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El monseñor Ulises Antonio Gutiérrez, arzobispo de Ciudad Bolívar en Venezuela, envió un mensaje de aliento al pueblo cubano en su lucha, donde lo anima a continuarla hasta que se cierre ese ciclo histórico en el cual ha estado sumida la nación por más de 60 años: la dictadura castrista.
En la página de Facebook dedicada al estudiantado católico cubano, especialmente a la orden mercedaria, el eclesiástico envía bendiciones a los manifestantes de la isla y palabras de aliento.
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“Cuba, después de 60 años de dictadura, merece libertad, salud, progreso, bienestar. Es la hora en que se han decidido a salir adelante y estoy seguro que este es el principio del fin de la dictadura”, comienzan las palabras del padre.
Además, el sacerdote se refiere a la construcción de la democracia a partir de los gestos cívicos de los cubanos, y no por imposición de sus autoridades, como ha ocurrido desde el triunfo revolucionario.
“Se está cerrando un ciclo histórico en que ustedes son protagonistas hoy en la construcción de una nueva Cuba en la libertad. Por eso hoy quiero darle gracias a Dios por el despertar del pueblo cubano, pero también elevo la oración para que este pueblo luchador salga adelante”.
El padre Gutiérrez dice “estar seguro que la represión no podrá con el pueblo, porque más valdrá el espíritu combativo de ellos”.
En medio de las protestas nacionales que has estremecido a la isla desde el pasado 11 de julio, un joven católico cubano que el domingo fue detenido junto a miembros del Movimiento 27N frente a la sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), relató los abusos que sufrió durante su arresto y su posterior estancia en prisión.
Leonardo Fernández Otaño, historiador y según sus redes sociales trabajador de la Academia de Ciencias, dijo que al ver las protestas en San Antonio de los Baños, salió a reunirse con amigos artistas, intelectuales y activistas, para plantarse pacíficamente frente al organismo a exigir sus derechos.
"En esa porción de Cuba convergíamos artistas, intelectuales, activistas LGTB, santeros, católicos y durakos, éramos como una Cuba con dolores de parto", expresó.
Según contó Fernández Otaño, antes de la llegada de los agentes de la Seguridad del Estado, comenzaron a hacerles un acto de repudio. Varios de sus amigos se sentaron en la acera, pero él sintió el impulso de arrodillarse ante quienes les gritaban.
"De rodillas solo pude decirles algo, no sé si alguno me escuchó: 'Pueden ser nuestros padres y madres, saben, la Virgen de la Caridad los mira'", detalló.
El joven católico fue golpeado en las piernas mientras se mantenía en su posición y le suplicaba a la Virgen.
"De pronto, cinco oficiales de la seguridad del Estado en un ejercicio sumamente violento me cargaron y lanzaron, como si fuera un animal, hacía un camión”, relata el joven.
Al llegar a la estación de policía del Vivac, uno de los oficiales se ensañó con una cruz y una medallita de San Francisco de Asís que Fernández Otaño suele llevar en un cordón en su cuello, y se los arrebató con rudeza. Al reclamar su devolución, lo lanzaron violentamente contra la pared.
Tras un interrogatorio de seis horas, un agente lo amenazó con expulsarlo de su trabajo y del doctorado que cursa. Más tarde un teniente coronel le informó que lo acusarían de alteración del orden público.
“Solo ejercí mi derecho constitucional al disenso y la manifestación", señaló el joven.
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