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El pasado domingo 11 de julio y el lunes 12, en las mayores protestas de las últimas seis décadas de Revolución, miles de cubanos salieron a las calles para manifestarse abiertamente contra el gobierno. No fue, como en el llamado "maleconazo" de 1994, una erupción focalizada en un sólo lugar, que las autoridades consiguieron reprimir y disolver en unas horas, sino una espontánea reacción en cadena, y a veces simultánea en más de 43 ciudades y pueblos, a todo lo largo y ancho de la isla. Lo que sigue es un esfuerzo por entender en detalle cuando, cómo y por qué tuvieron lugar estas protestas, que a pesar de la intensa represión y las operaciones propagandísticas de voceros y medios oficiales, no han terminado:
Antecedentes: el hartazgo sin horizonte a la vista
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Hay distintas versiones sobre los factores que contribuyeron a detonar las protestas. La enfebrecida versión de los medios oficiales cubanos es que se trata de una maquiavélica y perversa conspiración de EE.UU., que habría desatado una estrategia de "guerra no convencional" contra la isla. El régimen necesita creer esto para no tener que dar otras explicaciones mucho más complicadas y comprometedoras. Pero las imágenes que circularon, primero en redes sociales y luego en medios de todo el mundo, desmienten la teoría de una acción coordinada y manipulada por una potencia extranjera. Muchos simpatizantes de la Revolución (y gente nada sospechosa de "diversionismo ideológico", como se decía antes) opinan que no se puede culpar de la situación a los EE.UU.
Los analistas mencionan que, además de la escasez, el hambre, la crítica situación sanitaria agudizada por la pandemia y los apagones en pleno verano, uno de los factores claves que incidieron en las protestas es la fallida política social derivada de la llamada "Tarea Ordenamiento". La gota que desbordó el tanque, más que el vaso, sería la dolarización sin dólares: la prohibición de hace tres semanas de usar el efectivo en que se recibe la mayoría de las remesas que llegan a la isla.
La sensación generalizada de miseria, falta de horizonte (recordemos que la emigración ilegal a EE.UU. ya no es una opción para los cubanos) y una absoluta precariedad vital se combinaron en un cóctel explosivo. De pronto los cubanos se dieron cuenta de lo poco que el gobierno tiene para ofrecerles, además de la represión. "De tanta hambre que pasamos nos comimos el miedo", resume el reguetonero Yomil.
Domingo 11 de julio, entre las 10 y las 12 de la mañana: estallan las protestas
En su patética intervención televisiva, Díaz-Canel se refirió a que el "enemigo" había utilizado "arteramente" la jornada de descanso. Pero imagínense un domingo de calor en Cuba, sin luz eléctrica, sin comida, sin poder salir a la calle por el confinamiento y con un montón de preocupaciones y cuestiones insolubles que pesan como un lastre cada vez mayor.
Las primeras protestas comenzaron sobre las 10 de la mañana, sin previa coordinación, en dos puntos extremos de la geografía cubana: el pueblo de San Antonio de los Baños, en Artemisa, y poco después en Palma Soriano, Santiago de Cuba.
Las primeras consignas de los manifestantes fueron “No tenemos miedo”, “Patria y Vida” y expresiones contra el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel. Los cubanos también gritaban “Abajo la dictadura”, “Abajo el comunismo” y frases contra las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC). Las imágenes fueron trasmitidas en vivo por el usuario Yoan de la Cruz en Facebook, residente en el municipio artemiseño.
Cuando se iniciaron las protestas, Díaz-Canel decidió personarse de urgencia en San Antonio de los Baños. Allí, rodeado de escoltas, intentó un "baño de pueblo" e improvisó un mitin pero tuvo que irse porque la multitud empezó a gritarle y tirarle pomos vacíos de plástico. Horas después, convocó a todos los "revolucionarios" a reprimir en la calle lo que llamó "provocaciones". Pero, al menos en San Antonio, ya había habido amagos de represión por parte de la Policía Nacional Revolucionaria y de la Seguridad del Estado. Tal vez por ser domingo, los manifestantes desbordaron a los represores, que atónitos vieron llenarse las calles de manifestantes.
En Palma Soriano, mientras tanto, la protesta había crecido al grito de de "¡que se vayan, que se vayan!". La Seguridad del Estado, desbordada, se dedicó a grabar las manifestaciones pero aún así los agitadores afirmaron ante las cámaras que "había llegado la hora".
La situación fue escapando del control de las autoridades. Congregados en una céntrica calle del municipio, los palmeros vieron aparecer de pronto a una tropa de policías, agentes antidisturbios y oficiales del MININT que iniciaron una violenta carga contra los manifestantes, armados de porras y golpeando a diestra y siniestra.
Ante la avalancha, los manifestantes se dispersaron y corrieron para refugiarse de la carga policial. La violencia desatada provocó que muchos de los participantes en la protesta optaran por defenderse, contratacando con piedras a las fuerzas del orden.
Domingo 11 de julio, entre las 13 y las 16 hrs: se extienden las protestas y Díaz-Canel ordena reprimir
La difusión de las imágenes, sobre todo vía Facebook y medios independientes, propició que las revueltas se fueran extendiendo a Morón, Cárdenas, Alquízar, Bauta. En esos pueblos, cientos de peronas confluyeron en las principales calles y empezaron a caminar hacia la sede del PCC o del gobierno local con gritos de "No más comunismo", "Abajo la dictadura", "Basta ya", "Estamos cansados de mentiras" y "¡Díaz-Canel, renuncia!". Episódicos intentos de frenar las marchas, exabruptos o agresiones puntuales por parte de partidarios del régimen lograron ser contenidos por los manifestantes pacíficos. No faltaron agresiones. La masa impuso su ley y tomó las calles.
Lo mismo ocurrió en Regla, San José de las Lajas y otros repartos de la capital cubana. Horas después, ya el Malecón habanero se convertía en importante escenario de las protestas. En los municipios Centro Habana y Habana Vieja ríos de gente tomaron las calles y desbordaron a los policías. Hay un video de lo ocurrido en la céntrica calle Galiano y varios de la gente en el Malecón gritando "¡Libertad!" y "¡Abajo la dictadura!".
Al ver lo sucedido, varios miembros del 27N decidieron ir al ICRT a pedir que les permitieran dar su opinión sobre lo sucedido en los medios públicos. Organizaron una breve sentada, antes de ser arrestados, arrojados como sacos en un camión y llevados a la prisión del Vivac, donde se les interrogó. Al día siguiente, la mayoría fueron liberados.
A las 16 hrs aproximadamente, un Díaz-Canel visiblemente nervioso compareció en TV, intentando mostrar autoridad, hablando de la "provocación de Washington" y dando la orden a los defensores del sistema a reprimir a los manifestantes en la calle.
Continuará...
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