Una doctora cubana recibió una multa de dos mil pesos en Batabanó, provincia de Mayabeque, por llevarle comida y medicinas a su abuela.
“Aquí estamos una vez más siendo víctima de la policía en mi pueblo natal Batabanó, al cual vine a traerle comida y medicinas a mi abuela que vive sola”, refiere sobre los hechos en un post de su perfil de Facebook, en el que se identifica como Aurora Romero Yero.
También detalla que al llegar al pueblo vieron en la entrada la patrulla 192 de la policía, pero no los detuvieron ni les dijeron que no podían pasar. Tampoco había señales de advertencias, ni persona que impidiera el paso.
“Vinieron y tocaron a la puerta y, sin preguntar ni decir buenas tardes, nos pusieron una multa de 2000 pesos a mí y a mi tío, el cual me hizo el favor de traerme y tiene un permiso dado por el Ministerio del Transporte para circular. ¿A dónde se va llegar, Dios de mi vida, en este país donde unos a otros nos estamos matando?, concluyó su mensaje, el que acompaña con fotos de la multa y de la referida patrulla de la policía.
Luego en uno de los comentarios de su publicación añadió que fue a reclamar, pero “el jefe de la unidad ni nos atendió y nos maltrató en la puerta de la unidad".
También expuso, cuando un usuario le aconseja que apele, que "aquí no existen los derechos".
En ese sentido, otro usuario le agradece su denuncia y le comenta que “hay que decirlo”, aunque “después te dicen que ponerlo en las redes es un delito".
Otros comentarios refieren experiencias similares, como la del usuario que expone que recibió “una multa de dos mil pesos en Bejucal, porque me bajé el nasobuco para tomar agua dentro de mi oficina. Fue el inspector de higiene".
"Están llevando todo a los extremos y no se dan cuenta que no hay recursos, medicinas, comida, que todo hay que comprarlo a sobreprecio y que fuera de nuestra localidad donde vivimos tenemos familia, personas que necesitan de nosotros y de nuestra ayuda y eso no le importa a nadie”, argumenta un usuario.
El mismo sugiere a la doctora que apele la multa “como si tienes que ir a la Plaza de la Revolución, donde están los verdaderos revolucionarios para ver si se dan cuenta de las injusticias que sus soldados rasos están cometiendo”.
“Si no quieren que una persona valla a otro lugar, pues que les pongan a nuestros familiares todo lo que necesitan, que tengan dignidad y un poco de decencia”, concluye su argumento.
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