El profesor David Martínez Espinosa, expulsado esta semana de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos por sus opiniones políticas y por promover la marcha del 15N, calificó de mafioso el clima de acoso en la academia cubana contra los librepensadores.
Martínez Espinosa impartía Química y Matemáticas aplicadas en el mencionado centro de educación superior, y este 19 de octubre le fue comunicada su expulsión durante una reunión con directivos de la universidad.
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“Yo me esperaba esto, era evidente que sucedería, pero pensé que iba a ser un poco más adelante”, dijo a CiberCuba, en referencia a su expulsión por motivos de conciencia.
La portadora de la mala noticia fue la rectora de la institución Arelys Falcón Hernández quien convocó a la reunión con el defenestrado para notificarle que “había perdido mi categoría docente de profesor instructor universitario y, de esa forma, mi contrato laboral expiraba”, precisó el ingeniero.
Sobre la dirigente, Martínez Espinosa aclaró que, a pesar de no haber recibido un mal trato por parte de la funcionaria, ella es “cómplice e instrumento del régimen y de la represión a los que alzan la voz”.
El educador cuenta que entre los argumentos esgrimidos en la notificación escrita que le fue entregada, se mencionaba la propagación de fake news o “falsas noticias del acontecer nacional” en sus redes sociales, lo cual el joven negó categóricamente.
“Le dije que eso era una mentira flagrante”, relató, y pidió a la rectora que mencionara una sola de las noticias falsas aludidas. “Ella se refirió a mis críticas al régimen y yo le dije que eso no es que sea mentira, sino que es mi opinión”, precisó.
“Fake news es decir que la marcha del 15N es anexionista; fake news es decir que los que salimos el 11 de julio somos vándalos cuando fuimos nosotros los que recibimos los golpes, los estrellones contra el piso, a quienes nos tiraron para los camiones”, recordó el joven sobre la discusión durante el encuentro, en el que también mencionó la escasez de medicamentos y el descontento por las tiendas en MLC.
Otro de los argumentos de la rectora partió de su convencimiento en que “la marcha del 15N no iba a ser pacífica”, a lo que el joven le dio la razón, aunque por motivos diferentes.
“Ustedes van a ir a caernos a palazos a todos nosotros, esa es la única razón por la que la marcha no va a ser pacífica. Ustedes están incentivando la violencia”, aclaró el joven a su exjefa, y aseguró haber recibido amenazas.
“Nos están acosando, nos llegan mensajes privados de perfiles falsos” con frases como “atrévete a salir que te vamos a reventar” y “si tú eres hombre, pon un pie en la calle”, contó el exprofesor catalogando el acoso como actitudes propias de la mafia.
“Es una cosa de mafiosos, es una cosa que yo siempre había leído qué ocurría en los lugares donde hay mafias”, precisó, y lamentó que esa “atmosfera de oscuridad, de atentado de acoso de peligrosidad” estuviera presente “en una institución que se dice académica y sobre profesionales honestos”.
Martínez Espinosa aclaró además que su conducta ética en el aula era irreprochable. “Cumplo con lo que se me orienta, doy mis clases, yo nunca he tenido problemas en ese sentido, dijo y agregó que nunca ha “tomado el aula como espacio para hacer arengas políticas”.
Por tanto, precisó, “el problema es eminente y únicamente político” pues la medida está argumentada en papel “por lo que yo digo y defiendo en las redes sociales”.
Poco después de las declaraciones del profesor Martínez Espinosa, el doctor Manuel Guerra fue expulsado de la sala de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Buenaventura, en Holguín, donde había trabajado por más de dos años. Visiblemente indignado, el galeno se preguntaba “¿Hasta cuándo vamos a aguantar que los mafiosos estos hagan lo que ellos quieran?”.
Tanto el médico como el ingeniero son firmantes de notificaciones a los órganos de administración locales sobre la marcha cívica por el cambio del 15N, en Cienfuegos y en Holguín, respectivamente.
Otros promotores de la manifestación en La Habana y Villa Clara como el jurista Fernando Almeyda, el dramaturgo Yunior García y la empresaria Saily González se encuentran bajo persecución por parte de la seguridad del estado.
La expulsión de centros de trabajo y de estudio es un arma del régimen en Cuba para silenciar a críticos del sistema. En diciembre de 2020, el doctor Alexander Raúl Pupo Casas se vio forzado a renunciar de su puesto laboral en el Hospital de Las Tunas y a su especialidad de Neurocirugía.
En abril de este año, a su colega bayamés Alexander Jesús Figueredo Izaguirre lo inhabilitaron para ejercer su profesión de urólogo por cinco años. En todos los casos los móviles han sido netamente políticos y forman parte de un patrón de escarnio y aislamiento que data de seis décadas, por parte de un Estado que ve a los profesionales como propiedad privada y fuente de ingresos.
El Observatorio de Libertad Académica (OLA), que documenta los abusos en este sentido, ha condenado las constantes violaciones de los derechos de expresión y libertad académica en Cuba, así como al derecho al trabajo.
Según las estadísticas de OLA, en 2016 -mientras se reestablecían las relaciones diplomáticas con Estados Unidos- Cuba amasó el mayor número de despidos y discriminaciones en sus universidades por razones políticas.
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