El taekwondoca Rafael Alba abrió el medallero cubano en los Juegos Olímpicos de Tokio al conquistar el tercer puesto en la división de más de 80 kilogramos.
Después de su desalentador debut ante el macedonio Dejan Georgievski, Alba estuvo más activo en el repechaje contra el marfileño Seydou Gbane (quien previamente había eliminado al subtitular de Río 2016) y lo venció 8-2, para de esa manera obtener el derecho de pasar a la discusión del bronce.
Allí lo esperaba el chino Hongyi Sun, un atleta de palmarés modesto. El combate se desarrolló parejo hasta sus postrimerías, y fue a falta de un par de segundos cuando el indómito marcó un nuevo punto que dejó la pizarra 5-4 y lo mandó al podio de la cita.
Campeón del mundo en 2013 y 2019 y cuartofinalista en Río 2016, Alba cumplió así con el pronóstico esbozado aquí de que en sus patadas podría estar cifrada la primera presea de la delegación cubana en el certamen tokiota.
El espigado taekwondoca sumó su nombre al de los anteriores medallistas cubanos de este deporte en Juegos Olímpicos. A saber, Ángel Volodia Matos (oro en 2000), Urbia Meléndez (plata en 2000), Yanelis Labrada (plata en 2004), Dainellis Montejo (bronce en 2008) y Robelis Despaigne (bronce en 2012).
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