Díaz-Canel se atrinchera y miente

Estados Unidos ha dejado claro a sus interlocutores cubanos que cualquier avance en el clima bilateral está condicionado a avances democráticos y de respeto a los derechos humanos y que las remesas familiares se restablecerán, cuando los militares saquen sus manos y los empobrecidos de la isla puedan recibirlas en dólares norteamericanos; el resto son magias e invenciones tan del agrado de los muñequitos de La Habana.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba © Estudios Revolución
Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente de Cuba Foto © Estudios Revolución

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Este artículo es de hace 3 años

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez tiró de manual de instrucción básica revolucionaria, compareciendo ante periodistas escogidos y parte de la dirigencia cubana, para atrincherarse defensivamente, insinuar que las protestas espontáneas forman parte de un sabotaje a un supuesto acercamiento norteamericano, mentir sobre las crisis energética y sanitaria, y respaldar a los ministros de Energía y Salud Pública, entre los más quemados por el desgaste, que el mandatario atribuyó a Estados Unidos.

Las protestas del 11J y las que siguen este lunes en Cuba no obedecen a plan alguno de la contrarrevolución y cogieron desprevenidos a los represores y al propio presidente, que salió disparado para San Antonio de los Baños, ignorando que la isla era un polvorín de punta a cabo.


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Estados Unidos ha dejado claro a sus interlocutores cubanos que cualquier avance en el clima bilateral está condicionado a avances democráticos y de respeto a los derechos humanos y que las remesas familiares se restablecerán, cuando los militares saquen sus manos y los empobrecidos de la isla puedan recibirlas en dólares norteamericanos; el resto son magias e invenciones tan del agrado de los muñequitos de La Habana.

Joe Biden no quiere repetir el error Obama y, aun sabiendo que el gesto del entonces presidente desnudó a la dictadura más antigua de Occidente, incluso ante el ala izquierda del Partido Demócrata, ilusionada con que el castrismo es reformable.

Como Díaz-Canel es inmaduro políticamente. no contento con despacharse contra la Casa Blanca y la OEA, también hizo una alusión a los centristas cubanos que han reiterado su postura de canales humanitarios, avances democratizadores tangibles y reformas políticas y económicas estructurales.

Cuando uno deslegitima al adversario, especialmente al respetuoso y sensato, se autodesprestigia ante el mundo y Cuba; pero ese día Díaz-Canel no pudo ir a la Ñico López y se perdió la clase.

La valoración política presidencial del momento histórico, soslaya que el mundo ha cambiado y está cambiando, incluso por el coronavirus, que costó las elecciones a Donald Trump: y sigue empecinada en la idea de isla diferencial de Cuba, que no es más que un mercado pequeño, muy dependiente de Estados Unidos y de los emigrados.

Siendo ingeniero eléctrico y doctor en ciencias sorprendió que mintiera sobre el sistema electroenergético nacional, describiendo un rosario de roturas, sin explicar las causas de tanta averías en plantas remendadas y los daños de la ocurrencia de Fidel Castro de crear islas energéticas dentro del archipiélago, con aquellos grupos electrógenos comprados a México, pero con diferentes orígenes tecnológicos.

¿Cómo es posible que aquel titán del medio ambiente no haya previsto el desarrollo de energías alternativas, teniendo Cuba muchas más horas de sol que Alemania, por ejemplo?

Pero en un alarde de obviedad, Díaz-Canel dijo que no apagan la luz para molestar; creyendo que los cubanos y el mundo son tontos e ignoran que evitar apagones en el sector residencial y sacrificando industrias y centros de trabajo, obedece al miedo que siente frente a la oscuridad.

La estabilidad de las redes eléctricas se sustenta en su carácter circular y armónico; quimeras en el escenario cubano de desfasadas plantas generadoras, parches electrógenos y la ruina de la industria azucarera, porque los centrales eran fuente de energía comarcal.

Producir un kilowatts en Cuba debe resultar más caro que en Gran Bretaña y Brasil porque el precio de mercado lo fija el productor más ineficiente, que en la isla abundan como el marabú carbonero, aunque el mandatario anunció nuevas inversiones, pero sin atreverse a dar una fecha por los procesos de calentamiento previo e interconexión a la deficitaria red eléctrica, ¡menuda esperanza!

Rogelio Polanco, incómodo mintiendo, glosó el "golpe blando" ejecutado por Estados Unidos, según el en otros países de Estados Unidos, y achacó al espacio público digital la culpa de la "ingobernabilidad", a partir de noticias falsas y la emocionalidad; deningrando a las autoridades.

¡Que mala memoria tiene Polanco!, molesto por la pérdida del liderazgo de narrativa y melancólico con el reiterado lloriqueo que las plataformas digitales pueden derrotarse con una población organizada y formada; cuando cualquier parecido con pueblos hambreados como los de Venezuela y Cuba debe ser otra treta imperialista, según el ideólogo de guardia.

¿Cómo explican Polanco y Díaz-Canel que los cubanos, después de sesenta y dos años de victorias, sean tan insensatos y manipulables? ¿Qué ha fallado, la preparación política-ideológica o el desayuno, el almuerzo y la comida? La nostalgia por los tiempos sin Internet y redes sociales traiciona a los tembas atrapados en sus propias contradicciones y apagones mentales.

Y en la pandemia de coronavirus, volvió a mentir, alegando cifras comparativas con otras naciones, incluidas las ricas, pero sin reconocer que -tras un período de desconcierto- sus autoridades reaccionaron con una apuesta decidida por las vacunas de calidad contrastada y aumento del gasto público.

El presidente dijo que la ola grave de coronavirus llegó más tarde a Cuba que al resto del mundo; ¿entonces cómo es posible que haya proliferado incontroladamente, siendo su gobierno el más virtuoso de los posibles, y habiendo asegurado el premier Marreo Cruz que estaban encima de la bola desde que China reconoció el virus.

Tanta bondad y prevención contrastan con la tristeza de científicos cubanos y el doctor Durán en los últimos días, quizá convencidos de que el coronavirus no se expandiría con tanta fuerza en Cuba.

Díaz-Canel respaldó a Liván Arronte Cruz, criticado injustamente, dijo; y a José Ángel Portal Miranda, que se pasó una semana en Matanzas sin conseguir parar la pandemia de coronavirus y obligando al presidente a visitar la provincia dos veces en menos de tres días.

Díaz-Canel, ayer de guayabera negra sudada, este lunes con igual camisa en azul milagro, comienza a quedarse sin cortafuegos y, mientras apaga parcialmente Internet y teléfonos en Cuba para que el mundo no conozca de la represión paramilitar; solo cava su propia tumba política, rodeado de cortesanos y periodistas a sueldo del partido comunista, en vez de estar dando la cara ante la gente que sufre por su culpa y la de sus antecesores. ¿Satisfecho, Tamayo?

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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