La dictadura más antigua de Occidente lanzó una de sus habituales operaciones diversionistas, retirando las credenciales profesionales a la corresponsalía de EFE en La Habana, para intentar desviar la atención del 15N y sabiendo que Moncloa tiene las manos atadas por los comunistas de Unidas Podemos, Bildu y otros socios de coalición; siempre prestos a socorrer al tardocastrismo en sus pataleos y redes de agentes de influencia en España.
La noticia es el 15N, Yunior García Aguilera, Archipiélago, Maykel Osorbo, Luis Manuel Otero Alcántara y demás presos políticos de la gran cárcel en que el castrismo convirtió a Cuba, donde hay más prisiones que universidades y los fiscales están pidiendo penas de hasta veintisiete años para jóvenes veinteañeros.
El gobierno Díaz-Canel está muerto políticamente desde el 11J y desde entonces, no cesan las maniobras de reanimación raulistas para tratar de aliviar su error, su tremendo error; teniendo que quemar públicamente a su Cajero-pagador López-Calleja, sin asumir que cuando un régimen tiene que apresar, condenar, amenazar y advertir a muchos jóvenes solo está sembrado las flores de su funeral, porque los reprimidos tienen familia y amigos.
Menuda tragedia para una familia reunir comida y medicinas para un hijo preso; y luego dice el mediocre de Díaz-Canel que los enemigos quieren aguar la fiesta; ¿qué fiesta, la de la limonada?; haber llamado a la guerra civil el 11 de julio de 2021 lo incapacitó moral y jurídicamente para gobernar y como vive apendejado porque los partes diarios de la Contrainteligencia son cada vez más perjudiciales para sus intereses; ya solo vaga con la mirada perdida y cada vez que habla se encarece el pan.
El tardocastrismo no consiguió amedrentar a los cubanos de cara al 15N y ya pidió públicamente a sus partidarios que salgan este lunes a la calle vestidos de blanco, iniciativa de Archipiélago; sin aclarar que los batiblancos gubernamentales llevaran una señal para que las Brigadas de Respuesta Rápida (BRR) solo apaleen a los de blanco sin guiño; estas tropelías son las que apoyan socios de Moncloa y una parte del PSOE.
Hace unos días, el gobierno español y el PSOE consintieron que el eurodiputado de Unidas Podemos Manuel Pineda llamara lamebotas de Estados Unidos a los opositores y activistas cubanos; mientras lamía la botas de los verdugos de Cuba; con esa mansedumbre y con los aliados que necesita para seguir vivo políticamente, el presidente Sánchez no puede devolver el golpe a La Habana, tomando medida recíproca con la corresponsalía de Prensa Latina en Madrid.
La Habana sabe todo eso y ahora puede regodearse para devolver las credenciales, imponer un relevo del Delegado de EFE -no sería la primera vez- y hasta sacar ventaja económica, pidiendo que el gobierno español haga alguna donación económica y así hasta la próxima crisis real o inventada; no sería la primera vez.
El presidente Díaz-Canel y el grupo de veteranos asesores, que le puso a Raúl Castro para que no vaya a resbalar, eligieron EFE porque es el eslabón más débil de Europa, a la que no pueden responder -de momento- el pronunciamiento de Borrell pidiendo a sus diplomáticos que permanezcan atentos al 15N.
Nada como un mambí de las teclas para intentar movilizar a los restos del naufragio, otro gesto baldío e innecesario, porque muchos cubanos, incluidos veteranos de la revolución, no confían en Díaz-Canel, el penúltimo capricho de Raúl Castro para joder a Cuba.
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