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El surfista estadounidense Eli McDonald reposaba sobre su tabla en una playa de Florida y no notó que estaba rodeado de tiburones. Las fotos tomadas por su novia le revelaron detalles de la aterradora escena.
La prometida del hombre, Laura Evans, afirmó en declaraciones a la prensa local que, a pesar del pánico que sentía, no dejó de fotografiar a McDonald, quien inocentemente sonreía y movía sus brazos en el agua, mientras los escualos saltaban a su lado.
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El suceso ocurrió el pasado domingo en Sebastian Inlet, un Parque Estatal en el condado de Brevard, Florida, que ofrece oportunidades de surf y pesca, informó WPTV News.
McDonald y su prometida Laura Evans salieron al agua y según el testimonio de él, no supo de la presencia de los peces.
"Ni siquiera me di cuenta de que había un tiburón detrás de mí", dijo el hombre de 61 años a medios de prensa.
Evans contó que en cuestión de segundos, un banco gigante de peces de cebo rodeó a su prometido, y ella solo podía pensar: "Dios mío, por favor, no dejes que lo muerdan".
Según el testimonio de ambos, ella comenzó a disparar porque uno de los tiburones saltaba, fue entonces cuando el hombre se dio cuenta de que había un segundo tiburón frente a él y un tercero venía directamente hacia la tabla de surf.
La mujer, por su parte, contó que tenía miedo, "pero sabía que no me oiría gritar. No estaba mirando hacia mí para saludarlo. Seguí haciendo clic porque sabía que él querría las fotos".
Evans consiguió varias fotografías, y finalmente el surfista de 61 años regresó a la playa ileso, gracias a que se llenó de ecuanimidad y remó hacia la orilla "tan tranquilo como pude, sin salpicar demasiado".
Las hermosas playas de Florida están plagadas de tiburones. En abril un enorme tiburón blanco de 11 pies (3,35 metros) de largo y 1,185 libras de peso fue detectado rondando las costas del sur del estado.
Un mes antes, un banco de cientos de tiburones fue divisado por un drone del fotógrafo estadounidense Paul Dabil frente a la isla Singer, una península del condado de Palm Beach.
Se trataba de tiburones punta negra (Carcharhinus melanopterus), una especie migratoria que suele viajar en esa época del año y cuya mayor concentración aparece en febrero. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la considera una especie casi amenazada por la pesca excesiva y su lenta reproducción.
Los ataques de tiburones a bañistas también son frecuentes en el sur del llamado Estado del Sol.
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