María Caridad Semino, familiar de Lisandra y Bryan, madre e hijo fallecidos en menos de un mes mientras intentaban arribar a EE.UU., suplica por ayuda para los miembros de su familia que todavía están en camino y desaconseja que los cubanos se lancen en una peligrosa travesía que pone en riesgo sus vidas.
“Lo único que les diría es que no vale la pena perder la vida, tanto sacrificio. Que es muy duro esto que hoy nos está pasando a nosotros y a mi familia”, comentó la mujer en desgarradora entrevista con America Tevé en la que ofreció detalles de la ruta que inició en 2018 su familia, víctima de una doble tragedia que ha estremecido a la comunidad cubana en los últimos días.
“Es muy duro, cuando pasa una cosa de esta te das cuenta de que no vale la pena por vivir un poco mejor… No vale la pena porque la vida es algo que no se recupera más. Es muy peligrosa, muy peligrosa esa selva. Los coyotes no tienen escrúpulos. Te lanzan a la muerte sin pensar”, añadió la mujer.
Semino cuenta que ella y un nutrido grupo de su familia salieron de Cuba en 2018 rumbo a Chile, aunque la intención era viajar a Nicaragua, la nación centroamericana estaba agitada por problemas políticos y debieron conformarse con iniciar la ruta en Chile.
“Yo estuve dos años, mi familia se quedó y después de tres años decidieron salir de Chile porque no les dieron papeles en Chile. Desgraciadamente no pudieron resolver la visa a Nicaragua porque no se la dieron y entonces decidieron, como les dieron una Carta de Expulsión de Chile… ir cruzando fronteras”, relata.
María Caridad Semino cuenta que cuando su sobrina Lisandra y su familia llegaron a Colombia, allí contactaron a alguien que los iba a trasladar hacia Panamá en una lancha pagando 500 dólares por cada uno, algo que asumieron porque ellos querían evitar el cruce de la Selva del Darién.
La muerte de Lisandra
Sin embargo, todo se complicó cuando los coyotes montaron más personas de las que podía llevar la lancha y algunos se quedaron sin chalecos salvavidas, entre ellos Lisandra. En la madrugada del 10 de octubre la embarcación se hundió y Lisandra murió ahogada.
“Muy triste, muy lamentable eso. Mi familia destrozada. No pudieron hacer nada por ella. Tuvieron incluso que apoyarse de ella porque se iban a ahogar todos. Los niños allí, viviendo ese momento tan triste”, comentó la mujer en referencia al grupo de familiares que viajaban juntos.
Una vez que fueron retornados al poblado de Acandí, los sobrevivientes del naufragio recibieron atención médica porque estaban deshidratados y tenían quemaduras.
Semino aprovechó para agradecer a los residentes en el citado poblado colombiano que ayudaron a su familia en esos difíciles momentos, lo mismo llevándole ropa que comida.
Estuvieron allí unos 18 días, sin embargo, decidieron seguir camino porque ya se les estaba haciendo complicado permanecer en el lugar. Estaban cocinando con leña, apenas tenían comida, estaban expuestos a enfermedades y "a lo que fuera", acota.
Comenta que aunque las autoridades locales prometieron que los iban a apoyar, en realidad poco hicieron, así que optaron por seguir.
La muerte de Bryan
Ronel y sus hijos, Bryan (14 años) y la pequeña de 5 se internaron en la Selva del Darién el pasado jueves junto a otros familiares. Sin embargo, el varón tuvo dificultades de salud durante el recorrido, mientras subían una loma, y falleció, presuntamente de un infarto.
“El niño no tenía nada, el niño era un niño sano. Un niño muy bueno, 14 años, pero parece que se sintió mal en la subida de una loma. No alcanzó a llegar. Me llamó mi familia muy alterada: ‘tía, llama a la de los Derechos humanos en Colombia, para que manden un helicóptero, Bryan está muy mal”, relata Semino.
Al poco rato sus familiares la llamaron otra vez para decirle que el niño había fallecido.
“Sabíamos que no teníamos derecho en ese país a exigir nada, pero les pedí a ellos que por humanidad... que ya habíamos perdido a mi sobrina. Los niños estaban muy mal con la pérdida de su mamá", se lamenta.
“Muy lamentable esto que nos está pasando a nosotros. No sé por qué la vida se ensañó con mi familia así...Lo único que le pido a Dios es que mi familia pueda salir de esa selva con vida y poder saber de ellos, y que en Panamá cuando lleguen, que los ayuden, después de tanta tragedia”, añade Semino.
Hace cuatro días que no tienen noticia de su seres queridos, algo que tiene sumida en la desesperación a la familia, tanto a la que reside en Cuba como en EE.UU.
“Nosotros estamos muy mal. Lo único que quisiéramos es que ayudaran a mi familia a poder llegar a este país…Hace cuatro años que salimos de Cuba y no podemos regresar a ese país [Cuba] y a Chile tampoco. Solo queremos que esta historia toque el corazón de los que puedan ayudar”, concluyó.
El Tapón del Darién, la región más intransitable y peligrosa de América Latina, marca el inicio de la ruta que siguen decenas de miles de migrantes procedentes de Sudamérica y el Caribe en su afán de arribar a la frontera sur de EE.UU.
Entre enero y septiembre de 2021 Panamá había registrado un récord de 91,305 migrantes que ingresaron al país desde Colombia, según cifras del Servicio Nacional de Migración de ese país centroamericano. Un 62% proceden de Haití, 14% de Cuba y, el resto de países africanos, asiáticos y Venezuela.
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