Venden leche con larvas y gusanos para niños en Matanzas

Informes diarios al Gobierno, gestiones de los directivos, quejas, gastos extras en transporte y soluciones evidentemente ineficientes: nada de ello ha conseguido que las autoridades tomen cartas en el asunto y solucionen un problema que pone en riesgo la salud y la adecuada alimentación de los niños matanceros.

Imágenes del estado de conservación la leche vendida en Matanzas © Periódico Girón
Imágenes del estado de conservación la leche vendida en Matanzas Foto © Periódico Girón

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Este artículo es de hace 3 años

Un reportaje investigativo del Periódico Girón, compartido este sábado a través de sus redes sociales, dio cuenta de la presencia de larvas y gusanos en la leche para niños que el Estado cubano vendió en bodegas de barrios de Matanzas.

“A la administradora de la bodega La Rampa, ubicada en La Cumbre, no le dio tiempo a vender ni un litro. Cuando se disponía a atender al primer cliente notó una materia extraña flotando en la superficie y al introducir un colador quedó sorprendida: ‘¡La leche tenía gusanos!’”, reflejó el medio provincial en su reportaje titulado: “Entre el agua y la leche: ¿el descontrol?”.


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La demora en la llegada de la leche a esta bodega, llevó a su administradora, Idalmis Santos Cano, a examinar con cuidado el producto antes de empezar a venderlo, dándose cuenta del estado en que se encontraba.

Sin embargo, no tuvo la misma suerte la dependienta de la bodega Zona Franca, Odalis Torres Blanco, quien “despachó casi toda la leche sin percibir nada raro, excepto al final, cuando emergieron los nematodos y enseguida salió junto a la delegada de la zona a avisarle a los consumidores”.

Según reseña el Periódico Girón, a pesar de saberse que sería cambiada por leche en polvo, fue “notable” la inconformidad de la población ante esta situación. No es para menos, tratándose de uno de los pocos alimentos que reciben los niños como parte de la canasta básica que el gobierno cubano dice garantizar.

Captura de pantalla Facebook / Melissa Martínez

Uno de los clientes de la bodega que resultaron afectados pensó que se trataba de “bichitos” de la luz. Sus nietos estuvieron a punto de beberse la leche con larvas y gusanos, pero se dieron cuenta de que algo no andaba bien con el alimento distribuido. Lo mismo pasó en gran parte del vecindario: “entrada la tarde ya era la comidilla de gran parte de Versalles, tras la denuncia de varios consumidores que habían encontrado larvas y gusanos en su interior”.

El hecho, denunciado el 20 de agosto, no resulta el único que se ha reportado en la provincia, como lo demuestra el video publicado por CiberCuba el pasado 30 de junio, a partir del post de denuncia realizada por una usuaria de redes sociales.

En el reportaje del Periódico Girón, la culpa de que los matanceros hayan recibido la leche con larvas y gusanos se reparte entre los el equipo de limpiadores de la UEB Ecil Matanzas, el laboratorio que certifica la calidad de la leche y el distribuidor, un chofer de pipa por más de 13 años que, según este medio, “permanece hace días sin apenas conciliar el sueño”.

“Yo dejé la pipa allí para que la fregaran. Esa no es mi función como chofer, yo solo soy distribuidor. Lo mío es llegar, cargar la leche, ir al laboratorio y que los compañeros dictaminen la calidad. Si resulta que no fregaste bien, y luego el laboratorio no chequea ¿De quién es el problema? Se violaron muchas cosas”, se justificó Felipe Álvarez Siska, chofer de la pipa a la que las autoridades señalan como responsable indirecto del suceso.

En condiciones normales, “las pipas se deberían lavar con el equipo de limpiadores de dicha entidad, ser certificadas posteriormente por el laboratorio y una vez concluido este paso es que se procede a cargar la leche, de la que también se analiza una muestra para avalar su calidad”, explicó Fidel Suárez Naranjo, director en funciones de la UEB Ecil Matanzas. Unas condiciones que distan mucho de la realidad que vive hoy la empresa, en la que los carros se limpian donde se pueda ante la falta de agua, y [donde] el laboratorio evidentemente no controla esta actividad”.

En su investigación sobre la responsabilidad de este hecho, el Periódico Girón recogió las palabras de Yurién Ibarra Díaz, jefe de calidad de la empresa, quien declaró que el interior del termo presentaba una fisura tras las obras de soldadura acometidas por el conductor.

“El laboratorio revisa el interior de la pipa, las válvulas de salida, las botijas, pero esa parte no se ve a simple vista. Cuando hay fisura la leche se filtra para la doble camisa de la pipa y va criando la larva del gusano”, explicó. Algo que el propio conductor de la pipa negó rotundamente, preguntando “¿no corresponde a la empresa supervisar el interior de la pipa luego de la reparación?”.

Más allá del cruce de acusaciones entre los diversos implicados en la distribución de la leche, el Periódico Girón puso el foco también en la falta de agua que afecta a la UEB “por más de una semana”, lo cual afecta a la higiene en el proceso de almacenamiento de la leche en las cubas y otros depósitos.

“Lo asombroso es que permanezca en funciones y que sean solo 2,500 litros los que se hayan contaminado”, aseguró el medio matancero al que los responsables explicaron la situación con los motores de bombeo del agua y otros problemas que arrastran con la tecnología obsoleta de procedencia checa y que hacen mella en la producción, no solo de leche, sino de “otras producciones como sueros saborizados, mirabur, yogur natural, quesos, entre otros derivados”.

“Esta fábrica de entrada está deteriorada. Ya se nos han quemado tres motores y nadie habla de eso. Nosotros hemos buscado alternativas, pero la realidad es que una industria de alimentos sin agua no funciona”, indicó un responsable. Según Marelis Bueno Hernández, Jefa de Producción de la UEB, esta circunstancia ha provocado que se dejaran de producir “15 mil litros de yogur de soya diarios”.

Informes diarios al Gobierno, gestiones de los directivos de la Ecil, y del Combinado Lácteo al que se subordinan, quejas, gastos extras en transporte y soluciones evidentemente ineficientes: nada de ello ha conseguido que las autoridades tomen cartas en el asunto y solucionen un problema que pone en riesgo la salud y la adecuada alimentación de los niños matanceros.

“La pipa de Álvarez Siska hoy está en el colimador de los yumurinos. Los gusanos que dañaron la leche en la tarde del jueves 19 pudieron llegar por disímiles vías. Queda demostrado que se violentaron muchos pasos, y fueron los habitantes de Versalles quienes pagaron los platos rotos y recibieron una leche en mal estado”, concluyó el citado medio.

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