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El reverendo Jesse Jackson y su esposa, Jacqueline, han sido hospitalizados después de dar positivo por COVID-19, anunció este sábado la Coalición Rainbow PUSH de Jackson en un comunicado.
Ambos estaban siendo tratados en el Northwestern Memorial Hospital de Chicago, según informa la agencia Associated Press.
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"Los médicos están monitoreando actualmente la condición de ambos", se lee en el comunicado. No hubo más detalles disponibles sobre su condición. Jackson tiene 79 años y su esposa Jacqueline 77.
El reverendo Jesse Jackson, uno de los más conocidos líderes por los derechos civiles en Estados Unidos, se vacunó en enero, y desde entonces ha estado haciendo campaña para convencer a otros afroamericanos de que se vacunen.
“La vacunación es imperativa para salvar vidas, en particular para los afroamericanos, que son las mayores víctimas del virus de manera desproporcionada”, dijo en ese momento.
En 2017 reveló que le habían diagnosticado la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurológico sin cura.
En febrero, el líder de los derechos civiles se sometió a una cirugía exitosa después de ser hospitalizado por molestias abdominales.
Nacido en 1941, Jackson ha sido un defensor de los derechos civiles en EE.UU. durante más de 50 años.
Fue un colaborador cercano del Rev. Dr. Martin Luther King Jr. Buscó las nominaciones presidenciales demócratas en 1984 y 1988.
En julio pasado estuvo en París, donde fue condecorado con la Legión de Honor, la máxima distinción francesa, por su papel en la defensa de los derechos humanos.
Jackson también ha sido un defensor de la Revolución cubana y ha viajado a la isla en numerosas ocasiones. En junio de 1984 consiguió que Fidel Castro liberara a 22 ciudadanos estadounidenses y 26 cubanos.
En septiembre del 2013 tuvo menos suerte, cuando tuvo que poner fin a su visita de varios días a La Habana sin haber podido ver a su compatriota Alan Gross, el contratista condenado a 15 años de cárcel en la isla por actividades subversivas contra el Estado cubano.
Gross fue finalmente liberado en diciembre del 2014, tras un acuerdo con la administración Obama que implicó la normalización de relaciones entre Cuba y EE.UU.
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