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Recién cumplidos sus primeros 25 años de vida, sigue conmoviendo escuchar a Raptus Ensemble, dialogar con sus integrantes y, en especial, con Alejandro Yera, su director.
Dice cosas como que los músicos son los atletas del alma o que el resultado de su último trabajo es una bofetada de amor.
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Este alud de cariño se llama Raptus y es una quimera cumplida en la que su director se ha dejado el alma, su dinero, ilusión y mucho esfuerzo.
¿Por qué Ensemble? El maestro Alejandro Yera, fundador y director de la agrupación toma la batuta y responde.
Sencillo: este grupo puede fragmentarse para interpretar cualquier género musical sin ataduras a ninguno de sus instrumentos. Por ejemplo, la música clásica no requiere percusión menor y sí instrumentos de viento; o sea, podemos desdoblarnos según el género que toquemos.
¿Cómo surgió Raptus Ensemble? ¿Propósito inicial? ¿Qué te motivó?
Quise hacer buena música cubana y universal. Ese fue mi propósito inicial que mantengo hasta la actualidad. Yo era un recién graduado de la ENA y me di a la tarea de hacer atrayente música de cámara y a la vez, divertirme.
Raptus comenzó siendo un trío no convencional (Luis Alberto de Zayas, fagot y dos clarinetes, Miguel Rivera y yo) y ahora somos seis, músicos que han entrado y salido con nuevos proyectos, pero siempre han dejado su huella.
De todos se aprende. He tenido instrumentistas impactantes que se han convertido en grandes figuras y aunque yo sea el profesor, me he nutrido de ellos; ha sido una simbiosis.
Ahora tengo excelentes músicos: la dama es la fagotista y arreglista Niurys Moreno del Pozo, pieza clave, un verdadero monstruo; William Machado, uno de mis alumnos privilegiados, primer atril de la Sinfónica de Villa Clara como clarinetista; el jovencito y genial saxofonista Ernesto O'Relly; en el trombón Jonathan Castillo y en la percusión Axel Yera, mi hermano.
Nuestra productora Sady Castellón es un motor impulsor, no olvida un detalle. Ella nos complementa. Para nosotros, el alma del grupo, que facilita lo necesario para programar conciertos, promocionar el grupo en la prensa y grabar nuestros videos, ella como camarógrafa, luminotécnica y realizadora.
En lo particular ¿cuál es tu preferencia musical?
Me fascina la música cubana, sobre todo los danzones. Tienen una cadencia, una gracia, una elegancia… todo lo que caracteriza a la cubanía. Es el eclecticismo cubano musical en su más pura acepción.
¿Cómo ha repercutido en ustedes este horrible COVID?
Estos tiempos de pandemia nos han frenado; no a nosotros, a todos. Es difícil lograr objetivos, pero aprovechamos el tiempo estudiando y preparando conciertos para cuando se puedan realizar.
Sabes que los cubanos tenemos la posibilidad de readaptarnos, rehacernos. Por ejemplo, aquí en Villa Clara se realizó un festival de video llamado Clip Covid, lo que nos posibilitó potenciarnos. Hicimos videos en el teatro, en una azotea, en la terminal de trenes; este último fue el ganador del certamen.
Fuimos la agrupación que más videos presentó e incluimos un perfomance. Ampliamos el panorama, nuestro diapasón; encontramos un equilibrio en lo que hacemos.
¿Es Raptus un grupo que arrastra juventudes, teniendo en cuenta los gustos tan poco clásicos de los jóvenes cubanos en la actualidad?
Es cierto, pero a Raptus sí lo siguen por nuestra sinceridad, entusiasmo, calidad con que trabajamos. Contagiamos alegría, así toquemos una sonata de Poulenc, pasando por un jazz, hasta un afro del maestro Paquito de Rivera.
Es increíble, pero hasta en las calles, en el espacio Arte en la calle, los transeúntes se detienen a escucharnos.
Diriges un grupo muy laureado y seguido ¿crees que de alguna forma puedan influir en la juventud en estos difíciles momentos que vive el país?
Te respondo con un símil. Nosotros somos como los músicos del Titanic, hacemos arte pese a las adversas condiciones en que vivimos. Lo mío es el clarinete y que mis músicos den lo mejor. Es como la flor de loto que nace en medio de la inmundicia y resalta por su belleza.
La labor de nosotros es el arte, la beldad, la elegancia. Quiero que las cosas mejoren porque no quiero morir fuera de aquí.
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Raptus Ensemble ha compartido escenario con figuras destacadísimas del universo cultural de Cuba: los maestros Jorge López Marín, María del Henar, Bárbara Llanes, Alejandro Falcón, Harold López-Nussa, Ivett Frontela, César López, Lázaro García y Yaset Manzano, entre otros.
Grandes salas de conciertos y teatros del país han sido escenarios de sus presentaciones: el Gran Teatro de La Habana, el Amadeo Roldán, el teatro de Bellas Artes, la Basílica de San Francisco de Asís, el Oratorio San Felipe Neri y el Lyceum Mozartiano, todos en La Habana; la Sala Dolores y el Conservatorio Esteban Salas en Santiago de Cuba; en Cienfuegos, el teatro Terry, el Milanés de Pinar del Río y en Villa Clara, el teatro La Caridad , museo Caturla y la Casa de las Parrandas en Remedios; museo de la música en Sagua la Grande y en innumerables locaciones más.
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Para Alejandro Yera ¿qué es lo mejor que le ha pasado a Raptus en 25 años?
Mira Julita, lo mejor está por pasar. Estamos en un momento de tránsito. Me reservo el futuro pero sí te aseguro que será promisorio y que si no hubiese sido por la COVID ya se estuviera materializando.
¿En ese futuro inmediato que no quieres adelantar estaría la grabación del primer disco de Raptus?
Sabes mucho ¿quién te lo contó? Hemos esperado muchísimo, pero esto nos ha dado la posibilidad de aprender más y poder hacerlo ahora con el grabador Orestes Águila, prestigioso ingeniero que ha ganado premios Grammy y ha sido eje de múltiples fonogramas con cantantes y agrupaciones de primerísimo nivel así como con el maestro Harold López-Nussa, quien hará la producción musical.
¿Nombre de este primer disco?
Generalmente al primero se le identifica con el nombre de la agrupación así que debe ser Raptus. Vaya, ahí tienes una primicia.
¿Individualidades que quieras resaltar?
No tengo una estrella, todos son maestros. Yo potencio las virtudes de cada uno y así sobresalen en un momento determinado.
En medio de un ambiente claro, rodeado de plantas y cuadros en el cual el viento galopaba en nuestros oídos tuve la oportunidad de conversar con dos de sus seis músicos, quienes me llevan de la mano en su andar por Raptus.
William Machado lleva siete años en la agrupación y su labor está reconocida por grandes maestros del clarinete.
Me realizo en Raptus, estoy trabajando con amigos, en familia. Desde la escuela sigo a Alejandro, mi maestro de clarinete y música de cámara, ahora mi director. Con los arreglos de Niurys mejoramos en cada número.
De esta COVID trato de extraer lo positivo: estaba agotado y he podido descansar; ahora realmente estoy desesperado por reiniciar nuestras vidas. Teatros, salas de concierto, la glorieta del parque Vidal, el boulevard. Donde sea pero… ¡empezar!
¿Planes futuros?
Continuar con Raptus, en la Sinfónica Provincial y en la Banda de Conciertos ¡ah! y en lo personal, estoy esperando un príncipe azul a ver si acabo de coronar mi vida.
En cuanto al país, la cultura debe apoyar un cambio que nos favorezca a todos. No quiero ni intento politizar, lo mío es la música pero sí se necesita un cambio y ese cambio es ya.
La cultura debe ser la bandera que mueva a las masas. Nosotros hacemos música de concierto que es elitista, pero como parte de la cultura del pueblo me siento propenso a un cambio, pacífico y que nos beneficie a todos.
La única mujer entre los músicos es Niurys Moreno del Pozo, quien muestra una gran modestia a pesar de ser eje de los números que se presentan con sus magistrales arreglos.
Yo entré conjuntamente con William en el 2014 y estoy muy agradecida del maestro Alejandro, no sólo como director del grupo sino por sus diarias enseñanzas.
Soy graduada de nivel medio y me encanta mi instrumento, el fagot. En los ensayos planeamos nuevas propuestas, ideas, discutimos y finalmente, llegamos a un acuerdo. Somos una linda familia.
¿Siempre te llamaron la atención los arreglos?
Para nada. Eso surgió en Raptus y por la insistencia de Alejandro. El problema es que nosotros poseemos un formato atípico, no hay música escrita para dos clarinetes, un fagot, un saxofón, un trombón y la percusión cubana. Así incursioné en los arreglos con Momo de Ernán López Nussa. El arreglo lo hicimos Alejandro y yo y de ahí he tratado de cubrir todas las necesidades del grupo.
Sobre Niurys, apuntó el maestro Yera: ella tenía muy baja autoestima pero con su privilegiado oído absoluto, es capaz de identificar todas las notas, además de ser muy buena en su instrumento, tenía que brillar…¡y lo hace!
Niurys, sé que para ustedes la música es fuente de vida pero ¿no te sientes parte de la juventud que exige una mejoría en el país?
Por supuesto que sí. No puedes dejar de meterte si te importa el país donde naciste y vives. La solución es unirse y que nos oigan, siempre pacíficamente. Los intelectuales son el mosaico de una sociedad y ese mosaico debe respetarse.
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