Santiago de Cuba será la primera ciudad del país en estrenar un moderno cenizario, o cementerio para depositar las cenizas de los difuntos.
Este sábado quedó oficialmente inaugurado un espacio “diseñado como un entorno verde, funcional, apacible y con cultura del detalle”, según informó el medio oficialista Juventud Rebelde (JR), atento a las últimas consignas del poder en Cuba, que aboga desde hace un tiempo por "cuidar" una “cultura del detalle” en sus proyectos comunitarios.
Con su construcción, Cuba se inserta “en las concepciones más modernas de los servicios necrológicos en el mundo”. El cenizario Los Sauces, primero de su tipo que se construye en el país, está adjunto al cementerio patrimonial Santa Ifigenia y ubicado en la avenida Crombet, aledaña a la necrópolis.
El nuevo camposanto, según JR, “busca responder a la demanda de no pocos santiagueros de disponer de un lugar digno donde depositar las cenizas de sus familiares fallecidos”. Como valor agregado del proyecto, refiere dicho medio, el cenizario contribuirá “a la organización de las capacidades de enterramiento en Santa Ifigenia, muy limitadas en los últimos tiempos”.
El estado de los cementerios cubanos quedó grabado en la retina de muchos ciudadanos que, por experiencia propia o bien a través de las redes, vieron colapsar los servicios funerarios del país durante el pico de la pandemia de coronavirus en Cuba.
Presentado como una nueva modalidad de guardar los restos de los seres queridos, lo cierto es que la construcción del cenizario forma “parte de un programa inversionista que se mantuvo aún en los momentos más tensos de la pandemia”, según reconoció Rafael Darío Pacheco, director del cementerio patrimonial.
El cenizario “ha sido concebido como un entorno apacible y funcional, de abundante vegetación, en el que las personas podrán resguardar los restos de sus seres queridos con la convicción de que hay un colectivo dispuesto a ofrecerles los mejores cuidados”, aseguró Norgelina Rivas Estrella, responsable del nuevo servicio en el histórico cementerio santiaguero.
Aunque es consciente de que el nuevo servicio no está arraigado en la cultura funeraria tradicional de los cubanos, Rivas Estrella le augura éxito al nuevo cenizario. Según aseguró, el anuncio de su apertura en redes sociales ha suscitado interés “hasta del exterior”.
Las cenizas de los difuntos serán depositadas en ánforas que se colocarán en nichos de cerámica en forma de cilindro con tapa. Una lápida de mármol o granito con el nombre y los datos del fallecido (grabados por artistas locales) y un ‘portaflores’ metálico completarán los elementos que distinguirán a esta nueva forma de enterramiento.
Por lo pronto, aclaran los funcionarios, se está trabajando en precisar los trámites, precios y la documentación que se requerirá a los usuarios del nuevo cenizario, los cuales serán informados oportunamente.
Cuatro de los ocho patios de la instalación entraron en funcionamiento este sábado. Según Rivas Estrella, el cenizario tendrá una capacidad total para más de 3,200 depósitos y abrirá sus puertas todos los días (de lunes a sábado desde las 7:30 a.m. hasta las 4:30 p.m, y los domingos hasta el mediodía). Una florería y una cafetería completarán el servicio para facilitar la estancia de los familiares.
Entre sus singularidades, el nuevo cenizario contará también con un área especial para personalidades. Según JR, las cenizas del reconocido actor Enrique Molina -fallecido de coronavirus- reposarán en este espacio, junto a las de Dagoberto Planos, cantante de La Orquesta Karachi, las cenizas de Alcides Carlos (Tití), actor y promotor cultural, y las del poeta Marino Wilson Jay.
El dato resulta llamativo teniendo en cuenta que a principios de septiembre, las cenizas del actor cubano Enrique Molina fueron arrojadas al río Almendares de La Habana por un grupo de familiares, amigos, artistas y funcionarios de Cultura, horas después del homenaje póstumo que se realizó en su honor en los jardines de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) en la capital.
Los interesados en esta nueva forma de enterramiento, muy extendida en países desarrollados, podrán arrendar el área para el depósito y comprar los elementos necesarios para un digno sepulcro por el precio de unos 2,000 pesos cubanos, incluidas las ánforas de variadas formas, la lápida grabada y el ‘portaflores’.
El servicio estará disponible para los incinerados en el Crematorio Santiago, de la carretera del Cobre, o en cualquier otro sitio del país y el exterior, y también para las cenizas resultantes de la cremación de restos óseos tras la exhumación de los cadáveres a partir de los dos años y un día del sepelio, ya sea en Santa Ifigenia u otro cementerio, previa presentación de la documentación requerida.
A comienzos de año, las autoridades de Santiago de Cuba anunciaron la construcción de un nuevo cementerio debido a la falta de capacidades para sepultar a los fallecidos de la ciudad en el histórico y patrimonial Santa Ifigenia. El camposanto fue bautizado como “Nuevo Santiago” y se construyó dentro del barrio Hicacos.
Hasta en 25 mil CUC se ha llegado a pagar por una bóveda en el cementerio de Santa Ifigenia; un negocio que si bien no llega a ser ilegal se mueve de forma «undergroud» pues involucra a corredores, propietarios, tasadores de arte, restauradores, entre otros personajes.
Inaugurada en 1868, la necrópolis santiaguera es Monumento Nacional desde 1937 y alberga personalidades de la ciencia, el arte o la medicina. Se considerada el mayor museo a cielo abierto de Santiago de Cuba al agrupar piezas importantes del arte funerario en el país, entre las que destaca -y no precisamente por su refinamiento- el monolito que alberga las cenizas del dictador Fidel Castro Ruz.
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