ambiente.
El presidente ruso citó en una entrevista reciente la retirada de la base militar en Cuba entre los argumentos que podrían favorecer un buen entendimiento con el presidente de EE.UU. en la cumbre.
La primera reunión entre Biden y Putin incluye a los ministros de exteriores, el estadounidense Antony Blinken y el ruso Sergei Lavrov.
Como reflejo de la tensión reinante -no hay que olvidar que hace un par de meses Biden llamó a Putin "asesino"- el encuentro no incluirá ninguna comida.
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