Fernando Rojas arremete contra Archipiélago en Twitter: "Es el cuento de imponer el neoliberalismo made in USA"

Aunque esta vez el viceministro de Cultura se mostró más civilizado y tuvo a bien no citar en un parque habanero a este nuevo detractor suyo en Twitter para enfrentarse a los golpes, en sus palabras no disimuló su rabia hacia el grupo virtual que ya reúne a más de 26 mil personas en Facebook.

Viceministro Fernando Rojas © Twitter Fernando Rojas
Viceministro Fernando Rojas Foto © Twitter Fernando Rojas

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Este artículo es de hace 3 años

El viceministro de Cultura de Cuba, Fernando Rojas, célebre en redes sociales por sus peleas con quienes cuestionan sus criterios, ha respondido a un comentario de un usuario en Twitter con una declaración hostil sobre el grupo virtual Archipiélago y su convocatoria a realizar una manifestación pacífica el próximo 15 de noviembre para exigir la liberación de todos los presos políticos cubanos, el cese de la represión y respeto a los Derechos Humanos.

"Tú no vas a estar en ninguna calle, farsante anónimo. Y Archipiélago es el cuento de imponer el neoliberalismo made in USA, bajo el supuesto de oponerse a un neoliberalismo inexistente en Cuba", sostuvo el funcionario, quien paradójicamente ha sido señalado en el pasado por los privilegios económicos de los que disfruta su familia en Cuba.


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El comentario del también presidente del Consejo de Artes Escénicas fue una respuesta a otro comentario de un usuario que se identifica como @Jack43980856, que le dijo que apoyara a los artistas de Archipiélago, pues en el post original el viceministro llamó "nuestros artistas" a grupos de rock respaldados por la oficialista Asociación Hermanos Saíz.

"Oye apoya los artistas de Archipiélago, ¿por qué no apoyas? También son cubanos. Noviembre 15 Fernando, regresamos a las calles", dijo el usuario.

Archipiélago, plataforma que en dos meses ha nucleado en Facebook a más de 26 mil personas de diversos signos políticos, ha sido blanco en las últimas semanas de diversos ataques. Sus integrantes y simpatizantes, en especial quienes han estado impulsando públicamente la Marcha Cívica por el Cambio del 15 de noviembre, han sido detenidos de manera arbitraria, amenazados, interrogados, acosados y difamados en medios estatales.

A pesar de que han sido varias las provincias (como Holguín, Guantánamo, Cienfuegos, Villa Clara o Pinar del Río) en las que grupos de activistas han presentado cartas de solicitud de autorización en Gobiernos locales para salir a las calles de manera pacífica, hasta ahora no ha habido ninguna respuesta oficial a ninguna de esas cartas.

La única movida de las autoridades ha sido anunciar ejercicios militares para los días del 18 al 20 de noviembre y declarar el 20, que era en un principio la fecha para la cual se convocaba a la población a manifestarse públicamente, como el Día de la Defensa Nacional.

Ante esta jugada del poder, que ha sido entendida como una amenaza directa por los representantes de Archipiélago, el colectivo decidió evitar cualquier posibilidad de confrontación entre civiles desarmados y militares armados y adelantó la marcha para el mismo día en que se espera que el país se abre al turismo internacional: el 15 de noviembre.

Sin embargo, mientras más se acerca la fecha, más aumenta la hostilidad del gobierno cubano, que el 11 de julio pasado demostró, una vez más, que nada tiene de pacífico.

El viceministro Fernando Rojas es quizás una de las caricaturas más exactas de la violencia sistémica e impune que ejerce el régimen. Al menos en tres ocasiones en los tres últimos años ha "retado" a usuarios a resolver por los golpes sus diferencias políticas.

Una de sus bravuconerías más viralizadas ocurrió en noviembre de 2019, cuando citó a dos usuarios de Twitter a una pelea callejera en la esquina de 17 y G en el Vedado, La Habana, luego de discutir con ellos sobre José Daniel Ferrer, el líder opositor de Unión Patriótica de Cuba, y sorprendió a muchos cubanos cuando compartió en su perfil oficial una foto suya, en el sitio referido, vistiendo una camisa roja y cara de pocos amigos.

Como era de suponer, dicho alarde le costó numerosos memes, burlas y críticas que dañaron severamente su reputación.

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