Los cortes prolongados de fluido eléctrico y la tecnología inapropiada perjudican actualmente la calidad en la producción de sal en provincias cubanas, según declaraciones a la prensa oficialista del director de la Empresa de la Sal (Ensal), Jorge Luis Bell Álvarez.
El directivo respondió a las quejas de lectores que escribieron al diario oficialista Granma quejándose de las deficiencias en la entrega del condimento, a pesar de la aparente facilidad para obtener un producto mejor.
“No solo en mi bodega, la sal que llega por la cuota en todos estos alrededores está húmeda, y no entiendo por qué razón, si tenemos aquí mismo, en Santa Lucía, una salina”, lamentó una lectora desde esa localidad camagüeyana.
Otra de las consumidoras denunció que las bolsas que contienen el producto se rompen, y ha visto que en algunas bodegas incluso “rellenan la bolsita con lo que queda al final del saco, sin siquiera cuidar de la higiene”.
En Morón, por ejemplo, la sal llega no solo empapada, también con turrones y, últimamente, que sea blanca es un lujo, menciona el periódico, señalando que la humedad es un factor común entre las quejas.
Ante las inquietudes, Bell reconoció el problema e indicó que la única salina en Cuba con flujo tecnológico capaz de producir sal seca es la de Guantánamo, que solo se encarga de la canasta familiar normada de La Habana y la provincia donde se encuentra.
Según el directivo, la procesadora guantanamera no provee sus productos a las canastas familiares de otras regiones. De ello se ocupan otras salinas, que actualmente solo pueden garantizar sal húmeda.
Las deficiencias tecnológicas pueden verse en las centrífugas que utilizan las salinas, diseñadas originalmente para los centrales azucareros, por lo cual cumplen funciones más comunes a la obtención de azúcar en lugar de sal. Por otro lado, la de Guantánamo es la única que cuenta con un horno.
Bell explicó que, además, los meses de julio y agosto complicaron la producción, en la que influyeron las afectaciones energéticas, tanto por diésel como por asignación, o la propia interrupción del servicio debido a la falta de generación. Sin embargo, este mes el director se muestra optimista respecto de los compromisos.
Por falta de fluido eléctrico —señala el directivo— se han perdido 344 horas de trabajo que equivalen, de acuerdo con la capacidad productiva horaria de cada planta, a 3,400 toneladas de sal.
El déficit afecta incluso al sector del turismo, pues las salinas no cuentan con las condiciones para producir la sal que demanda el mismo y sustituir así importaciones. Para la reapertura actual, en medio de las afectaciones por la pandemia de coronavirus, el encargo es de 40 toneladas de sal extrafina de mesa y 120 de cocina. Bell admitió que en el segundo tipo no habría limitaciones, pero el proceso de obtener el primero debía hacerse manualmente.
¿Qué opinas?
VER COMENTARIOS (2)Archivado en: