La conozco desde hace muchos años, desde que en la peluquería del ICRT charlábamos siendo ambas muy jóvenes, ella más que yo. Su sonrisa permanente, su mirada serena y sincera, su voz baja y dulce cautivaban a todos los que salíamos “al aire” con programas y noticieros o los que iban a grabar.
¡Cuánta alegría sentí al volver a verla en su precioso hogar en Cape Coral, Florida, junto a su esposo Rigoberto Morales; hogar repleto de plantas, cuadros, adornos… ¡todos distribuidos con un gusto exquisito!
Un abrazo que no creyó en coronavirus fue la bienvenida que me dio mi amiga, una de las grandes actrices cubanas que por 32 años animó con su presencia espacios de la Televisión y el Cine cubanos.
Próximo a su cumpleaños 58 (no oculta su edad porque además, no hay quien se la calcule) el próximo día 8, CiberCuba visita a Larisa Vega, una camagüeyana que ama también a La Habana.
Es un verdadero placer volver a verte y tratar de hacer un recuento de esa vida artística que pasó tan de prisa.
Antes de adentrarnos en la Larisa actriz ¿qué te parece poner al tanto a los lectores sobre la Larisa actual?
Pues, ya lo sabes, estoy hace 2 años en Cape Coral, South Florida, ciudad ubicada a unas 3 horas de Miami. Llevo 6 años en Estados Unidos, he vivido en Miami y Las Vegas y créeme estoy muy feliz aquí. Es muy tranquilo, acogedor, lindo como puedes ver.
Vivo con mi esposo Rigoberto que es hermano de esa gran actriz que es Tamara Morales, pero además tengo a mi mamá Graciela y a 2 padres… jajaja, uno de los cuales es el prestigioso director de orquesta José Ramón Urbay, quien me crió y Arturo Vega, mi papá biológico que me quiere muchísimo. Somos en total 5 hermanos que vivimos en Florida y Vancouver, Canadá.
Soy una orgullosa abuela de trillizos de 5 años, Nicolás, Sebastián y Alexandra, cuya madre, Larisa, es mi única hija. Ellos viven cerca de aquí, en Fort Myers.
¿Qué haces?
Soy realtor, o sea, agente de bienes raíces, actividad que me alcanza para vivir como un ser humano. Mi esposo realiza la misma función y nos va bien ¿que extraño mi profesión? ¡Sí, por supuesto!
Tantos años, aquel ICRT y nuestras habituales tertulias en la peluquería donde nos reuníamos actrices, cantantes, locutoras, periodistas en una especie de peña y ¿cómo olvidar a nuestros magníficos maquillistas y peluqueros Pedrito Oramas, Mayda Ramos, Mercedes Franco, María Julia Cabezas? ¡Ay! ¡quién va a olvidar eso!
Pero, a pesar de la añoranza ¿eres feliz?
¿Feliz? Jajajajaja. Muy feliz. Tengo lo que jamás hubiera logrado en la televisión ni el cine en Cuba, puedo asegurártelo y estoy rodeada por mis seres queridos ¿qué más pedirle a la vida?
¿Qué marca tu debut en la televisión?
Yo era jovencita, sólo 21 años, sin graduarme del ISA, cuando hice mi primera incursión en la televisión en aquel inolvidable espacio AVENTURAS, en Orden de Ataque, que dirigía Juan Vilar y donde actuaban Luis Alberto García, Beatriz Valdés y Mabel Roch.
La trama se refería a la resistencia búlgara en la segunda Guerra Mundial y yo representaba a Siriam. Nunca lo olvidaré. A partir de ahí mi vida se vinculó por completo a la actuación. Te aclaro que mi debut artístico fue en el ICAIC, con 2 películas, Tiempo de Amar, de Enrique Pineda Barnet y Habanera, de Pastor Vega.
Desde ese inicio, mi vida se vinculó por completo a la actuación. Entre los años 80 y el 2015 que vine a radicarme a Estados Unidos tuve un solo momento de alejamiento y fue cuando en 1985 nació mi hija.
Cuéntame algo de tus inicios ¿siempre quisiste ser actriz?
No. A los 8 años matriculé en la Escuela Provincial de Ballet de La Habana pues desde los 5 nos habíamos trasladado para la capital del país. Fui alumna de una de las 4 Joyas del BNC, Aurora Bosh.
Pero yo sabía que no iba a ser bailarina; lo mío era actuar. Donde se perdiera un show de la escuela, ahí estaba yo. Así en 1981 logré mi sueño y comencé a estudiar en el Instituto Superior de Arte, del cual egresé en 1988 graduada en Licenciatura en Artes Dramáticas, con especialización en actuación.
En medio de mi Servicio Social hice el casting de la novela Magdalena, dirigida por Silvano Suárez, y me dieron el papel de América, una mujer que trata de defender a toda costa su matrimonio.
Precisamente, entre novelas y películas ¿cuál es el personaje que más te ha marcado?
Mira, te puedo hablar de obras que he protagonizado, pero hay otros papeles que sin hacerlo, me han marcado. Son los casos de Viva Cuba, de Juan Carlos Cremata Malverti, en la que yo era la mamá de la niña que huye.
También recuerdo con profundo cariño un teatro en televisión, Reencuentro, de María de los Ángeles Núñez Jauma: 2 hermanas, Nancy González y yo, se encuentran tras pasar el tiempo y sobrevienen conflictos de intereses. Gané el Premio Caricatos como actriz de reparto.
Me marcaron en 1993, Para el año que viene de Héctor Quintero y en el 2005 la novela ¡Oh, La Habana!, coprotagonizada con Roberto Perdomo que fue cuando me caí manejando mi moto, caída que tuvo serias consecuencias (todas subsanadas afortunadamente) y que obligó al director Charlie Medina a detener momentáneamente el rodaje, replantearse la grabación y filmar las escenas en las que yo no aparecía.
¿Y cuando regresaste qué pasó?
¡Uff! Todo fue muy intenso. Era ganarle tiempo al tiempo pero todos me ayudaron, el propio Perdomo y actrices de la talla de Dianelis Brito, Jazmín Gómez y Laurita de la Uz, un tremendísimo elenco que tenía la obra, elenco altamente profesional y humano.
¿Es cierto que trabajaste con la maestra Lizt Alfonso?
Jajajajajaja. Pues sí, por más de 3 años y te afirmo que fue una experiencia inolvidable.
Empezaste de bailarina pero allí no fuiste a bailar a casa del trompo ¿no?
No, claro que no. Impartí clases de actuación en un medio que me era muy familiar y agradable y me recordaba mis primeros años en el ballet. Fue, sin dudas, una época preciosa.
¿Te atreves a mencionarme a algunos de los grandes actrices y actores cubanos de todas las épocas?
(Les cuento que el rostro de Larisa es un poema, lástima que no pude tomar la instantánea)
Ay amiga, me la has puesto durísima. Hay tantos…Voy a empezar por una que ha trabajado directamente conmigo y ha influido mucho en mí, la sin par María de los Ángeles Santana; Maritza Rosales, Luisa María Jiménez, mi profesora Herminia Sánchez, Verónica Lynn, Aurora Pita, Martha del Río, Alina Rodríguez, Paula Alí, Gina Cabrera, Raquel Revuelta y 2 que desarrollaron otras funciones amén de actuar, Consuelito Vidal y Rosita Fornés.
Entre los hombres, Raúl Pomares, Raúl Eguren, Tito Junco, Mario Guerra, José Antonio Rodríguez y Héctor Noa.
Yo siento el orgullo de que María de los Ángeles Santana y Tito Junco me dijeran que de mi generación, yo era una de las actrices que más los impresionaban.
A mí siempre me decían que yo era muy natural, eso se llama organicidad. Eso se logra cuando te crees el personaje, lo defiendes, lo amas. Así fluye. Me gusta la comedia, aunque la mayor parte de mis roles fueron dramáticos.
He dejado para el final de esta pregunta a una actriz con mayúsculas, mi amiga, la inolvidable Broselianda Hernández, una figura inconmensurable del arte cubano.
La conocí en el ISA en 1982 y desde el inicio tuvimos esa empatía, esa compenetración, esa afinidad que se mantuvo hasta su lamentable muerte… muerte que me conmocionó y de la cual, te pido por favor, no quiero hablar.
Larisa me pide permiso, se ausenta de la sala donde hemos conversado de su vida y creo que, después de tantos años siendo amigas, veo una lágrima en su aún muy bello rostro. Comparto su tristeza pues, coincidentemente, Broselianda me había concedido una entrevista para CiberCuba y al fallecer ella, algo que me dejó anonadada, yo estaba confeccionando el cuestionario.
Al regresar, la actriz que lleva dentro Larisa Vega, sale a la luz. Poco queda por preguntar y mi despedida es breve.
¿Extrañas Cuba?
A veces. Aquí lo tengo todo y no me refiero a cosas materiales; ¡no! a las sentimentales. Extrañé mucho mi casa en La Habana y sobre todo, mi profesión. Yo amo mi profesión y me moriré amándola, pero aquí… ¡VIVO! ¿allá? Sabes que no.
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