Madre cubana se queja de que no encuentra trabajo: "No hay ni un humilde empleo aunque sea de limpieza"

"Cada día vamos más para atrás (los cubanos). Las personas se están muriendo de la enfermedad y también del hambre. Esto lo veo negro", dijo Acosta. 

Danayanni Acosta y su hija menor © Captura de imagen en Cubanet
Danayanni Acosta y su hija menor Foto © Captura de imagen en Cubanet

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Este artículo es de hace 3 años

La cubana Danayanni Acosta denunció lo que padece desde hace años para alimentar a sus niños pues, aunque lo ha intentado, no encuentra un trabajo que le dé ingresos estables y dignos para cubrir las necesidades de sus hijos.

En entrevista concedida a Cubanet esta mujer, madre de dos niñas y residente en el poblado de Bermejal, en Baracoa, provincia Guantánamo, contó que lleva años buscando empleo a través del Estado y no consigue nada que le dé un sustento para su familia.


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Acosta tiene 31 años y es madre de una niña de 15 años y otra de 2 años. No recibe apoyo ninguno del gobierno y vive en condiciones de precariedad y pobreza, en una zona rural del oriente de Cuba.

"Este país no tiene futuro, cada día vamos más para atrás. Las personas se están muriendo de la enfermedad [Covid-19] y también del hambre. (...) Es un dolor grande para la familia. Vas a un hospital y no hay medicamentos, no hay receta, te tratan mal, no te atienden... Esto lo veo negro, peor", dijo Acosta.

En su territorio le han referido que las ofertas de empleo son para personas más cualificadas. En varios años de búsqueda de trabajo asegura que no ha conseguido un contrato ni para limpiar pisos.

"He buscado trabajo desde hace años y no hay. Tengo mi título de Técnico Medio en Contabilidad. Antes del COVID-19 me anoté en el Ministerio de Trabajo en la reserva, y nunca me han llamado. Tengo un título por gusto", dijo.

"Me pelotean. Me dice que no hay trabajo, que las plazas están congeladas, que son para licenciados... En la vida real no hay ni un humilde empleo aunque sea de limpieza", señaló Acosta, quien vive en la precariedad, con ingresos insuficientes y esporádicos que adquiere lavando ropa, vendiendo la leche de sus hijas (la normada en la libreta de abastecimiento) o limpiando una casa de vez en cuando.

"Tengo que darle de comer a mis niñas porque este Estado no da nada, ni trabajo. Yo no tengo con qué alimentar a mis hijas", confesó Acosta.

La baracoense padece de tiroides e hipertensión y la escasez de medicamentos en el país le impide cumplir con su tratamiento médico.

"Hace tres meses que no entra el enalapril. Tengo que hacer té con plantas de la naturaleza o tomarme una pastilla para los nervios", contó Acosta.

Esta semana otros cubanos han denunciados desde Baracoa los problemas en la gestión de la crisis del coronavirus. Un ciudadano mostró el colapso del Hospital municipal, donde los pacientes tenían que esperar sentados en el suelo, porque no había ni asientos disponibles.

Otro intentó demostrar en una transmisión en vivo por Facebook que en el centro de salud de Baracoa no había camas para ingresar a su padre enfermo. El anciano llevaba 5 días aislado sin tratamiento.

Sin embargo, al entrar a grabar en el Hospital los custodios salieron al paso para detener al joven y que no pudiera mostrar en directo imágenes del colapso en la atención médica. Lo expulsaron a golpes y le partieron una pierna en el altercado.

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